Lula replantea su pol¨ªtica social
S¨®lo cinco Estados han llegado a un acuerdo para coordinar sus pol¨ªticas con el Gobierno federal
La localidad brasile?a de Guaribas, en el Estado de Piau¨ª, era un reducto de pobreza y atraso, con la renta per c¨¢pita m¨¢s baja del pa¨ªs (90 reales o 29 d¨®lares). Apenas el 1% de la poblaci¨®n ten¨ªa agua potable, mientras que el 75% era analfabeta. La mortalidad infantil hac¨ªa estragos y no hab¨ªa un solo ambulatorio. El presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva escogi¨® Guaribas como punto de referencia del programa Hambre Cero, lanzado en enero pasado como uno de los ejes de la pol¨ªtica social del nuevo Gobierno.
Las cosas han cambiado en aquel municipio del noreste: en cuesti¨®n de d¨ªas unas mil casas tendr¨¢n agua canalizada, el dinero ha empezado a circular, se han abierto frentes de trabajo y desde abril no han fallecido ni?os.
La marca Hambre Cero y el logotipo -un plato con un cuchillo y un tenedor encima de la bandera nacional- han calado hondo en Brasil. No hay otro proyecto gubernamental m¨¢s conocido. Empresas, entidades, instituciones o simples ciudadanos han aportado su grano de arena. Lula ha conseguido poner de moda la lucha contra el hambre. Un desfile de ropa, un torneo de golf, un concierto de rock o una fiesta universitaria son hoy un buen motivo para recaudar fondos para la campa?a.
El Gobierno incentiva a las empresas a presentar proyectos que estimulen la inclusi¨®n social. A finales de agosto, 73 empresas y entidades ten¨ªan ya acuerdos de colaboraci¨®n con el programa Hambre Cero. La ¨²ltima que recibi¨® el certificado correspondiente fue la petrolera Petrobras, que invertir¨¢ 303 millones de reales (104 millones de d¨®lares).
Dificultades
Pese a la buena acogida de la campa?a, la actuaci¨®n del Ejecutivo en el ¨¢rea social tropieza con dificultades. Dispersi¨®n de energ¨ªas, superposici¨®n de funciones y exceso de burocracia son algunas de las cr¨ªticas que han proliferado en los ¨²ltimos tiempos. El futuro del Ministerio de Seguridad Alimentaria y Combate al Hambre, que encabeza Jos¨¦ Graciano, y el del Ministerio de Asistencia y Promoci¨®n Social, a cuyo frente trabaja Benedita da Silva, est¨¢ en duda. Seg¨²n fuentes cercanas a Lula, el presidente contempla una profunda remodelaci¨®n en el ¨¢rea social del Gobierno en un futuro no lejano. "Habr¨¢ una mejora en los programas sociales", vaticina Marco Aurelio Garc¨ªa, asesor especial del presidente.
Una primera se?al de los tiempos que se avecinan es el reciente nombramiento de Ana Fonseca como secretaria ejecutiva de los programas sociales, que depender¨¢ directamente del presidente. Historiadora, soci¨®loga y especializada en pol¨ªticas p¨²blicas, Fonseca estuvo al frente de varios programas sociales en S?o Paulo, que cosecharon buenos resultados a pesar de la limitaci¨®n de los recursos. "Su nombramiento es clave", asegura Garc¨ªa.
Fonseca y el economista Ricardo Henriques dirigir¨¢n la secretar¨ªa que unificar¨¢ los diversos programas sociales en un proyecto integral denominado Bolsa-Familia, con un presupuesto para el a?o pr¨®ximo de 5.300 millones de reales. A partir de este mes, los 50 reales mensuales (17 d¨®lares) que reciben las familias en situaci¨®n m¨¢s desesperada podr¨¢n aumentar en algunos casos hasta 95 reales. De entrada, 1,2 millones de familias beneficiadas comenzar¨¢n a recibir la bolsa de ayuda, y al concluir el a?o la cifra llegar¨¢ a 3,6 millones de familias, seg¨²n los c¨¢lculos del Gobierno. La meta hasta 2006, cuando termine el mandato del presidente Lula da Silva, es que obtengan provecho 11,4 millones de familias.
La respuesta de los Estados al nuevo programa social no ha sido muy entusiasta. S¨®lo cinco Estados -Amazonas, Acre, Amap¨¢, Goi¨¢s y Mato Grosso do Sul- han llegado a un acuerdo para unificar sus iniciativas en el ¨¢rea social bajo el paraguas del programa Bolsa-Familia. Los Estados de Roraima, Tocantins, Para¨ªba y R¨ªo Grande do Sul, as¨ª como el Distrito Federal, estudian la posibilidad de participar en ese mismo programa. De momento, los Estados con m¨¢s recursos -S?o Paulo, R¨ªo de Janeiro, Minas Gerais y Bah¨ªa- no se han pronunciado.
Varios Estados tienen sus propios programas de ayuda social, con montos que no coinciden con los que distribuye el Gobierno federal. Por ejemplo, el Estado de Goi¨¢s aplica un programa que entrega hasta 120 reales mensuales por familia, lo que dificulta la unificaci¨®n. Para evitar la duplicaci¨®n de la ayuda, las autoridades federales y de los Estados cruzar¨¢n los catastros. El Gobierno federal realizar¨¢ en los pr¨®ximos seis meses una especie de "censo de pobreza".
Aunque la acci¨®n social, con programas como Hambre Cero, no cambiar¨¢ Brasil, cuando llegue a las grandes ciudades dejar¨¢ sentir sus efectos, porque la mayor pobreza no est¨¢ en el campo, sino en las aglomeraciones urbanas y sus cinturones de miseria. Marco Aurelio Garc¨ªa subraya que una transformaci¨®n profunda en un pa¨ªs tan inmenso y complejo como Brasil demanda mucho m¨¢s que una pol¨ªtica social. "Hay que pensar y planificar grandes pol¨ªticas de infraestructuras, que permitan crear un gran mercado de masas", dice. Y ello requiere tiempo. Mucho m¨¢s que los cuatro a?os que durar¨¢ el mandato de Lula.
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