Clemente propone y Ronaldo dispone
El t¨¦cnico del Espanyol regresa al 'catenaccio' en Chamart¨ªn, pero se encuentra con dos goles del brasile?o
Clemente propone y Ronaldo dispone. Lo que propuso Clemente fue un regreso al f¨²tbol troglodita. En Chamart¨ªn le crecieron los defensas como setas, pero al Espanyol no le sirvi¨® de nada. Lleg¨® Ronaldo, remat¨® dos veces, marc¨® dos goles y le dio la victoria al Madrid, que estuvo a punto de sufrir un ataque de aburrimiento. Atac¨® tanto que el partido se le hizo pesad¨ªsimo. Fue una especie de desgaste por repetici¨®n. Cuando comenzaba a estragarse, conectaron Ra¨²l y Ronaldo con las consecuencias habituales. El gol termin¨® con los problemas del Madrid, que ofreci¨® una de las grandes novedades de la temporada: Beckham y Guti dirigieron el juego en el medio campo. Tuvieron sus detalles, pero no hubo veredicto. Esta pareja necesita m¨¢s dificultades de las que encontr¨® frente al Espanyol.
REAL MADRID 2 - ESPANYOL 1
Real Madrid: Casillas; Salgado, Pav¨®n, Helguera, Roberto Carlos; Figo, Beckham (Cambiasso, m. 87), Guti, Zidane (Solari, m. 87); Ra¨²l y Ronaldo (Portillo, m. 87).
Espanyol: Lemmens; Tayfun (Toni Velamaz¨¢n, m. 64), Jarque, Carlos Garc¨ªa, Domoroud, David Garc¨ªa; Bast¨ªa (Oscar,m. 79), Morales (Alex Fern¨¢ndez, min. 70), Wome; Maxi y Ra¨²l Molina.
Goles: 1-0. M. 51. Ronaldo remata una jugada de Salgado y Ra¨²l.
2-0. M. 81. Ronaldo cabecea en el segundo palo un pase medido de Beckham desde la banda derecha.
2-1. M. 92. Alex Fern¨¢ndez.
?rbitro: P¨¦rez Lasa. Amonest¨® a Carlos Garc¨ªa y Javier Clemente (t¨¦cnico del Espanyol). Expuls¨® a Wome por doble amarillaA Wome.
75.000 espectadores rozaron el lleno del estadio Santiago Bernab¨¦u.
Figo fall¨® un penalti.
No le hacen falta muchas excusas a Clemente para pregonar las ventajas del f¨²tbol defensivo sobre los riesgos del juego de ataque. Ahora tiene una excusa intachable: su equipo ocupa el ¨²ltimo puesto de la clasificaci¨®n, con muchos n¨²meros para instalarse all¨ª toda la temporada. En estos casos, Clemente suele dar un paso atr¨¢s. Esta vez fue m¨¢s lejos y dio dos. Confeccion¨® la alineaci¨®n m¨¢s defensiva posible, instruy¨® a sus jugadores para soportar a pie firme el asedio del Madrid y esper¨® acontecimientos. Perdi¨®, como no pod¨ªa ser de otra manera. Para eso est¨¢n Ronaldo o Ra¨²l, gente que no se desanima ante el gol. Ronaldo, que hab¨ªa pasado desapercibido, apareci¨® como un felino en el segundo palo, se adelant¨® al joven Jarque y convirti¨® en gol una astuta jugada de Ra¨²l.
Hab¨ªa transcurrido casi una hora de partido, con varias ocasiones desperdiciadas por el Madrid, que hizo figura a Lemmens. El portero del Espanyol parec¨ªa insalvable. Atajaba o desviaba los remates con la fe de los iluminados. Estaba ante su gran tarde. No es novedad en el f¨²tbol que los porteros se crezcan en el castigo. De repente, se sienten exigidos, examinados, protagonistas en definitiva. Y se sienten bien, como en un sue?o, volando de aqu¨ª para all¨¢, ¨¢giles y valientes, cada vez m¨¢s agrandados, en un escenario de prestigio. As¨ª estaba Lemmens cuando a Ronaldo se le ocurri¨® desperezarse. Porque ¨¦sa es otra: cuando a Ronaldo le sale el depredador que lleva dentro, es muy dif¨ªcil detenerle.
Hasta el gol, el Madrid jug¨® sin excesos, pero razonablemente bien. Movi¨® con rapidez la pelota, busc¨® a Roberto Carlos, Figo y M¨ªchel Salgado por los extremos, tuvo sus oportunidades y no decay¨®. Lo que no ten¨ªa era sitio en el ¨¢rea, donde un batall¨®n de defensas del Espanyol resist¨ªan con m¨¢s coraje que orden. Por supuesto, hab¨ªa defectos en el asalto del Madrid, que apenas remat¨® desde media distancia y que no encontr¨® la colaboraci¨®n de Ronaldo hasta el segundo tiempo. Sin embargo, el gol era cuesti¨®n de tiempo. Y as¨ª fue. El Espanyol no estaba preparado para reponerse del tanto. Adiestrado para resistir con el punto de hero¨ªsmo de los equipos mediocres, no reaccion¨® ante el gol del Madrid. Todo el tinglado de Clemente se vino abajo.
La primera parte estuvo protagonizada por Zidane. La gente se entusiasm¨® con la multitud de detalles del astro franc¨¦s, que tir¨® de repertorio y se recre¨® en giros, regates y conducciones. Demasiada conducci¨®n, quiz¨¢. El Madrid necesitaba f¨²tbol a uno o dos toques y Zidane trasladaba la pelota. Con elegancia, casi con majestad, pero la trasladaba. Eso beneficiaba a la defensa del Espanyol, que encontraba tiempo para retroceder y agruparse en su ¨¢rea. En su ¨¢rea peque?a, la mayor¨ªa de las veces. Y en ¨²ltima instancia ten¨ªa a Lemmens.
No hubo forma de medir la eficacia del experimento Beckham-Guti. El partido se jug¨® 20 metros por delante de ellos. Fue un partido para extremos, para delanteros, para la gente de gol, no para arquitectos del medio campo. Tanto Beckham como Guti estuvieron aseados con el bal¨®n y poco m¨¢s. En el cap¨ªtulo defensivo no ofrecieron una gran impresi¨®n. Dos o tres contragolpes del Espanyol les pillaron fuera de sitio. Va en el estilo de los dos, y especialmente en el de Guti, que no ha venido a este mundo para sufrir. Como siempre, Beckham creci¨® con el partido y se anim¨® en varias jugadas por su viejo callej¨®n, el del 8. En una de ellas le entreg¨® un bal¨®n perfecto a Ronaldo, que marc¨® de cabeza el segundo gol. Demasiado para el Espanyol. Antes, Figo fall¨® un penalti y despert¨® m¨¢s dudas sobre su fiabilidad en una suerte que exige un mayor porcentaje de aciertos. Pero esa cuesti¨®n result¨® menor frente a la certeza de la victoria del Madrid. Hace falta un poco m¨¢s que el regreso a la caverna para apurar a un equipo que tiene sus defectos. Uno de ellos no es la falta de gol. Que se lo pregunten a Ronaldo.
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