Una muralla de 30 a?os
A vueltas con La muralla, basada en unos versos de Nicol¨¢s Guill¨¦n, lleva la agrupaci¨®n chilena Quilapay¨²n recorriendo los escenarios de todo el mundo durante m¨¢s de treinta a?os. La canci¨®n es realmente emocionante. Ya se sabe la historia, habla de que hay que construir una muralla de buenos sentimientos que se abra para que pase lo bueno, el coraz¨®n del amigo, el ruise?or en la flor, y se cierre para lo malo, el veneno y el pu?al y el sable del coronel. A medio recital de su regreso a Madrid, Quilapay¨²n invit¨® a cantarla con ellos a Ana Bel¨¦n, acaso la artista que populariz¨® la pieza en Espa?a. Al final, volvieron a hacerla ellos solos, como si fuera "la versi¨®n original", seg¨²n dijo su director musical, Patricio Wang.
Quilapay¨²n
Rodolfo Parada (direcci¨®n); Patricio Wang (direcci¨®n musical); Patricio Castillo, ?lvaro Pinto, Daniel Valladares, Marcelo Belis y Christian Goza. Hubert Colau y Antoine Mollard (bater¨ªa y percusi¨®n). Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid, 12 de octubre.
En las butacas del Palacio de Congresos, mientras Ana cantaba rodeada por los hombres de los ponchos negros, a m¨¢s de uno se le humedecieron los ojos, y es que Quilapay¨²n es parte de la memoria colectiva hist¨®rica de una determinada generaci¨®n. Su exilio forzado tras la llegada por las armas de Pinochet a la presidencia de su pa¨ªs hizo que en los a?os de la transici¨®n ocuparan a menudo los escenarios y m¨ªtines de la Espa?a predemocr¨¢tica.
Sucede que muchos de los que acud¨ªan a aquellos encuentros anhelantes de libertad no se sabe muy bien d¨®nde se meten en estos ¨²ltimos a?os. Algunos pocos resisten, como los que acudieron la tarde del domingo a reencontrarse con el grupo chileno que dirigi¨® el desaparecido V¨ªctor Jara en los ¨²ltimos a?os sesenta. Pero no eran muchos, y, desde luego, nada j¨®venes. Es como si una muralla se hubiera alzado en torno a Quilapay¨²n y se haya perdido el inter¨¦s por saber de sus nuevas obras en estos treinta a?os. Puede tambi¨¦n que sea porque ellos se han renovado a duras penas, a veces recreando un repertorio que recuerda m¨¢s a la canci¨®n rom¨¢ntica est¨¢ndar que al grupo combativo que fueron.
No obstante, hay momentos en su recital cargados de tanta emoci¨®n como en La muralla, caso de Plegaria a un labrador, Allende o El pueblo unido; y de singular belleza cuando agarran instrumentos tradicionales (quena, charango, cuatro) y su m¨²sica lleva la brisa fresca de los Andes.
Babelia
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