Utop¨ªas de exportaci¨®n
El Real Viaje Real representa, de alguna manera, el desembarco del arte espa?ol en Estados Unidos. Una aut¨¦ntica entrada por la puerta grande, porque la muestra se abrir¨¢ al p¨²blico en medio de la algarab¨ªa anual de desfiles con grandes figuras inflables por las principales arterias de la Gran Manzana, forma en la que celebran ah¨ª el descubrimiento de Am¨¦rica cada 12 de octubre. La exposici¨®n que se abre ma?ana en el P.S.1, espacio afiliado al Museo de Arte Contempor¨¢neo de Nueva York (MOMA), est¨¢ organizada por el Ministerio de Asuntos Exteriores espa?ol en un acuerdo excepcional con el museo estadounidense. El comisario es el suizo Harald Szeemann (Berna, 1933), a quien precede una fama de insobornable iconoclasta y de ser "el mejor comisario en el mundo, sin duda alguna", seg¨²n la directora del P.S.1, Alanna Heiss.
"El ¨²ltimo viaje de Col¨®n, que adem¨¢s de los primeros europeos llev¨® a Am¨¦rica enfermedades como la s¨ªfilis, la gripe y otros virus infecciosos, fue llamado el Viaje Real. Nuestra exposici¨®n, que lleva s¨®lo arte y no enfermedades, es el Real Viaje Real", explica Szeemann con un toque de iron¨ªa.
Se han elegido veinte artistas: 17 espa?oles y 3 latinoamericanos. Es una selecci¨®n que empieza con Juan Mu?oz, representado con la pieza que termin¨® poco antes de morir, un tren volcado, sin t¨ªtulo, "una pieza dram¨¢tica", dice Szeemann. Junto a ¨¦sta se presentar¨¢n obras de los espa?oles Sergio Prego, Santiago Sierra, Pilar Albarrac¨ªn, Fernando S¨¢nchez Castillo, El Perro, Javier Velasco, Ana Laura Al¨¢ez, Antoni Abad, Eulalia Valldosera, N¨¦stor Torrens, Cristina Garc¨ªa Rodero, Carles Congost, Mateo Mat¨¦, Justo Gallego, Alicia Mart¨ªn, Enrique Marty y Carmela Garc¨ªa, adem¨¢s del brasile?o Ernesto Neto, la costarricense Priscilla Monge y la cubana Tania Bruguera. "Nunca me ha interesado la historia art¨ªstica lineal de un pa¨ªs, eso es cosa de los museos. Mi asunto es extraer las utop¨ªas, lo menos obvio. He hecho muchas cosas en Espa?a desde los a?os ochenta y siempre estuve esperando una generaci¨®n joven que trajera un esp¨ªritu renovador al arte. Hasta ahora todo segu¨ªa bajo la sombra de Chillida, T¨¤pies, Millares...", afirma Szeemann. "No se trata de matar al padre o algo equivalente a ese lento asesinato. Creo que estos nuevos artistas sent¨ªan que el arte occidental necesitaba cierta dosis de subversi¨®n, una nueva po¨¦tica. Y es lo que me ha fascinado. Para m¨ª no se trata de hacer una exposici¨®n colectiva de arte espa?ol, sino de algo m¨¢s".
La idea de incluir varios artistas
latinoamericanos no surgi¨® desde un principio. "Estuvimos discutiendo mucho acerca de esto y pienso que incluirlos enriquece la muestra y adem¨¢s crea un puente con la Am¨¦rica hispana", dice Szeemann. "Son cuatro artistas, si contamos a Santiago Sierra que vive en M¨¦xico. El brasile?o Ernesto Neto proporciona una visi¨®n po¨¦tica pero a la vez la expresi¨®n material de la explotaci¨®n del colonialismo en su trabajo sobre las prostitutas. La costarricense Priscilla Monge proyecta un feminismo duro pero no agresivo, de una manera muy precisa", contin¨²a. "Es una exposici¨®n que re¨²ne expresiones muy distintas pero que sugiere una especie de energ¨ªa com¨²n. Cuando te refieres a cada uno de ellos tienes que ir a su historia. La cubana Tania Bruguera ha mejorado mucho en los ¨²ltimos a?os, sobre todo con lo presentado en la ¨²ltima Documenta, con un trabajo de cr¨ªtica que se convierte en acontecimiento, lo mismo que aporta S¨¢nchez Castillo".
Dentro de esta selecci¨®n con nombres m¨¢s o menos asentados en el panorama del arte espa?ol actual, sorprende una inclusi¨®n que da un toque m¨¢s personal a la exposici¨®n de Szeemann. "Juan Mu?oz no es el mayor de los artistas, hay uno casi de mi edad, Justo Gallego (Mejorada del Campo, 1930), constructor de catedrales", dice de este hombre que ha levantado ¨¦l solo una catedral en Mejorada del Campo, desde 1963. "Lo escog¨ª para dar un acento distinto y desmarcarme de la idea de una exposici¨®n s¨®lo de artistas espa?oles con invitados latinoamericanos. ?l da una dimensi¨®n distinta, de naivit¨¦, de obstinaci¨®n, de fe. El valor no est¨¢ puesto en la juventud de los artistas. Yo siempre he luchado contra esa idea. Cuando invent¨¦ lo del Aperto, en la Bienal de Venecia, invit¨¦ a Richard Artschwagger porque pens¨¦ que era el momento de descubrirlo. Era ya mayor pero segu¨ªa siendo joven en su obra. Cuando m¨¢s adelante se dictamin¨® que el Aperto deb¨ªa ser para menores de 35 me pareci¨® un error".
Esta muestra est¨¢ pensada para causar un gran impacto en Estados Unidos, seg¨²n Alanna Heiss. "El comisario no es espa?ol ni estadounidense, es una tercera parte en este proyecto. Y eso tiene la ventaja de hacerlo no nacionalista, m¨¢s bien neutral, en el sentido de que no tiene que ser un sirviente de ninguno de ellos".
No es ¨¦ste el ¨²nico c¨¢lculo. Pese a que tanto Szeemann como Heiss aluden a la absoluta libertad con que han trabajado, queda como tel¨®n de fondo el papel de Espa?a como aliado de Estados Unidos en la guerra de Irak. "Es especialmente peculiar que el Ministerio de Asuntos Exteriores espa?oles haya encabezado esta iniciativa. Nosotros tuvimos inter¨¦s en incluir una artista cubana, para alejar la idea de Am¨¦rica el superpoder aliado. Eso es un poco para desprenderse del supuesto de que esta exposici¨®n se hace s¨®lo porque somos aliados", dice Heiss, "eso no es algo que yo deber¨ªa decir, pero es un dato que puede servir para dar idea de la muestra".
"Hacemos exposiciones como ¨¦sta constantemente", apunta Heiss, "pero lo inusual en este caso es que el comisario es Harald Szeemann, y eso refuerza su potencia en Estados Unidos porque aqu¨ª no se han visto muchas de sus muestras y porque ¨¦stas han sido siempre importantes para la historia del arte contempor¨¢neo. La combinaci¨®n de estos artistas har¨¢ de esta muestra algo ¨²nico. Estoy segura de que vendr¨¢ gente de todo Estados Unidos para verla s¨®lo porque ¨¦l es algo as¨ª como el hombre de los artistas. El ¨²nico cuya vida entera es un testimonio y un monumento de su fe en los artistas. No est¨¢ condicionado por el mercado, ni los museos, ni los libros, s¨®lo le interesan los creadores".
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