L.P.G.
El pasado mi¨¦rcoles un obrero de la construcci¨®n muri¨® en C¨®rdoba al ca¨¦rsele un muro encima mientras trabajaba. Lo ¨²nico que sabemos de ¨¦l es que ten¨ªa 51 a?os y que sus iniciales son L.P.G. Los periodistas pod¨ªan por lo menos darle la tr¨¢gica gloria de poner, por primera y ¨²ltima vez, su nombre completo en los papeles. As¨ª, con las iniciales solo, en vez de una v¨ªctima parece un asesino. Y no ser¨ªa malo tampoco perge?ar unos breves apuntes de su vida, para que lo que se ha muerto nos parezca una persona. Con este son 41 los hombres que, s¨®lo en Andaluc¨ªa y s¨®lo en el sector de la construcci¨®n, han muerto mientras trabajaban.
Espa?a tiene una de las mayores tasas de accidentes laborales de toda Europa. Hay diferentes causas. La m¨¢s obvia, la primera que se nos viene a la cabeza, es la irresponsabilidad y la codicia de algunos empresarios del sector, que no quieren gastarse dinero en la seguridad de otros y a quienes no les importa que los obreros se caigan de los andamios: hay m¨¢s. Pero la existencia de tiburones no exime de responsabilidad a las autoridades. No conozco en detalle la legislaci¨®n vigente, pero estoy seguro de que el cumplimiento estricto de la ley rebajar¨ªa notablemente los accidentes. Sucede que con 144 inspectores de trabajo para toda Andaluc¨ªa es muy dif¨ªcil controlar la seguridad de las obras. Entre viviendas unifamiliares, reformas, hoteles y gaitas s¨®lo en Almer¨ªa debe de haber esa cifra de construcciones multiplicada por diez. Pensemos bien: la construcci¨®n, motor econ¨®mico de gran potencia, es una actividad tan importante en el crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs que los encargados de apretar las clavijas prefieren no poner muchas trabas al desarrollo del sector, no vaya a ser que se chafe. Laissez faire.
Me consta, porque he tenido alba?iles en casa, que algunos obreros pueden pecar en ocasiones de imprudencia, pero son los menos. En la mayor¨ªa de los casos los obreros desconocen la ley, muchos de ellos ni siquiera hablan bien el idioma, no saben cu¨¢les son sus derechos, ignoran los mecanismos de denuncia y sobre todo tienen miedo a perder el empleo si se ponen gallitos. Y en este punto es donde los sindicatos tendr¨ªan mucho que hacer informando y amparando. Est¨¢ bien que convoquen, como han hecho, un paro general en la construcci¨®n para el 5 de noviembre; no ser¨¦ yo quien diga que est¨¢ mal protestar. Pero esta huelga es un gesto para la galer¨ªa. ?Cu¨¢ntos trabajadores de la construcci¨®n est¨¢n, si es que se enteran de la convocatoria, en condiciones de ir a una huelga sin riesgo de perder el empleo?
M¨¢s efectivo que protestar, que aumentar la vigilancia o la dureza de las sanciones es concienciar a toda la sociedad. Si conseguimos que muertes como las de L.P.G. nos indignen tanto como los asesinatos terroristas o la violencia conyugal, lo dem¨¢s vendr¨¢ por a?adidura. As¨ª que publiquemos los nombres de los empresarios condenados por incumplir normas de seguridad, hagamos pel¨ªculas, campa?as publicitarias de impacto, y no dejemos de mencionar nunca a los muertos en accidente de trabajo cuando hablemos de los principales problemas que tiene el pa¨ªs.
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