Tr¨¢nsfuga y ecuestre
?Qu¨¦ hacen los grandes hombres en sus ratos de ocio?, el periodista Pedro Piqueras que inauguraba un nuevo programa en Antena 3 se propon¨ªa aquella noche desvelar la cara humana de la famosa pareja de tr¨¢nsfugas socialistas de la Comunidad de Madrid, Eduardo y Mar¨ªa Teresa, tanto monta, monta tanto, pero a ¨²ltima hora, la esfinge rubia, la g¨¢rgola muda, del nuevo socialismo no se present¨® en el estudio, alegando compromisos ineludibles, tal vez una cita inaplazable con su logopeda, empe?ado en dotar de palabra al estafermo, palabra de origen italiano, que do?a Mar¨ªa Moliner en su diccionario de uso del espa?ol define as¨ª: "En los juegos caballerescos antiguos, mu?eco giratorio al que los corredores hac¨ªan girar d¨¢ndole con las lanzas en un escudo que sosten¨ªa con una de las manos; si el corredor no pasaba por debajo de ¨¦l con suficiente velocidad, recib¨ªa los golpes de unas bolas o unos saquillos de arena que sosten¨ªa pendientes de la otra".
Su mentor y compa?ero en las poco caballerescas justas comunitarias, Eduardo Tamayo, se sentaba por primera vez en su esca?o medi¨¢tico, dispuesto, si no a desfacer los entuertos, entuertados por ¨¦l, al menos a proveerse de una coartada, escudo, para defenderse de los justificados ataques de sus traicionados compa?eros de filas. La otra cara de Tamayo, plasmada en las im¨¢genes de un reportaje, le presentaba, m¨¢s Sancho que Quijote, a lomos de un caballejo, a trote corto por los senderos de una finca serrana que alg¨²n d¨ªa ser¨¢ recalificada si el adalid del nuevo socialismo persevera en su cruzada pancista y anticomunista. Mi caballo se llama Pepe, no Pep¨¦, bromeaba el ingenioso hijodalgo mientras se contemplaba a s¨ª mismo con gesto satisfecho. Pero la contemplaci¨®n de tan buc¨®licas escenas despert¨® la vena l¨ªrica del disputado diputado que endilg¨® a la cautivada audiencia toda una ¨¦gloga pastoril sobre los placeres de la vida campestre y del ejercicio h¨ªpico. El jinete destac¨® sobre todo "el sabor de la lumbre" y "el sabor del esti¨¦rcol", declaraciones que provocaron la perplejidad de su entrevistador, estupefacto al escuchar c¨®mo su ilustre invitado se proclamaba al tiempo tragafuegos y copr¨®fago, para entendernos comemierda, aunque tan contundente t¨¦rmino coloquial no figure en el diccionario de do?a Mar¨ªa.
"Es una met¨¢fora"- se apresur¨® a aclarar el escatol¨®gico vate, algo confuso al ver c¨®mo sus palabras eran tomadas al pie de la letra. Una doble met¨¢fora cuyo sentido no tardar¨ªa en desvelarse. En los siguientes minutos de la entrevista, el caballero del est¨®mago de hierro, se trag¨® sin pesta?ear llamaradas de indignaci¨®n y kilos de excrementos que le fueron echando encima, en breves flashes grabados, otros comparecientes del programa ,convocados para dar su opini¨®n sobre la forma de hacer pol¨ªtica del socialista renovado. Tamayo mientras pon¨ªa cara de v¨ªctima propiciatoria, reo y reh¨¦n de la incomprensi¨®n de un multitudinario jurado popular.
"Tamayo, te han llamado chorizo", terci¨® en medio de la ventolera otro invitado, Jes¨²s Gil, acostumbrado de largo al mismo tratamiento, y por un momento brill¨® la solidaridad y el compa?erismo entre el viejo ogro de Marbella y el fundador del nuevo socialismo, renovador por la base que parti¨® por el eje la "coalici¨®n radical" y sociocomunista. Una labor de zapa y demolici¨®n que el fundador del gilismo, enfermo de las mismas fobias y provisto de las mismas filias, debe admirar en la intimidad, aunque en su marcha hacia el cementerio de los elefantes, o torre de marfil, seg¨²n se mire, el viejo paquidermo ya no exhiba la misma verborrea agresiva y "ostent¨®rea" con la que fustigaba a sus enemigos y defend¨ªa a sus colegas y comparsas.
Tal vez si se hubieran conocido antes, cuando Tamayo a¨²n reptaba por las alfombras del primer partido de la oposici¨®n en busca de sustento para ¨¦l y su insaciable montura, Eduardo y Jes¨²s habr¨ªan formado una gran pareja, una coalici¨®n social-gilista que podr¨ªa contar en su vertiente Europea con ese otro caballero, il cavaliere Berlusconi empe?ado en la misma cruzada contra comunistas y progresistas, jueces y fiscales.
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