Vidas precarias
A Paloma Caballero, que por prudencia prefiere dar ese nombre al suyo propio, no le han ido demasiado bien las cosas ¨²ltimamente. Esta vasca de 36 a?os, licenciada en Filolog¨ªa Inglesa, se fue a Madrid hace cuatro en busca de mejores oportunidades. Algo que no ha encontrado hasta el d¨ªa de hoy, al menos, en el ¨¢mbito profesional. En estos a?os ha tenido casi una decena de empleos con contratos diferentes. "Creo que he probado todos los tipos de subempleo que pueden existir", dice.
Desde su llegada a Madrid, Paloma ha ido rotando de empresa en empresa: de profesora a secretaria o administrativa, de secretaria a limpiadora... sin conseguir un empleo estable. Ahora est¨¢ en el paro y se ve obligada a trabajar unas horas de asistenta para completar su seguro de desempleo y llegar a fin de mes.
El 31% de los asalaria-dos espa?oles tiene contratos temporales, frente al 13% de los pa¨ªses europeos, seg¨²n los ¨²ltimos datos de Eurostat
Los empresarios entienden que los contratos temporales juegan un papel de flexibilidad que permite a las empresas adaptarse a los cambios del mercado
Los sindicatos creen que hay un uso abusivo de la temporalidad y que se utilizan esos contratos como forma de entrada en empresas
La oposici¨®n insiste en fortalecer la inspecci¨®n, favorecer los contratos indefinidos frente a los temporales, regular la subcontrataci¨®n y revisar el salario m¨ªnimo
Paloma Caballero es una de esas miles de personas de las que hablan las encuestas sobre precariedad laboral en Espa?a, bajos salarios y deficientes condiciones para los trabajadores de este pa¨ªs en relaci¨®n con el resto de Europa.
Seg¨²n los datos de la ¨²ltima Encuesta sobre Fuerza de Trabajo elaborada por Eurostat, la oficina de estad¨ªsticas europea, el 31% de los asalariados espa?oles tienen contratos temporales, frente al 13% del resto de los pa¨ªses de la uni¨®n, y el 50% de dichos empleos temporales corresponden a j¨®venes menores de 30 a?os.
"Hay una inmensa rotaci¨®n y precariedad" en Espa?a, dec¨ªa el texto. "La temporalidad representa un trastorno para los asalariados y sus familias. Adem¨¢s significa una p¨¦rdida de capital humano para la empresa", apostillaba en una entrevista concedida a EL PA?S el espa?ol Raymond Torres, uno de los principales responsables del citado informe.
Para Carlos Mart¨ªn, responsable del departamento de relaciones laborales de CC OO, las razones de este fen¨®meno y sus consecuencias est¨¢n claras: "El contrato temporal, adem¨¢s de abaratar costes, garantiza trabajadores m¨¢s d¨®ciles y m¨¢s adaptables. Pero tambi¨¦n personas que no pueden comprarse una casa porque no les dan un cr¨¦dito, que no pueden tener hijos porque no sienten suficiente estabilidad, que no participan en la formaci¨®n porque la empresa no invierte en ellos ..." .
Como Paloma, que tampoco tiene hijos. No porque no quiera, sino porque su situaci¨®n de constante inestabilidad no se lo permite. "Me lo plante¨¦ por la edad, pero si no tienes un trabajo...", dice pensativa. "Y si lo tienes, un hijo se convierte en un handicap. A este paso, cuando tenga todos los requisitos (un trabajo estable, un hogar, un buen padre...) se me habr¨¢ pasado el reloj biol¨®gico", comenta.
En un reciente estudio del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) y de la Universidad Complutense de Madrid se revelaba que las mujeres con trabajo temporal tienen menos hijos que las paradas o las amas de casa, con una media de 0,65 por mujer asalariada.
Paloma, que empez¨® trabajando con contratos encadenados de tres meses en academias de ingl¨¦s por un sueldo de unos 600 euros ("mitad negro, mitad limpio"), sigui¨® como secretaria (por 30 euros m¨¢s) y ha terminado de asistenta en el paro, busca empleo en una empresa de trabajo temporal (ETT) y le han ofrecido un puesto de int¨¦rprete, que ha rechazado porque era s¨®lo de un mes.
Son cifras de la precariedad laboral en Espa?a y las consecuentes caracter¨ªsticas de una vida precaria e inestable, basada en la temporalidad, la rotaci¨®n laboral, el encadenamiento de contratos temporales, la subcontrataci¨®n y los bajos salarios.
Como la de Gimena Camino, de 29 a?os y madre de dos hijas, que, despu¨¦s de m¨²ltiples contratos temporales en toda clase de empresas, trabaja desde hace seis a?os para una ETT de telemarketing. Una que se denomina eufem¨ªsticamente "empresa de servicios" (porque no est¨¢n reguladas) , y que, a su vez, est¨¢ subcontratada por otra ETT y que se ha cambiado varias veces de nombre.
El a?o pasado consigui¨®, tras seis a?os en esa empresa, su primer contrato fijo. Hasta entonces ella hab¨ªa estado all¨ª con diferentes contratos temporales por obra, en detrimento de su antig¨¹edad y de su sueldo (12 pagas de 742 euros netos, 123.458 pesetas, con las extras prorrateadas, o sea, incluidas en el salario del mes). Y, pese a tener ahora un contrato indefinido, pertenece al colectivo de personas con "necesidades especiales" de la Comunidad de Madrid.
"Lo que hacen las ETT es que cambian la obra o el servicio de nombre y lo sacan a concurso, de tal manera que lo gestiona otra empresa, que en realidad te contrata de nuevo, si quiere, para hacer el mismo trabajo pero sin tener en cuenta tu antig¨¹edad y, a veces, hasta baj¨¢ndote el sueldo", explica. "No hay derecho. Me da la risa cuando oigo a Aznar decir eso de que el sueldo medio de un espa?ol es de 1.200 euros. Deben de hacer la media con el de un futbolista y el m¨ªo".
La temporalidad
Tambi¨¦n a Gimena se refiere la ¨²ltima encuesta de la Eurostat, que evidenciaba que el 65% de los espa?oles contratados en ETT tienen menos de 30 a?os, y su situaci¨®n aparece ¨ªntimamente ligada a la temporalidad.
"Lo que ocurre es que el contrato temporal se utiliza como v¨ªa de entrada en las empresas", dice Carlos Mart¨ªn, "pero, en realidad, se est¨¢n cubriendo puestos estructurales que no responden ni a una punta de producci¨®n ni a un servicio u obra determinado, como contempla el contrato temporal. Luego se comete una ilegalidad".
Seg¨²n los sindicatos, los contratos temporales tienen todas las ventajas para los empresarios y casi ninguna para la mayor¨ªa de los trabajadores porque no tienen coste de despido, y, adem¨¢s, el empresario entiende que el mejor incentivo para un trabajador es que tenga siempre la espada de Damocles sobre su cabeza.
Con esa presi¨®n ha vivido siempre Gimena, desde que se independiz¨® con 18 a?os. Para ella, llevar su casa es todo un ejercicio de ingenier¨ªa financiera para llegar a fin de mes, como el del 55,6% de los hogares espa?oles, seg¨²n los datos presentados esta semana por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE).
"Me paso, y me he pasado, la vida trabajando para pagar. Trabajo como teleoperadora de 8 de la ma?ana a cuatro de la tarde y hago todas las horas extraordinarias que puedo. Despu¨¦s de 11 a?os, ?no deber¨ªa poder vivir en una casa que fuera m¨ªa, en lugar de en una vieja que se cae a cachos y con un miedo pavoroso a que me suban el alquiler? ?No deber¨ªa poder pagar el comedor del colegio de mis hijas?, ?no deber¨ªa poder llevarlas a la playa en verano para que vean el mar como sus amigas?, ?qu¨¦ culpa tienen las ni?as?, ?tengo yo la culpa por haberlas tra¨ªdo al mundo?", se pregunta con rabia.
Seg¨²n Tony Ferrer, responsable de acci¨®n sindical de UGT, "se est¨¢ produciendo una perversi¨®n de la legislaci¨®n y resulta que la modalidad de contrato la est¨¢ definiendo el empleador, en lugar de la causa de la actividad que se realiza. Si ¨¦sta ¨²ltima es permanente, el contrato deber¨ªa ser indefinido y no temporal. Pero ahora hay una utilizaci¨®n abusiva y perversa de la contrataci¨®n temporal. El PP ha fomentado la temporalidad como ventaja competitiva de las empresas, pero es competir s¨®lo en costes, y no en calidad humana y de productos".
La flexibilidad
Sin embargo, un portavoz de la CEOE (Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales) considera que, "la contrataci¨®n temporal desempe?a un papel de flexibilidad que permite a las empresas adaptarse ante los flujos variables de trabajo". Y a?ade que la dificultad de demostrar que un despido se realiza por causas objetivas y, "sobre todo, las diferencias entre las condiciones de contrataci¨®n indefinida y temporal, pueden estar en el origen de este fen¨®meno".
En todo caso, el hecho de que haya gente con contratos temporales ocupando puestos estructurales en empresas es perfectamente perseguible. El Instituto Nacional de Empleo (Inem) registra, uno por uno, todos los contratos laborales que se firman en Espa?a. Tambi¨¦n aquellos que se producen en fraude de ley, es decir, los que no responden a la causa -punta de producci¨®n, obra o servicio, etc¨¦tera-para la que est¨¢n concebidos.
"Queda constancia del n¨²mero de contratos que ha tenido cada persona, de cu¨¢nto tiempo, de qu¨¦ tipo, en qu¨¦ empresa, y se puede ver perfectamente cu¨¢ndo ha habido un encadenamiento que refleja una actividad permanente cubierta con contratos temporales. ?Por qu¨¦ no se persigue?", se pregunta ret¨®ricamente Carlos Mart¨ªn. "Pues porque no interesa, porque ese fraude no revierte en ingresos para la Administraci¨®n, como las sanciones que se imponen a los empresarios por contratar mano de obra irregular, por ejemplo. S¨®lo supone una reconversi¨®n del contrato temporal en indefinido".
Seg¨²n Carmen de Miguel, secretaria general de Empleo, "la Inspecci¨®n de Trabajo est¨¢ incrementado sus actuaciones en torno a este tema, dado que constituye una prioridad. Como ejemplo, si en 2001 la inspecci¨®n revis¨® la legalidad de 76.000 contratos, en 2002 la revisi¨®n afect¨® a 327.000. En este ¨²ltimo a?o s¨®lo se encontraron irregularidades en el 5,7% de los contratos controlados".
Pero deben seguir quedando sin analizar casos como el del ¨²ltimo trabajo de Paloma Caballero. Fue en una empresa de transporte de arte donde trabajaba como administrativa. Primero le hicieron un contrato de prueba de cuatro meses; luego, otro, tambi¨¦n de prueba, de otros dos; despu¨¦s temporales y as¨ª hasta un a?o y medio, "porque no lo ve¨ªan muy claro", dice que le dijeron. "Eso s¨ª, mi disponibilidad laboral era de lunes a domingo y, adem¨¢s, pretend¨ªan que me llevara el m¨®vil de vacaciones, y me negu¨¦", recuerda.
Incertidumbres
"Son las incertidumbres", dice el portavoz de la CEOE, "las que hacen que el empresario opte por la contrataci¨®n temporal, porque piensa que va a estar en mejores condiciones de adaptarse a los cambios del mercado, y el contrato temporal le ofrece, hoy por hoy, muchas m¨¢s certidumbres".
Para incertidumbre, la que sinti¨® Paloma cuando regres¨® de vacaciones y en su mesa no hab¨ªa ni un solo papel, no hab¨ªa trabajo para ella... "Y todos mis compa?eros como si no pasara nada", recuerda. Estuvo aguantando el mobbing hasta que le dieron la carta de despido ("por falta de puntualidad") y la acompa?aron, literalmente, hasta la puerta de la calle. Ahora ha pasado a engrosar la tasa de paro, aunque busca activamente trabajo: "Un trabajo decente, donde se declare el dinero y, si me echan, pueda cobrar el paro".
Justamente ahora, cuando el paro registrado en el Inem en septiembre subi¨® en m¨¢s de 38.000 personas (tras siete meses de descenso), lo que supone el 8,57% de la poblaci¨®n activa (el 11,12%, seg¨²n la Encuesta de Poblaci¨®n Activa). Eso significa que el n¨²mero real de desempleados se sit¨²a entre 1.607.847 y 2.085.000. Y la mayor¨ªa de los contratos (m¨¢s del 90%) registrados en el Inem siguen siendo temporales, seg¨²n los datos de los sindicatos.
Contratos como los de las ofertas que esta semana pod¨ªan leerse en los peri¨®dicos: salarios de 702 euros con las pagas prorrateadas por ser auxiliar administrativo a tiempo completo, "con un contrato temporal por cuatro meses y luego una pr¨®rroga, y luego ya, a lo mejor, un contrato indefinido", seg¨²n informaba la telefonista de la empresa anunciante.
O un sueldo de 360 euros por dedicar cuatro horas diarias a ser azafata en un stand de productos con un contrato por obra, aunque de entrada te aseguran que "la actividad dura todo el a?o".
O contratos de mensajeros con moto propia que van a comisi¨®n porque "se cobra por una serie de conceptos", con horarios libres y contrato temporal de tres meses: "Estamos estudiando la posibilidad de dar un sueldo fijo, pero puedes ganar entre 800 y 1.500 euros", asegura la telefonista. "Adem¨¢s te damos de alta en la Seguridad Social y cotizas el sueldo ¨ªntegro, no s¨®lo una parte como hacen en otras empresas", explica. ?sa parece ser la realidad del empleo en Espa?a.
La misma dura realidad que se encontr¨® Pablo Jurado, de 22 a?os, que en su ¨²ltimo a?o de Comunicaci¨®n Audiovisual trata de realizar su inmersi¨®n en el mercado laboral: "Hasta hace dos semanas, afortunadamente, no he necesitado trabajar, y es cuando me he dado cuenta de que s¨®lo se puede trabajar de comercial, camarero o teleoperador, y de que no hay trabajo estable en ning¨²n sitio", dice.
"La semana pasada cre¨ª encontrar una gran oportunidad", prosigue. "Le¨ª: 'Empresa de publicidad y marketing necesita gente joven, con o sin experiencia, para diferentes puestos. 300 euros semanales de media'. Pens¨¦ que me vendr¨ªa bien. Pero cuando fui a hacer la entrevista me dijeron que tendr¨ªa que estar tres o cuatro d¨ªas haciendo de comercial para ver la venta directa al cliente (sin especificarme qu¨¦ iba a vender). Acept¨¦. A la ma?ana siguiente me presentaron a la persona que me acompa?ar¨ªa. Cogimos el metro hacia Carabanchel, y, all¨ª, empec¨¦ a enterarme de que el trabajo era de comercial puro y duro".
El contrato que le ofrec¨ªan a Pablo era mercantil -de aut¨®nomo, que implica pagarse ¨¦l mismo la Seguridad Social y no tener derecho a paro-. Adem¨¢s, s¨®lo a comisi¨®n, sin un salario m¨ªnimo fijo. Y lo que ten¨ªa que hacer era b¨¢sicamente vender a peque?as empresas contratos de otra empresa de telefon¨ªa, para que se cambiasen y se ahorrasen un dinero. Pablo se despidi¨® antes de empezar y ahora va a intentarlo en la hosteler¨ªa.
Subcontrataci¨®n
Y llegamos a otra de las palabras m¨¢s mencionadas cuando se habla de precariedad laboral: "subcontrataci¨®n, ya sea mediante otras empresas o mediante personas aut¨®nomas.
Seg¨²n Carmen de Miguel, "la externalizaci¨®n de funciones es un fen¨®meno generalizado ya en las econom¨ªas actuales y ello trae como consecuencia la extensi¨®n creciente de peque?as empresas y trabajadores aut¨®nomos".
Los sindicatos opinan que este sistema se ha generalizado y produce un alejamiento del trabajador y el empresario. Aparecen empresas pantalla que ocultan a la empresa madre y evitan los v¨ªnculos y los compromisos directos con los trabajadores. "Adem¨¢s, la mayor¨ªa de las veces, estos pasan a estar sujetos a otros convenios menos garantistas que el de la empresa madre y as¨ª se profundiza en la precariedad", dice Carlos Mart¨ªn, de CC OO. "La subcontrataci¨®n ha mercantilizado las relaciones laborales", a?ade Tony Ferrer.
La visi¨®n de los empresarios es casi la contraria. "A medida que los mercados son m¨¢s abiertos", argumenta un portavoz de la CEOE, "hay m¨¢s incertidumbres derivadas de la competencia, y las empresas se reorganizan. Pero esos cambios no implican peores condiciones, sino al contrario, ya que si permiten ser m¨¢s competitivos generar¨¢n o mantendr¨¢n m¨¢s empleo. La externalizaci¨®n es uno de estos cambios organizativos, y nadie parece estar en contra de un fen¨®meno que se da en todas las econom¨ªas de nuestro entorno".
En el mismo sentido se pronuncia Jos¨¦ Eugenio Azpiroz, diputado del Partido Popular y portavoz de empleo en el Congreso de los Diputados: "La subcontrataci¨®n existe en todo el mundo. Cuesti¨®n diferente es que se regule, pero es necesaria para ser competitivo. A¨²n no lo tenemos bien encauzado. Es un mundo nuevo, en expansi¨®n".
La oposici¨®n apuesta directamente por poner en marcha medidas concretas que corrijan esta situaci¨®n. Ram¨®n Ja¨²regui, portavoz de empleo del partido socialista en el Congreso, asegura que "hay que poner coto al abuso exagerado de la contrataci¨®n temporal, y, por tanto, procede una revisi¨®n de sus formas contractuales. Adem¨¢s es necesario fortalecer la inspecci¨®n de los fraudes m¨¢s frecuentes. Hay que insistir en una pol¨ªtica de bonificaciones para los contrato fijos, y el PSOE va a presentar una proposici¨®n de ley reguladora de la subcontrataci¨®n".
Revisar el salario m¨ªnimo
Desde Izquierda Unida, Javier Alc¨¢zar apuesta por incluir un sobrecoste a la contrataci¨®n temporal. Y coincide con Ja¨²regui en la necesidad de regular la subcontrataci¨®n y de fortalecer la Inspecci¨®n. Adem¨¢s, introduce la idea de la revisi¨®n del salario m¨ªnimo, hoy, de 451 euros, un 24% m¨¢s bajo de lo considerado digno en la Carta Social del Consejo de Europa y el m¨¢s bajo de los pa¨ªses de nuestro entorno. "Hay que darle una dimensi¨®n real para evitar el abuso de los bajos salarios", sostiene.
Son propuestas concretas para resolver problemas concretos, visualizados a trav¨¦s de las vidas de Paloma, Gimena, Pablo, Luis, y otras muchas personas que prefirieron ocultar su rostro, como Miguel Noya ( 31 a?os), redactor 12 horas al d¨ªa de una televisi¨®n local canaria, que le ha encadenado innumerables contratos, por el m¨®dico precio de 12 pagas de 751 euros, o Diana, colombiana de 34 a?os, que pr¨¢cticamente vive en el caf¨¦-bar en el que trabaja sin contrato por 480 euros al mes, o Jos¨¦ Luis Solano (41 a?os, casado y con una hija), que ha soportado a?os de incertidumbre con contratos temporales levant¨¢ndose a las tres y media de la madrugada para trabajar 12 horas de comprador, vendedor, repartidor y contable en Mercamadrid a cambio de 12 pagas de 1.020 euros mensuales, o Andr¨¦s Moreno (53 a?os), que lleva dos semanas de taxista en el veh¨ªculo de un amigo tras la reestructuraci¨®n de su empresa que le ha dejado en la calle, declar¨¢ndose arruinada, despu¨¦s de 20 a?os, o...
Becarios eternos
CUANDO LUIS QUIJADA termin¨® su carrera de Biol¨®gicas ten¨ªa 24 a?os. Comenz¨® su tesis doctoral como becario predoctoral ese mismo a?o (1994), y se convirti¨® en doctor, despu¨¦s de ser Premio Extraordinario, en 1997. Desde entonces hasta hoy, cuando ya tiene 35 a?os, se ha casado, ha tenido dos hijas, ha trabajado tres a?os en Alemania y ha sido becario de investigaci¨®n. Uno m¨¢s de los 20.000 que hay en Espa?a y que sufren una precariedad laboral de tal calibre que ni siquiera tienen tarjeta de la Seguridad Social porque las becas en Espa?a no est¨¢n incluidas en el r¨¦gimen general.
"Algo a lo que tienen derecho, y me parece muy bien, hasta los inmigrantes irregulares por estar empadronados, a nosotros se nos niega. Tengo cartilla de la Seguridad Social en Alemania, donde tambi¨¦n fui becado, y en Espa?a, no", dice.
Los becarios de investigaci¨®n han adquirido la m¨¢xima titulaci¨®n existente en Espa?a. "No hay argumentos para sostener a un becario posdoctoral porque ya no hay m¨¢s formaci¨®n posible en este pa¨ªs", explica Quijada.
Y eso es lo que ha sucedido: se ha eternizado la figura administrativa del becario hasta cuando ya no tiene sentido que lo sea. Y ocurre porque se han roto los puentes que permit¨ªan acceder a otros puestos administrativos en la carrera cient¨ªfica que hoy ya no existen.
"Lo que pasa es que hace falta gente investigando en los proyectos concedidos, y, como no tienen dinero para mantener una plaza con un salario, la sustituyen por una beca".
Las becas, que econ¨®micamente consisten en 12 pagas al a?o de entre 1.000 y 1.500 euros, han de renovarse anualmente, no deben de ser inferiores a tres a?os y no dan derecho ni a paro, ni a poder cotizar para la jubilaci¨®n, ni a sanidad p¨²blica -todos los becarios de investigaci¨®n tienen un seguro m¨¦dico privado-; ni a antig¨¹edad laboral, ni a poder acceder a ayudas especiales del Estado, como las de los 100 euros al mes de las madres trabajadoras; ni a permisos por maternidad... porque no hay nada regulado al respecto y todo depende de c¨®mo lo estime la entidad convocante de la beca.
"Y cuando se acaba, se acab¨®. No se puede pedir otra. A m¨ª se me acaba el a?o que viene, o sea, mi futuro tiene un a?o de vida", a?ade.
La reivindicaci¨®n, ya antigua, de los becarios de investigaci¨®n, que se han manifestado en numerosas ocasiones estos ¨²ltimos a?os, es doble. Por un lado, que se regule de una vez su situaci¨®n administrativa, de forma que se les reconozcan los derechos b¨¢sicos de cualquier trabajador. Por ello, y desde hace m¨¢s de un a?o, pulula por los ministerios un llamado Estatuto del Becario que jam¨¢s ha visto la luz, pese a las reiteradas promesas de los sucesivos ministros de Ciencia y Tecnolog¨ªa. Y, por otro, que se invierta en I+D al menos el 1% del PIB, teniendo en cuenta que, si no, la gente o abandona la carrera o se va fuera y el pa¨ªs se empobrece. Adem¨¢s de que en 2010 la inversi¨®n ha de ser del 3%, seg¨²n lo acordado en la Cumbre de Barcelona.
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