Chillida con el coraz¨®n
No es frecuente que los artistas espa?oles se dediquen a la reflexi¨®n te¨®rica, editen libros escribiendo sobre su obra o publiquen sus biograf¨ªas. Los artistas intentan justificar esta apat¨ªa por plasmar sus pensamientos en textos escritos alegando que ellos piensan y se expresan por medio de su trabajo pl¨¢stico, que las obras hablan por ellos. No es tampoco f¨¢cil encontrar muchos libros en el mercado que traten sobre el escultor Eduardo Chillida, por lo que resulta interesante que ahora, coincidiendo con el primer aniversario de su fallecimiento, vean la luz simult¨¢neamente dos libros en los que Chillida es presentado a trav¨¦s de sus propias palabras.
Uno de ellos, el firmado por Edorta Kortadi, intenta trazar una biograf¨ªa art¨ªstica sucinta y esquem¨¢tica, apoyada en algunas obras caracter¨ªsticas y en diversos testimonios, fundamentalmente en las palabras que recogi¨® Mart¨ªn de Ugalde en 1975 en su libro Hablando con Chillida. El esquematismo de esta Vida y obra est¨¢ construido con t¨®picos, apoyado en una historiograf¨ªa ramplona, basada en la mera sucesi¨®n de acontecimientos y obras que se trufa con frases del artista. Es un texto torpe, apresurado e insustancial, en el que se detectan erratas y contradicciones, lo que contrasta con la po¨¦tica originalidad y belleza de la obra que pretende describir y mostrar, de unas esculturas y grabados que han sido realizados tranquila y concienzudamente.
El otro libro, mucho m¨¢s interesante y cuidado, nos muestra a un Chillida afable y hablador que, por medio de an¨¦cdotas y recuerdos, explica su obra y su entorno, intentando desvelar las claves de su vida y de su trabajo. Es una especie de Chillida par lui m¨ºme pero a trav¨¦s de la conversaci¨®n con otros, con un grupo de amigos seleccionados para servir de interlocutores en la realizaci¨®n de tres pel¨ªculas sobre el escultor que se filmaron en los a?os 1992, 1994 y 1997 y que han sido transcritas y prologadas por su hija Susana para ser publicadas en forma de libro. Se aprecia aqu¨ª una voluntad de dejar p¨®stumamente unos testimonios que establezcan, a trav¨¦s de la autoridad de los interlocutores, las ideas, los temas y las inquietudes personales del artista, como en un intento de ofrecer un perfil oficial de Chillida. As¨ª, van surgiendo a lo largo de las diferentes conversaciones temas reiterados, como son su idea de espacio, su relaci¨®n con los artistas que conoci¨®, el inter¨¦s por el misticismo, su afici¨®n por la m¨²sica de Bach o el trasfondo vasco y religioso de su trabajo. De estas conversaciones, amenas y entretenidas, emerge un hombre cabal, amante de su familia, trabajador laborioso que se pregunta por el mundo a trav¨¦s de su obra art¨ªstica. No aparecen grandes declaraciones te¨®ricas sobre el arte o la escultura pero s¨ª se encuentran claves para entender su trabajo, tales como su obsesi¨®n por los pliegues o sus intuiciones sobre el espacio y el vac¨ªo.
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