Un refrito result¨®n

El legendario Mini roba el protagonismo a Mark Wahlberg en la versi¨®n para videojuego de la pel¨ªcula The Italian Job. Los jugadores prefieren el tremendo agarre de este veh¨ªculo circulando a toda velocidad por el centro de Los ?ngeles a la seductora mirada de este ladr¨®n. Analizando el contenido que forman tanto el videojuego como la pel¨ªcula, m¨¢s de uno creer¨¢ que ha entrado en un bucle temporal en el que se han terminado definitivamente las ideas originales. El filme es una reversi¨®n del cl¨¢sico c¨®mico protagonizado por Michael Kaine, el coche protagonista es un nuevo dise?o basado en el Mini original y el juego es un refrito de t¨ªtulos de renombre, como Midtown Madness o Crazy Taxi.

A pesar de todo, el resultado es un videojuego entretenido, que proporciona varias horas de diversi¨®n al tiempo que aprovecha el tir¨®n del estreno de la pel¨ªcula para conseguir unas buenas ventas.

El modo de juego principal se basa en un gui¨®n que sigue los pasos del celuloide, pero en este caso ser¨¢ el jugador quien deber¨¢ conducir los distintos veh¨ªculos entre escena y escena. El objetivo final es robar de nuevo el oro arrebatado por Steve Bandell, el miembro que tras el primer golpe ha traicionado a la banda. Las misiones implican desplazarse de un punto a otro y realizar acciones como recoger un carnet robado para, a continuaci¨®n, alquilar un coche de forma an¨®nima. La variedad est¨¢ en la posibilidad de tener que escapar de una persecuci¨®n policial o realizar un seguimiento a un veh¨ªculo determinado.

Para compensar la corta duraci¨®n del modo Historia, se puede participar en otras opciones, como el Circuito de Carreras, en el que el juego se convierte en el t¨ªpico t¨ªtulo de conducci¨®n en el que se compite por acabar primero; o el modo Circuito de acrobacias, en el que lo importante es realizar piruetas tales como saltos o poner el coche sobre sus ruedas laterales para conseguir una mejor puntuaci¨®n.

La conducci¨®n en The Italian Job es absolutamente arcade, es decir, prescinde del realismo para proporcionar diversi¨®n. La factura t¨¦cnica apenas alcanza el notable y se detectan r¨¢pidamente carencias respecto a otros t¨ªtulos, como los peatones -inexistentes- o un modelado m¨¢s detallado de los escenarios y las texturas.