El primer fil¨¢ntropo del mundo
Gates viaja para controlar el rastro de los millones que da a los pa¨ªses pobres
Uno de los hombres m¨¢s ricos del mundo, Bill Gates, habl¨® la semana pasada con algunas de las mujeres con peor suerte del planeta: un grupo de prostitutas en Botsuana. El creador y due?o de Microsoft, acompa?ado por su mujer, Melinda, se reuni¨® con las mujeres en un hospital de Gaborone, en el curso de una gira africana en la que los dos vieron de cerca el destino que tienen los cientos de millones de d¨®lares que entregan para diversos asuntos relacionados con la salud en los pa¨ªses pobres.
Convenientemente acompa?ados por un peque?o grupo de periodistas -lo que no pone en cuesti¨®n ni la sinceridad de su dedicaci¨®n personal ni la importancia del empe?o, pero ayuda a entender el reportaje publicado ayer en The Washington Post y anteayer en la revista Forbes y en The New York Times-, los esposos Gates acaban de estar en Mozambique, Sur¨¢frica y Botsuana para comprobar que su dinero no se pierde en burocracia, porque quieren que la Fundaci¨®n Gates no sea s¨®lo conocida como la m¨¢s generosa del mundo, sino tambi¨¦n como la m¨¢s eficaz.
Los esposos Gates acaban de estar en ?frica para comprobar que su dinero no se pierde en burocracia
De m¨¢s est¨¢ recordar que en casa de este herrero no hay cuchillo de palo: Bill Gates y su fundaci¨®n tienen programas inform¨¢ticos especialmente dise?ados para este seguimiento. Pero a¨²n no se ha inventado nada que sustituya al testimonio personal, a la posibilidad de preguntar a mujeres que acaban de dejar la prostituci¨®n (gracias a la ayuda recibida) las cuestiones que m¨¢s interesan: ?Utilizan preservativos los hombres de Botsuana? Algunas veces, respondieron las mujeres, quiz¨¢ con cierta generosidad. Pero los Gates sab¨ªan de qu¨¦ estaban hablando: ?Pagan m¨¢s por tener relaciones sexuales sin cond¨®n? S¨ª, pagan m¨¢s, fue la respuesta.
Ernest Darkon, uno de los m¨¦dicos al frente del programa conjunto de la Fundaci¨®n Gates y de los laboratorios Merck, dotado con 100 millones de d¨®lares, para luchar contra el sida en Botsuana, relata a la revista Forbes el asombro de Bill Gates al saber que s¨®lo una peque?a parte de la poblaci¨®n tiene acceso a las pruebas para saber si ha contra¨ªdo la enfermedad. El hospital Princesa Marina, en Gaborone, es uno de los centros hospitalarios en el que m¨¢s casos de sida se tratan del mundo: cinco de cada seis de sus camas est¨¢n ocupadas por pacientes sin defensas debido al virus. "Una de las cosas que sabemos es que mucha gente morir¨¢ antes de que podamos hacer nada por ellos", dice Darkoh. Las estad¨ªsticas citadas por la revista aseguran que en Botsuana, en donde un 38% de los adultos est¨¢n infectados, mueren tres personas de sida cada minuto.
Adem¨¢s de ese programa, la Fundaci¨®n Gates dedica 126 millones de d¨®lares a intentar desarrollar una vacuna contra el sida, 150 millones para una vacuna contra la malaria y cantidades similares para tratar de erradicar la tuberculosis. Desde que los Gates empezaron a dedicar dinero a iniciativas relacionadas con la salud en los pa¨ªses pobres, hace nueve a?os, el gasto asciende a 3.200 millones, pero lo notable no es tanto el dinero (su fortuna se calcula en unos 46.000 millones de d¨®lares) como la implicaci¨®n personal en la tarea y el descubrimiento de las realidades del mundo. Como se?ala The New York Times, Bill Gates lament¨® en Sur¨¢frica la paradoja de que uno de los principales obst¨¢culos en el combate contra la malaria "es que haya desaparecido pr¨¢cticamente en los pa¨ªses ricos". En Mozambique, se asombr¨® de que en todo el pa¨ªs haya s¨®lo 400 m¨¦dicos.
La Fundaci¨®n Gates tiene unos fondos de 25.000 millones de d¨®lares. Seg¨²n c¨¢lculos de The Washington Post, es tres veces mayor que la Fundaci¨®n Ford y diez veces m¨¢s que la Rockefeller, por citar dos de las grandes marcas de la caridad empresarial, y se considera que es la n¨²mero uno de todo el mundo en cuanto a su dotaci¨®n. Tanto Bill Gates, que tiene 47 a?os, como Melinda, de 39, han dicho en varias ocasiones que quieren dedicar cada vez m¨¢s tiempo, y la mayor parte de su fortuna, a la fundaci¨®n. Con viajes como el de la pasada semana quieren contestar la acusaci¨®n que se les hizo cuando se sugiri¨® que su celo filantr¨®pico hab¨ªa escalado varios pelda?os coincidiendo con las antiguas dificultades del creador de Microsoft con la justicia de EE UU por las acusaciones de pr¨¢cticas de monopolio y de ahogo de la competencia.
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