En el nombre del padre
Releer a Jaime Gil de Biedma ha sido para m¨ª, m¨¢s que un regreso, un acto de furtiva necesidad. Todo ocurri¨® con un poema que jam¨¢s he olvidado: "No volver¨¦ a ser joven". Me sali¨® al encuentro hace unos d¨ªas, la tarde en que muri¨® mi padre. Fue algo inmediato: ¨¦l dej¨® vivir y los versos se adue?aron repentinamente del aire como una fragancia densa y antigua que brotara de su ¨²ltima respiraci¨®n: "Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender m¨¢s tarde...".
Todo un verano en la cautividad de un hospital, peregrinando de estancia en estancia, durmiendo junto a ¨¦l, asi¨¦ndole la mano, escuchando de sus labios lo que sus labios nunca tuvieron la firmeza de contarme: a?os y m¨¢s a?os obviando las palabras, adivinando el amor en los posos de la costumbre, insinuando ese te quiero que nunca pronunciamos, echando muy en falta el abrazo o el beso en el momento justo. Y ya lo ves, ahora el tiempo nos la juega del modo m¨¢s innoble, dej¨¢ndonos a solas en estos meses fr¨ªos de un verano tendido entre los dos, exactamente as¨ª, como cuenta Biedma en Pand¨¦mica y Celeste: "Imag¨ªnate ahora que t¨² y yo / muy tarde ya en la noche / hablamos hombre a hombre, finalmente. / Imag¨ªnatelo, / en una de esas noches memorables / de rara comuni¨®n", apurando, trago a trago, el tema de la vida, los asuntos pendientes, todo lo que has callado y me he callado a solas. Eso es todo. O eso es nada cuando la nada espera y no hay despu¨¦s, ni tarde ni ma?ana que nos aguarde juntos.
Sucede que hora que se ha ido, ahora que el padre espera un epitafio sobre la piedra oscura, unas letras que animen al recuerdo y tengan la pura dignidad que se empe?¨® en legarme, las palabras se niegan nuevamente. Por eso he rebuscado entre las hojas del poeta, en su experiencia l¨ªrica y humana, en ese viejo Biedma que hoy tendr¨ªa la misma edad de mi padre y que escribi¨® -quiz¨¢ pensando en ambos- aquello de "morir en paz, los dos, / como dicen que mueren los que han amado mucho". S¨®lo eso. O acaso todo, m¨¢s all¨¢ de la nada, a salvo del silencio y del olvido.
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