La enfermedad del miedo
Una de cada cuatro personas sufre en alg¨²n momento un trastorno mental y el estigma social que conlleva
A Roselia Cabielles no paran de llegarle cartas de vecinos de su urbanizaci¨®n de lujo de Torrelodones, en la sierra de Madrid. En ellas aportan sus firmas para oponerse a que un peque?o chal¨¦ propiedad de Cruz Roja, que linda con el de Cabielles, junto a la v¨ªa de servicio de la A-6, se convierta en un centro p¨²blico de rehabilitaci¨®n psicosocial (CRPS) para enfermos mentales cr¨®nicos. Dicen los vecinos que es innecesario, que las instalaciones son peque?as, que para qu¨¦ necesita Torrelodones un centro de este tipo. Cruz Roja, la Comunidad de Madrid (que impulsa el proyecto) y las asociaciones de profesionales y familiares de pacientes mentales ven algo m¨¢s en su actitud. Ven el "estigma" de la enfermedad mental, el rechazo casi patol¨®gico a cualquier cosa que suene a locura.
Unos vecinos de Torrelodones se niegan a convivir con un centro para enfermos mentales
"Soy esquizofr¨¦nico, pero no me atrevo a dec¨ªrselo a nadie", confiesa un enfermo
"Aqu¨ª no tenemos esos problemas, no necesitamos ese tipo de instalaci¨®n", dec¨ªa una vecina el pasado viernes, precisamente el D¨ªa Mundial de la Salud Mental. Sin embargo, los datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica contestan que un 25% de la poblaci¨®n tendr¨¢ en alg¨²n momento un trastorno mental. M¨¢s de 250.000 espa?oles tienen trastornos graves y prolongados o cr¨®nicos. Entre ellos, concretamente, 300 de la zona de la sierra de Madrid que cada d¨ªa tienen que ir al centro de la ciudad a tratarse y a los que se podr¨ªa estar ya dando servicio en Torrelodones. La misma vecina confiesa minutos despu¨¦s que "bueno, alg¨²n caso hay por aqu¨ª", y se lo dice a Cabielles en voz baja.
Los CRPS para enfermos mentales cr¨®nicos cumplen una funci¨®n clave en la recuperaci¨®n. All¨ª hacen terapia, hablan con gente, hacen talleres que les mantienen ocupados. Estas instalaciones permiten a enfermos de esquizofrenia o trastorno bipolar (dos de las m¨¢s graves y dolorosas enfermedades mentales) salir de su casa y centrarse en algo, tener una actividad que les evite la dispersi¨®n.
"La principal terapia para curarse es que estudien, que trabajen, que puedan ser independientes econ¨®micamente, que tengan amigos. Despu¨¦s de una crisis hay que reconstruir toda la vida social de la persona", explica Carlos S. J., padre de un esquizofr¨¦nico de 27 a?os. No da su apellido precisamente por eso, porque es la mayor garant¨ªa de que su hijo no tenga que enfrentarse al rechazo y tenga una oportunidad de volver a la vida normal. "Cuanto menos lo digas, mejor", afirma.
A su lado asiente un hombre de 30 a?os con expresi¨®n sana, que mira de frente y habla con rapidez y precisi¨®n. Nada en ¨¦l hace intuir el calvario que ha pasado. "Soy esquizofr¨¦nico, pero no me atrevo a dec¨ªrselo a nadie", declara A. M., que vive en la sierra de Madrid y ser¨ªa un potencial usuario del centro de Cruz Roja.
"Me internaron tras una crisis a los 19 a?os". A partir de ese momento, nada vuelve a ser lo mismo. "Lo primero que pasa es que tu familia no entiende lo que te pasa y t¨² tampoco. Tu familia tiene que ponerse a investigar sobre salud mental mientras t¨² empeoras". Con el diagn¨®stico en la mano, se cobra una pensi¨®n no contributiva de 268,77 euros. "El que ha llegado a trabajar, por lo menos cobra una pensi¨®n de acuerdo a su sueldo. Pero al que le ha pillado estudiando puede que jam¨¢s llegue a ser independiente econ¨®micamente, porque la pensi¨®n no le da para nada y la enfermedad a su vez le impide encontrar un primer trabajo", explica V¨ªctor Contreras, presidente de la federaci¨®n de asociaciones de familiares de enfermos mentales de Madrid.
A. M. intent¨® estudiar F¨ªsicas en la universidad, pero no lo logr¨®. "Con mucho esfuerzo consegu¨ª hacer un curso a?os despu¨¦s. Tienes que ocupar tu mente con el estudio y el trabajo para recuperarte". Tiene claro que, siempre que pueda evitarlo, ocultar¨¢ haber padecido una de las enfermedades m¨¢s crueles que se conocen. "La primera consecuencia que tuvo esto en mi vida fue que desaparecieron todos mis amigos. Ni siquiera me cog¨ªan el tel¨¦fono".
Hasta la ministra de Sanidad se refiri¨® a este drama el viernes pasado, con motivo del D¨ªa Mundial de la Salud Mental: "Este sufrimiento se ve agravado por la estigmatizaci¨®n social de la enfermedad mental, que dificulta la integraci¨®n de este tipo de pacientes. Luchar contra ese estigma es una tarea en la que todo el conjunto social debe implicarse".
Los alrededor de 5.000 vecinos que viven en grandes chal¨¦s cerca del kil¨®metro 30 de la A-6 aportan todo tipo de razones para no colaborar en esa tarea. "Nos parece un sitio poco seguro para ellos", explica Cabielles, ya que el centro est¨¢ en la misma v¨ªa de servicio. "Nos empeora la calidad de vida", afirma C. Q., un vecino. Otra vecina es m¨¢s precisa: "Si un esquizofr¨¦nico se niega a tomar la medicaci¨®n y pierde los papeles, es un peligro. Lo hemos visto en los peri¨®dicos".
El psiquiatra Antonio Fern¨¢ndez Moral, jefe de salud mental del distrito Centro de Madrid, aclara que "las cifras de violencia dentro de la poblaci¨®n enferma son menores que las de la poblaci¨®n normal. La esquizofrenia es justo la tendencia a lo contrario, a meterse en uno mismo".
"Yo comprendo a esos vecinos", afirma Carlos S. J., el padre de un esquizofr¨¦nico de Villalba. "Dir¨ªa que me parece casi humano. Yo no me creo mejor que ellos, reconozco que a m¨ª no me preocup¨® nada este tema hasta que lo sufr¨ª de cerca. Por eso les dir¨ªa que no pongan problemas para el centro de rehabilitaci¨®n, porque cualquier d¨ªa les puede pasar a ellos, en cualquier momento. Cada recurso nuevo repercute en la calidad de vida de toda la sociedad".
Fue el anterior alcalde el que concedi¨® una licencia de obras a Cruz Roja para hacer un CRPS. La instituci¨®n invirti¨® cerca de 2,4 millones de euros en la reforma del chal¨¦. El actual alcalde de Torrelodones (en el cargo desde junio), al conocer la inquietud de los vecinos, mantiene el suspense y se reserva conceder la definitiva licencia de actividad. Quiere "o¨ªr a todas las partes", seg¨²n aseguran fuentes del Ayuntamiento. Lo que s¨ª afirman rotundamente es que el edil "no har¨¢ nada en contra de la opini¨®n de los vecinos". Por si hace falta repetirlo: "Nos oponemos totalmente", aclara una de las afectadas. "Y si la Comunidad sigue presionando, no volveremos a votar a Eperanza Aguirre".
Recursos para una vida normal
Un 1% de la poblaci¨®n mundial padece esquizofrenia diagnosticada. "Eso significa que todos conocemos a alguien que lo ha padecido", explica el doctor Antonio Fern¨¢ndez Moral. De ellos, "se puede decir que el 25% de los casos se cura. Otro 50% de los casos mejoran sensiblemente a base de tratamiento, control y apoyo social. Y hay un 25% que sigue un curso muy cr¨®nico, incluso con deterioro cognitivo".
Recuperar a ese 75% de enfermos mentales (no s¨®lo de esquizofrenia, sino de depresi¨®n, angustia, trastorno bipolar, anorexia, bulimia, etc¨¦tera) es una tarea tit¨¢nica que exige trabajo en equipo formado por el psiquiatra, un psic¨®logo, auxiliares de enfermer¨ªa, trabajadores sociales y terapeutas ocupacionales. Se acostumbra a decir que en psiquiatr¨ªa no hay enfermedades, sino enfermos, ya que cada uno es un mundo y exige una atenci¨®n particular.
La primera queja de los profesionales es la falta de lo que llaman "recursos intermedios" de atenci¨®n a la salud mental. Cuando un enfermo llega al hospital en situaci¨®n de crisis, normalmente es ingresado en unidades de agudos de los hospitales. Despu¨¦s, pueden seguir tratamiento ambulatorio. Si el caso es muy grave y cr¨®nico, hay hospitales psiqui¨¢tricos. Pero lo que echan en falta son esos recursos intermedios, centros como CRPS (precisamente como el que deb¨ªa ser inaugurado en Torrelodones), minirresidencias o pisos tutelados, donde el enfermo pueda empezar su verdadera curaci¨®n, que es su reinserci¨®n en la sociedad, algo que no se logra con pastillas.
"Hay una red, una especie de paraguas protector que nos permite tenerlos en tratamiento ambulatorio y permite a los enfermos vivir en comunidad", explica Fern¨¢ndez Moral. La supervivencia de esa red es b¨¢sica para los tratamientos. "Un paciente controlado y con una medicaci¨®n es mucho menos peligroso que ese vecino violento que tenemos todos".
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