El cardenal Ratzinger dice que el Papa "est¨¢ mal" y pide rezar por ¨¦l

"El Papa est¨¢ mal" y "deber¨ªamos rezar por ¨¦l". Estas dos frases, pronunciadas por el cardenal Joseph Ratzinger, de 73 a?os, en el marco de una comida con un grupo de cerveceros procedentes de la regi¨®n alemana de Suabia, recogidas por un periodista en la revista Bunte, especializada en chismes de los guapos y famosos, conmovieron ayer al mundo. Publicadas por las agencias por completo fuera de contexto, las declaraciones de Ratzinger corrieron como un reguero de p¨®lvora a trav¨¦s de la Red.

Todo ocurri¨® a partir de la peregrinaci¨®n a Roma del grupo de cerveceros a los que iba a recibir el Papa el d¨ªa en que, por motivos de salud, se vio obligado a suspender su audiencia general. Como compensaci¨®n por el fallido encuentro, los peregrinos tuvieron ocasi¨®n de yantar con su compatriota Ratzinger, y no ayunaron precisamente. El men¨², que fue "servido por monjas y hermosas romanas", seg¨²n relata Bunte, const¨® de cinco platos: risotto en champ¨¢n, pollo, escalope milanesa y pi?a en la g¨®ndola. Todo ello presentado en platos de plata con reborde de finos dorados y regado con vino pinot grigio seco.

El periodista aprovech¨® la ocasi¨®n para abordar al cardenal Ratzinger, en lo que podr¨ªa calificarse de un robado, en la terminolog¨ªa de los fot¨®grafos de la prensa del coraz¨®n. Tras responder que "el Papa est¨¢ mal" y "deber¨ªamos rezar por ¨¦l", admiti¨® Ratzinger que "es muy probable" que Juan Pablo II haga demasiados esfuerzos. El periodista pregunta al cardenal si no puede parar al Papa. Ratzinger responde entre risas: "Eso tienen que hacerlo otros".

Formula el reportero la pregunta de si Ratzinger podr¨ªa imaginarse un papa negro (no el general de los jesuitas, sino de ese color de piel). La respuesta de Ratzinger pone en entredicho el papel del Esp¨ªritu Santo en el c¨®nclave: "S¨ª, ?por qu¨¦ no?, pero creo que no va a ocurrir eso, porque la cifra de cardenales blancos es mucho mayor. Entre los colegas negros hay tambi¨¦n con seguridad figuras extraordinarias adecuadas para ese puesto". A la observaci¨®n de que muchos consideran a Ratzinger "adecuado para el puesto de representante de Dios en la Tierra", el cardenal responde con modestia: "?Oh, Dios!, yo no estoy hecho para eso".

Para completar la cr¨®nica, explica el periodista que Ratzinger, hijo de un polic¨ªa alem¨¢n, lleg¨® a la comida con los cerveceros a bordo de su coche de servicio, un Mercedes 600. Los suabos hab¨ªan acudido a Roma provistos de productos t¨ªpicos de su tierra, tales como salchichas blancas y mostaza.

"No puede moverse"

Aprovecha el periodista la locuacidad del secretario de Ratzinger, Georg G?nswein, de unos cuarenta y tantos a?os y oriundo de la Selva Negra, vecino por tanto de los cerveceros. El monse?or estaba informado, "gracias a nuestros servicios secretos", de que los visitantes, adem¨¢s de las salchichas, portaban un sobre con un donativo de 10.000 euros. Recoge la cr¨®nica de Bunte unas frases del secretario de Ratzinger, seg¨²n las cuales el Papa "no puede moverse, ni levantarse, pero para los creyentes es un h¨¦roe. La forma en que no se rinde, pese a la enfermedad, le hace m¨¢s cre¨ªble". G?nswein concluye: "El d¨ªa en que ya no pueda viajar le llamar¨¢ el Buen Dios".