En el aire
No deja de ser curioso que habiendo como hay s¨®lo dos modelos de televisi¨®n p¨²blica -el bueno y el malo-, la Junta de Andaluc¨ªa haya optado siempre, desde que se fund¨® Canal Sur, por el segundo. Hay dos teor¨ªas que tratan de explicar esta ofuscaci¨®n.
La primera sostiene que las mayor¨ªas parlamentarias utilizan los servicios informativos de la televisi¨®n para influir en las opiniones de quienes los ven, sobre todo en ¨¦poca de elecciones. Podr¨ªa arg¨¹irse que una televisi¨®n manipuladora no ha de ser necesariamente una mala televisi¨®n: a primera vista nada impide que una televisi¨®n emita un informativo tendencioso y a continuaci¨®n, en hora de m¨¢xima audiencia, un buen programa de libros del tipo El p¨²blico lee. Pero la cosa no es tan f¨¢cil. Usted no puede desarrollar la inteligencia cr¨ªtica del espectador, fomentar su buen gusto, cultivar sus conocimientos y darle luego un telediario de Canal Sur, porque entonces se formar¨ªa un mot¨ªn a la entrada de San Telmo. Por el contrario, si usted alimenta la sumisi¨®n intelectual y la chabacaner¨ªa, y manufactura arrobas de mierda para que el espectador se refocile en sus propios excrementos y en los de sus contempor¨¢neos, usted podr¨¢ luego echarle cualquier cosa a ese mismo espectador -bellotas o telediarios manipulados-, y ¨¦l se lo comer¨¢ sin preguntar.
Hemos de reconocer que con su prop¨®sito de crear un Consejo Audiovisual, Chaves ha restado validez a esta hip¨®tesis. Aunque falta saber qui¨¦n elegir¨¢ a los miembros de este Consejo y cu¨¢les ser¨¢n en realidad sus competencias, nadie duda de que Manuel Chaves luchar¨¢ como un jabato para que este organismo est¨¦ formado por profesionales de reconocido prestigio, aunque no sean de su cuerda, y para que sus decisiones sean vinculantes. Aunque eso pueda costarle al PSOE unas elecciones.
La otra teor¨ªa, no necesariamente incompatible con la anterior, es que los responsables pol¨ªticos de Canal Sur hacen en realidad la televisi¨®n que les gusta. Si no est¨¢ en el ¨¢nimo de la Junta utilizar este medio para embrutecer a la gente, habr¨¢ que concluir entonces que quienes mandan en Canal Sur programan lo que a ellos les entretiene como espectadores y que destierran de la parrilla lo que les parece insufrible. Ser¨ªa muy interesante para dilucidar este punto saber si en las casas de los responsables pol¨ªticos de Canal Sur hay alguno de los siguientes objetos: baldos¨ªn con la leyenda Dios bendiga cada rinc¨®n de esta casa, bailaora de flamenco sobre la televisi¨®n, familia de elefantitos de porcelana, mueble bar o tapetitos de ganchillo sobre los brazos del sill¨®n.
Sea como fuere, con sus declaraciones del otro d¨ªa a Rom¨¢n Orozco, Zarr¨ªas tambi¨¦n ha restado validez a esta hip¨®tesis. Seg¨²n ¨¦l, "algunas horas en la programaci¨®n de Canal Sur son algo m¨¢s que bochornosas". Pero entonces, si el consejero de Presidencia realmente piensa as¨ª, ?por qu¨¦ no cambia esas horas o las manda cambiar? O mejor: ?por qu¨¦ no fulmina, como es su obligaci¨®n, al responsable de esa verg¨¹enza?
Como ven, ya han empezado a tomarnos el pelo. Estamos en campa?a, se?oras y se?ores. Estamos en el aire.
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