Congreso
Lo del BNV no es ni siquiera original; el proceso de sustituci¨®n de los l¨ªderes es complejo, lleno de dificultades y casi siempre una oportunidad para que los demonios internos afloren sin remilgos. Le ocurri¨® al PCPV, despu¨¦s a UV, al PSPV-PSOE, a EUPV, incluso al PP, y, ahora, al BNV; la sucesi¨®n result¨® traum¨¢tica y poco edificante, aunque aquellos que la protagonizaron disfrutando de aceptables cotas de poder pol¨ªtico o con expectativas ciertas de obtenerlo en breve pudieron obviar los detalles m¨¢s lamentables de lo que ha sido la t¨®nica com¨²n.
Los modos caudillistas y opacos empleados para el mantenimiento del poder en el seno de las organizaciones valencianas se corresponde con las mediocres cotas de calidad de nuestra democracia y con la manifiesta poca aptitud de sus ¨¦lites para hacer frente a las emergencias a que el devenir pol¨ªtico les obliga. Por ello no resulta casual que casi todos los partidos hayan cerrado en falso las crisis de sucesi¨®n. Su parco rodaje democr¨¢tico, la improvisaci¨®n, y la carrera hacia los acomodos pragm¨¢ticos que la transici¨®n impuso al bosque partidario -una vez comprobado que el m¨¢ximo bot¨ªn se lo repartieron partidos casi in¨¦ditos en la lucha por la democracia en la d¨¦cada inmediatamente anterior a la defunci¨®n del general-, explican que sea rara avis el pac¨ªfico mutis por el foro que muchos pol¨ªticos debieron hacer cuando no daban m¨¢s de s¨ª.
Yo no oculto que nunca vi a Mayor como el l¨ªder capaz de llevar al nacionalismo valenciano donde tantos nacionalistas anhelamos; pero en este Congreso, sus herederos debieron superar la mala conciencia con respecto a ¨¦l para salir dignamente del atasco.
Si Pere Mayor hubiera presentado su dimisi¨®n irrevocable mucho antes, nada de lo que ocurri¨® en el Congreso del fin de semana se habr¨ªa parecido a lo peor que pod¨ªa pasar: dividir al partido en dos, y convertir a Mayor en un pretexto para dificultar un futuro sobre el que el BNV acaba de echar algunas toneladas m¨¢s de tierra.
Cualquier analista medianamente perspicaz no podr¨ªa advertir diferencias ideol¨®gicas, ni program¨¢ticas, ni de mayor o menor confusi¨®n pol¨ªtica en personas como Morera, Porcar, Chesa, Pa?ella, Flor o Amig¨®, y, sin embargo, acudieron al Congreso escindidos a causa de la distorsi¨®n que introdujo el hecho de que Mayor no presentase su dimisi¨®n el 25 de mayo.
Que en v¨ªsperas del 9 d'Octubre el BNV le ofrezca al valencianismo de a pie una inexplicable y matem¨¢tica divisi¨®n en dos es lo bastante grave como para que el ganador virtual del Congreso minimice el fiasco y asegure que aqu¨ª no ha pasado nada. ?C¨®mo integrar¨¢ al otro 50% si hace unos d¨ªas result¨® imposible armonizar dos listas donde el perfil pol¨ªtico, el curricular y el humano era tan transversal que nada hac¨ªa presagiar que eso terminar¨ªa en tablas? ?Por qu¨¦ no piensan los dirigentes del BNV en su pa¨ªs, en la gente que les vota, en todos aquellos que nos fuimos apartando ante el autismo de su deriva, antes de regalar a quienes ma?ana celebrar¨¢n de manera meliflua un d¨ªa sin emociones un triunfo tan barato? ?C¨®mo acometer¨¢ el BNV las citas electorales de marzo y junio si arranca partido en dos?
Dije en mayo de 2002 que me iba a mis cosas, que nada de lo que le ocurriera al valencianismo democr¨¢tico me afectar¨ªa en el futuro, pero jam¨¢s cre¨ª que personas como Porcar y Morera, a las que tengo un gran afecto personal y pol¨ªtico, acabasen llevando al BNV al suicidio del domingo.
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