San Nicasio llega a Legan¨¦s sobre una gr¨²a
La ermita de Ventura Rodr¨ªguez estrena dos retablos sobre el patr¨®n leganense, obra del pintor madrile?o Manuel Alcorlo
La ermita de San Nicasio en Legan¨¦s, joya de la arquitectura madrile?a surgida del talento de Ventura Rodr¨ªguez hace dos siglos, acaba de estrenar dos murales dedicados a su patr¨®n. Ambos dotan a sus antes desnudos muros de una belleza hoy c¨¢lida, te?ida de humor y de inocencia. Son obra del pintor madrile?o Manuel Alcorlo. Desde el pasado d¨ªa 10, sus telas de siete metros de altura por cuatro de anchura, m¨¢s dos arcos de medio punto igualmente ilustrados, pueden verse anclados de las venerables paredes otrora heridas por la humedad y hoy recobradas para su gozosa contemplaci¨®n gracias al pincel del artista.
Ambos retablos inician lo que parece ser el arranque de un proceso destinado a convertir a la villa leganense en cabeza, tambi¨¦n, de la producci¨®n pict¨®rica madrile?a, puesto que ya goza, en toda la regi¨®n, del liderazgo en escultura contempor¨¢nea. Por muchos considerada excepcional, ornamenta profusamente sus mejores plazas y calles.
Con los pinceles en el remate de un bast¨®n, el artista trabaj¨® seis meses izado sobre una pluma hasta 7 metros
La preminencia art¨ªstica de Legan¨¦s procede del impulso del equipo municipal que encabeza el socialista Jos¨¦ Luis P¨¦rez R¨¢ez, que gobierna ahora con IU, y de la visi¨®n de futuro del artista canario Luis Arencibia, t¨¦cnico de la Concejal¨ªa de Cultura, uno de cuyos grupos escult¨®ricos, cuatro soberbios caballos de bronce que vierten agua por sus bocas, enaltece una bella rotonda de la villa. Arencibia y el cura Avenda?o, p¨¢rroco de San Nicasio, convencieron el pasado oto?o al pintor Alcorlo para que asumiera el desaf¨ªo de decorar la hist¨®rica ermita. As¨ª lo hizo. Tras mostrar sus bocetos a sus clientes, ¨¦stos quedaron encantados... y Alcorlo se puso a la tarea.
El pintor ha pasado hasta seis meses encaramado todas las ma?anas de un andamio de siete metros, yendo y viniendo por un pasillo de hasta cuatro metros de longitud, para pintar los dos retablos, de una frescura muy poco com¨²n en los tan severos, ornamentalmente hablando, templos madrile?os.
Son grandes ¨®leos realizados sobre tela de B¨¦lgica -"con el pincel unido a un bast¨®n para poder llegar a todos los rincones", sonr¨ªe el pintor madrile?o - con distintos motivos sobre la vida de un santo misterioso, San Nicasio, patr¨®n de la villa leganense. Su patronazgo procede del siglo XVI, cuando sucesivas pestes y calamidades, incluido un terremoto, diezmaron la poblaci¨®n de la villa madrile?a.
Nicasio, nombre que en griego significa victorioso, hab¨ªa nacido en la H¨¦lade en los primeros a?os del primer siglo de nuestra era. Fue en la Acr¨®polis de Atenas donde la leyenda dice que asisti¨® a un predicaci¨®n de Pablo de Tarso, de cuya palabra qued¨® prendado. Una vez enrolado entre el s¨¦quito del Ap¨®stol de los gentiles, Nicasio naveg¨® hasta Italia. En Roma, un pont¨ªfice le invisti¨® obispo de Rouen, en el coraz¨®n de la Galia, poblada entonces por feroces galos rebeldes a la ocupaci¨®n romana. Hacia all¨ª parti¨® el joven Nicasio. Las huestes de Roma transformaban la Galia en fuego y ceniza para dome?ar a sus fieros lugare?os; por ello, quienquiera que viniere de Italia sin vestir ropa de m¨ªlite ca¨ªa en la condici¨®n de sospechoso. Fue el caso del ap¨®stol griego y de sus compa?eros Escub¨ªculo y Pintes, que viajaban por entre los combatientes con simples togas, predicando el Evangelio a unos y otros. El relato sacro sobre el que se ha basado Alcorlo para realizar sus murales leganenses prosigue con la aparici¨®n en escena de Fescinino, gobernador romano de la Galia, que mand¨® aprehender a Nicasio y compa?eros, cuyos prodigios pon¨ªan en cuesti¨®n el culto romano a Mercurio y Minerva. Mand¨® su decapitaci¨®n. "Entonces, cuando el verdugo seg¨® de un tajo la cabeza de Nicasio, sali¨® corriendo con ella en las manos hasta el cercano pueblo de Gamsy, para evitar que fuera devorada por las alima?as. All¨ª se desvaneci¨®". Por eso, en uno de los murales la figura de Nicasio flota con la cabeza en sus manos. Todo destila bonanza, con gui?os como la planta de la propia ermita o la inclinada iglesia de Polvoranca, que el visitante deber¨¢ descubrir sobre los muros vivificados ahora por el pintor.
Manuel Alcorlo, nacido en 1935 en la plaza de las Cortes a la sombra del Museo del Prado, es el pintor que bien joven comenz¨® a templar sus pinceles en la Real Academia de Bellas Artes y en el edificio del Cas¨®n del Buen Retiro, para proseguir su formaci¨®n en Roma y en la Toscana -recrecida en su sucursal madrile?a de Cadalso de los Vidrios-. Su pintura le ha granjeado nombrad¨ªa evidente dentro y fuera de Espa?a. Es acad¨¦mico de la Real de San Fernando.
Sus obras se caracterizan por la finura del dibujo, donde combina rigor acad¨¦mico y caprichosa torsi¨®n, tanta que lo humaniza sobremanera al decir de los cr¨ªticos de arte, que le sit¨²an entre los pintores figurativos de m¨¢s entidad. Amante de Durero, Mantegna y Goya, de quienes asegura beber a diario, Alcorlo singulariza su pintura con una gozosa administraci¨®n del color y con la elecci¨®n de motivos en los que de su trama rezuma siempre un asunto de naturaleza social.
Con una destreza fundamentada en un profundo conocimiento del arte mural, ha trascendido la apariencia mineral que la figura acostumbra adquirir en este g¨¦nero y, sobre fondos de blanco plateado -"para impedir que el color se fugue", destaca- ha plasmado lo que los estudiosos de las creencias identifican con la inocencia de las religiones nacientes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.