Voces de protesta en Arabia Saud¨ª
Los saud¨ªes empiezan a reclamar t¨ªmidamente una apertura del r¨¦gimen semifeudal
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Algo se mueve en Arabia Saud¨ª. Desde hace unos meses, la gente habla en alto de la necesidad de reformas, los peri¨®dicos publican cr¨ªticas sin precedentes al sistema y hasta hay ciudadanos que escriben al pr¨ªncipe Abdal¨¢ pidiendo un Gobierno representativo. A la vez, los viejos usos perduran: las exigencias de cambio se frenan ante la realeza, varios columnistas han sido silenciados y el heredero del trono y gobernante de facto a¨²n no ha dado respuesta a los peticionarios. El ritmo es tan lento que muchos dudan de que se est¨¦ produciendo algo m¨¢s que un peque?o balanceo para recolocar las largas t¨²nicas blancas en su sitio despu¨¦s del susto de los ¨²ltimos atentados.
"Se habla mucho de cambio, pero no se hace nada", admite Khaled al Maeena, director del diario Arab News. Sin embargo, el 11-S y el triple atentado del pasado mayo en Riad han convencido a numerosos saud¨ªes de que un r¨¦gimen que no permite disentir alimenta la alienaci¨®n y la violencia pol¨ªticas. De ah¨ª que hayan empezado a elevarse voces que reclaman una mayor participaci¨®n pol¨ªtica, reformas econ¨®micas y legales que el Gobierno ya ha emprendido. Todo ello, dentro de los cauces tradicionales que permite un sistema semi desp¨®tico y casi feudal. Arabia Saud¨ª est¨¢ gobernada por la familia Al Saud, cuyos miembros detentan los puestos clave del pa¨ªs.
"Si se organizan unos comicios libres al estilo europeo, los ganan los barbudos"
"En lo que va de a?o se han elevado cinco peticiones en ese sentido al pr¨ªncipe heredero", conf¨ªa a esta enviada un miembro del Consejo Consultivo (Majlis al Shura), cuyos 120 integrantes son designados por la familia real. El contenido concreto de estas cartas no se ha hecho p¨²blico, pero la fuente resume que, b¨¢sicamente, piden reformas pol¨ªticas, libertad de expresi¨®n, medidas contra la corrupci¨®n, reformas econ¨®micas y avances en los derechos de la mujer.
"Estoy sorprendido de la recepci¨®n", asegura el consejero, quien revela que el propio Majlis firm¨® una de esas peticiones el pasado mayo, lo que asombrosamente no se hab¨ªa anunciado hasta ahora. "Algunos miembros quer¨ªamos que se diera a conocer, pero la discreci¨®n es la norma en la cultura pol¨ªtica saud¨ª", justifica. Aun as¨ª, considera que la respuesta ha sido muy alentadora. "El pr¨ªncipe nos pidi¨® m¨¢s detalles", apunta. Con todo, este liberal reconoce que "a pesar de las buenas ideas, lo que se est¨¢ haciendo no es suficiente".
Ni las reformas econ¨®micas, ni las legales (desde hace un a?o se reconoce el derecho de los detenidos a recibir asistencia letrada), superan el escrutinio internacional. La mayor¨ªa se quedan en meras declaraciones.El pasado agosto se anunci¨® la creaci¨®n del Centro Nacional para el Di¨¢logo, toda una admisi¨®n por parte de la familia real de la necesidad de introducir cambios en la forma de gobernar el pa¨ªs. Su objetivo declarado ser¨¢ combatir "el racismo y el extremismo" y afrontar las diferencias pol¨ªticas y religiosas.Los sectores m¨¢s conservadores advierten de la presi¨®n que ejerce Estados Unidos sobre la necesidad de cambios. No obstante, entre los liberales, habitualmente asociados con la ¨¦lite empresarial, existe un genuino deseo de modernizar el pa¨ªs. La duda es si Abdal¨¢, en quienes muchos saud¨ªes quieren ver a un reformista, podr¨¢ satisfacer los deseos de los ¨²ltimos sin alienar a los primeros. Muchos tienen sus dudas. "Necesitamos que la sociedad d¨¦ un paso adelante, pero el Gobierno se ha puesto del lado de los conservadores", asegura un intelectual de Yeddah, la ciudad m¨¢s abierta de Arabia Saud¨ª. Los j¨®venes son m¨¢s pesimistas. "Todo el mundo est¨¢ tratando de secuestrar las reformas porque est¨¢n de moda", denuncia Mohamed al Khereijy, esc¨¦ptico sobre la sinceridad de quienes participan en el debate. Este periodista, a quien el Ministerio de Informaci¨®n ha incluido en una lista negra, considera que su pa¨ªs a¨²n no est¨¢ preparado para la democracia.
Sin embargo, tampoco son unas elecciones como las entendemos en Occidente lo que buscan los reformistas. "No quiero elecciones a nivel nacional", afirma Al Maeena, "porque la fidelidad tribal va a prevalecer sobre la unidad nacional y no me voy a sentir representado". Lo que ¨¦l sugiere es elegir consejos municipales que a su vez elijan a sus representantes al Majlis, una posibilidad que el Gobierno est¨¢ estudiando. M¨¢s all¨¢ de la fragmentaci¨®n pol¨ªtica, muchos temen lo evidente: que se refleje el conservadurismo imperante en el Reino del Desierto.
"Si ma?ana se organizan unos comicios libres al estilo europeo, las ganan los barbudos", coinciden en se?alar varios partidarios del cambio, hombres y mujeres, durante un almuerzo en Yeddah. Los barbudos son los extremistas religiosos. "Se trata de una minor¨ªa cohesionada que utiliza todos los medios tecnol¨®gicos a su alcance", describe Al Maeena. Los conservadores moderados son muchos m¨¢s, tal vez hasta el 80% de la poblaci¨®n, y este grupo s¨®lo desea ajustes m¨ªnimos que no var¨ªen su forma de vida. Tal vez por eso, la mayor¨ªa de los consultados insiste en que las reformas "tienen que venir desde arriba".
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