?Qui¨¦n habl¨® con qui¨¦n?
En su calidad de encargado de negocios de EE UU en Bagdad en 1990, Joseph Wilson fue el ¨²ltimo diplom¨¢tico estadounidense que habl¨® con Sadam Husein antes de la primera guerra del Golfo. Posteriormente tuvo varios destinos en ?frica.Por todo ello, la CIA le pidi¨® en febrero de 2002 que contrastara los datos sobre la posible compra de uranio en N¨ªger.
Wilson estuvo all¨ª ocho d¨ªas y determin¨® que la afirmaci¨®n no era cre¨ªble, lo que comunic¨® a la CIA y al Departamento de Estado. Once meses despu¨¦s, al escuchar a Bush, en enero de 2003, atribuir al Gobierno brit¨¢nico la informaci¨®n sobre la compra de uranio, Wilson se alarm¨® y habl¨® con el Departamento de Estado. Trataron de tranquilizarle, pero meses despu¨¦s, en el debate sobre las falsas justificaciones de la guerra, Wilson se sinti¨® directamente involucrado: para defender su reputaci¨®n, escribi¨® un art¨ªculo en The New York Times y apareci¨® en un programa en la NBC. En ambos denunci¨® la manipulaci¨®n de la informaci¨®n y criticaba al Gobierno.
El 14 de julio, el comentarista Robert Novak titul¨® su columna -publicada en 300 peri¨®dicos- Misi¨®n a N¨ªger. El periodista conservador dec¨ªa que el informe sobre las compras de uranio "est¨¢ lejos de ser definitivo" y deslizaba, de paso, lo siguiente: "Dos altos funcionarios me han dicho que fue la mujer de Wilson, Valerie Plame, una agente de la CIA experta en armas de destrucci¨®n masiva, la que recomend¨® a su marido". El 17 de julio, Time public¨® una pieza en la que se alude a fuentes similares con el mismo argumento. El 21, Wilson acus¨® en la NBC al Gobierno de descubrir a su mujer y desprestigiarla.
El domingo, The Washington Post revel¨® que los altos funcionarios que hablaron con Novak lo hicieron tambi¨¦n con otros seis periodistas y recog¨ªa estas palabras -sin identificarle "por las posibles ramificaciones legales"- de uno de ellos: "La fuente con la que habl¨¦ pensaba que era una parte de la historia de Wilson no conocida y que arrojaba dudas sobre su misi¨®n en N¨ªger". Ni Novak ni, por ahora, el resto de los periodistas van a revelar sus fuentes.
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