Un pontificado con contradicciones fatales
El 17 de octubre de 1979 publiqu¨¦ un balance del primer a?o en el cargo del papa Juan Pablo II. Fue este art¨ªculo, que apareci¨® en varias publicaciones del mundo, lo que dos meses despu¨¦s dio lugar a que se me retirara la autorizaci¨®n eclesi¨¢stica para ense?ar como te¨®logo cat¨®lico.
Veinticinco a?os de pontificado han confirmado mi cr¨ªtica. Para m¨ª, este Papa no es el m¨¢s grande, pero s¨ª el m¨¢s contradictorio del siglo XX. Un Papa con muchas y muy grandes dotes y con muchas decisiones equivocadas. Reduci¨¦ndolo a un ¨²nico denominador: su pol¨ªtica exterior exige a todo el mundo conversi¨®n, reforma, di¨¢logo. En crasa contradicci¨®n con ella est¨¢ su pol¨ªtica interior, que apunta a la restauraci¨®n del status quo ante Concilium y a la negaci¨®n del di¨¢logo intraeclesi¨¢stico. Este car¨¢cter contradictorio se manifiesta en diez complejos ¨¢mbitos de problemas:
1. El mismo hombre que defiende de puertas afuera los derechos humanos los niega de puertas adentro a obispos, te¨®logos y mujeres, sobre todo: el Vaticano no puede suscribir la Declaraci¨®n de Derechos Humanos del Consejo de Europa; ser¨ªa necesario cambiar antes demasiados preceptos del derecho can¨®nico medieval-absolutista. La separaci¨®n de poderes es desconocida en la Iglesia cat¨®lica. En caso de disputa, la misma autoridad act¨²a como legisladora, fiscal y juez. Consecuencias: un episcopado servil y una situaci¨®n jur¨ªdica insostenible. Quien litigue con una instancia eclesi¨¢stica superior no tiene pr¨¢cticamente ninguna oportunidad de que se le haga justicia.
2. Un gran admirador de Mar¨ªa que predica excelsos ideales femeninos, pero que rebaja a las mujeres y les niega la ordenaci¨®n sacerdotal: siendo atractivo para muchas mujeres cat¨®licas tradicionales, este Papa repele a las mujeres modernas, a las que quiere excluir "infaliblemente" de las ¨®rdenes mayores para toda la eternidad y a las que en el caso de la anticoncepci¨®n incluye en la "cultura de la muerte". Consecuencias: escisi¨®n entre el conformismo exterior y la autonom¨ªa interna de la conciencia, que en casos como en el del conflicto de los consejeros de mujeres embarazadas tambi¨¦n aleja a las mujeres de los obispos afines a Roma, lo que provoca el creciente ¨¦xodo de quienes a¨²n segu¨ªan fieles a la Iglesia.
3. Un predicador en contra de la pobreza masiva y la miseria del mundo que, sin embargo, con su posici¨®n sobre la regulaci¨®n de la natalidad y la explosi¨®n demogr¨¢fica, es corresponsable de esa miseria: el Papa, que tanto en sus numerosos viajes como en la conferencia sobre poblaci¨®n de la ONU en El Cairo tom¨® postura en contra de la p¨ªldora y del preservativo, podr¨ªa tener mayor responsabilidad que cualquier estadista en el crecimiento demogr¨¢fico descontrolado de numerosos pa¨ªses y la extensi¨®n del sida en ?frica. Consecuencias: incluso en pa¨ªses tradicionalmente cat¨®licos como Irlanda, Espa?a y Polonia, existe un creciente rechazo a la moral sexual y al rigorismo cat¨®lico romano en el tema del aborto.
4. Un propagandista de la imagen del sacerdocio masculino y c¨¦libe que es corresponsable de la catastr¨®fica escasez de curas, el colapso del sacerdocio en muchos pa¨ªses y el esc¨¢ndalo de la pedofilia en el clero, que ya es imposible encubrir: el que a los sacerdotes les siga estando prohibido el matrimonio no es m¨¢s que un ejemplo de c¨®mo este Papa tambi¨¦n posterga la doctrina de la Biblia y la gran tradici¨®n cat¨®lica del primer milenio (que desconocen las leyes del celibato eclesi¨¢stico) en favor del derecho can¨®nico del siglo XI. Consecuencias: los sacerdotes son cada vez m¨¢s escasos, su reemplazo inexistente, pronto casi la mitad de las parroquias carecer¨¢n de p¨¢rrocos ordenados y celebrantes regulares de la eucarist¨ªa, hechos que no pueden ocultar la creciente importaci¨®n de sacerdotes de Polonia, India y ?frica ni la inevitable fusi¨®n de parroquias en "unidades eclesiales".
5. El impulsor de un n¨²mero inflacionista de beatificaciones lucrativas que al mismo tiempo, con poder dictatorial, insta a su Inquisici¨®n a actuar contra te¨®logos, sacerdotes, religiosos y obispos desafectos: son perseguidos inquisitorialmente sobre todo aquellos creyentes que destacan por su pensamiento cr¨ªtico y su en¨¦rgica voluntad reformista. Del mismo modo que P¨ªo XII persigui¨® a los te¨®logos m¨¢s importantes de su ¨¦poca (Chenu, Congar, De Lubac, Rahner, Teilhard de Chardin), Juan Pablo II (y su Gran Inquisidor Ratzinger) ha perseguido a Schillebeeckx, Balasuriiya, Boff, Bul¨¢nyi, Curran, as¨ª como al obispo Gaillot (de Evreux) y al arzobispo Huntington (de Seattle). Consecuencias: una Iglesia de vigilantes en la que se extienden los denunciantes, el temor y la falta de libertad. Los obispos se perciben a s¨ª mismos como gobernadores romanos y no como servidores del pueblo cristiano, y los te¨®logos escriben en conformidad o callan.
6. Un panegirista del ecumenismo que, sin embargo, hipoteca las relaciones con las iglesias ortodoxas y reformistas e impide el reconocimiento de sus sacerdotes y la comunidad eucar¨ªstica de evang¨¦licos y cat¨®licos: el Papa podr¨ªa, tal como ha sido recomendado repetidas veces por las comisiones ecum¨¦nicas de estudio y practican muchos p¨¢rrocos, reconocer a los eclesi¨¢sticos y las celebraciones de la comuni¨®n de las iglesias no cat¨®licas y permitir la hospitalidad eucar¨ªstica. Tambi¨¦n podr¨ªa atemperar la exagerada ambici¨®n medieval de poder frente a las iglesias orientales y reformadas. Pero quiere mantener el sistema de poder romano. Consecuencias: el entendimiento ecum¨¦nico qued¨® bloqueado tras el Concilio Vaticano II. Ya en los siglos XI y XVI el papado demostr¨® ser el mayor obst¨¢culo para la unidad de las iglesias cristianas en libertad y pluralidad.
7. Un participante en el Concilio Vaticano II que desprecia la colegialidad del Papa con los obispos, decidida en ese concilio, y que vuelve a celebrar en cada ocasi¨®n que se presenta el absolutismo triunfalista del papado: en sustituci¨®n de las palabras program¨¢ticas conciliares (aggiornamiento, di¨¢logo, colegialidad, apertura ecum¨¦nica), se vuelve ahora, en las palabras y en los hechos, a la "restauraci¨®n", "doctrina", "obediencia", "rerromanizaci¨®n". Consecuencias: No deben llamar a enga?o las masas de las manifestaciones papales: son millones los que bajo este pontificado han "huido de la Iglesia" o se han retirado al exilio interior. La animosidad de gran parte de la opini¨®n p¨²blica y de los medios de comunicaci¨®n frente a la arrogancia jer¨¢rquica se ha intensificado de forma amenazadora.
8. Un representante del di¨¢logo con las religiones del mundo, a las que simult¨¢neamente descalifica como formas deficitarias de fe: al Papa le gusta reunir en tornoa s¨ª a dignatarios de otras religiones. Pero no se percibe mucha atenci¨®n teol¨®gica a sus demandas. Antes bien, incluso bajo el signo del di¨¢logo sigue concibi¨¦ndose como un "misionario" de viejo corte. Consecuencias: la desconfianza hacia el imperialismo romano est¨¢ ahora tan difundida como antes. Y esto no s¨®lo entre las iglesias cristianas, sino tambi¨¦n en el juda¨ªsmo y el islam, por no hablar de India y China.
9. Un poderoso abogado de la moral privada y p¨²blica y comprometido palad¨ªn de la paz que, al mismo tiempo, por su rigorismo ajeno a la realidad, pierde credibilidad como autoridad moral: las posiciones rigoristas en materias de fe y de moral han socavado la eficacia de los justificados esfuerzos morales del Papa. Consecuencias: aunque para algunos cat¨®licos o secularistas tradicionalistas sea un superstar, este Papa ha propiciado la p¨¦rdida de autoridad de su pontificado por culpa de su autoritarismo. A pesar de que en sus viajes, escenificados con eficacia medi¨¢tica, se presenta como un comunicador carism¨¢tico (aunque al mismo tiempo es incapaz de di¨¢logo y obsesivamente normativo de puertas adentro), carece de la credibilidad de un Juan XXIII
10. El Papa, que en el a?o 2000 se decidi¨® con dificultad a reconocer p¨²blicamente sus culpas, apenas ha extra¨ªdo las consecuencias pr¨¢cticas: s¨®lo pidi¨® perd¨®n para las faltas de los "hijos e hijas de la Iglesia", no para las del "Santo Padre" y las de la "propia Iglesia". Consecuencias: la reticente confesi¨®n no tuvo consecuencias: nada de enmienda, tan s¨®lo palabras, nada de hechos. En vez de orientarse por la br¨²jula del evangelio, que ante los errores actuales apunta en direcci¨®n de la libertad, la compasi¨®n y el amor a los hombres, Roma sigue rigi¨¦ndose por el derecho medieval, que, en lugar de un mensaje de alegr¨ªa, ofrece un anacr¨®nico mensaje de amenaza con decretos, catecismos y sanciones.
No puede pasarse por alto el papel del Papa polaco en el colapso del imperio sovi¨¦tico. Pero ¨¦ste no se derrumb¨® a causa del Papa, sino de las contradicciones socioecon¨®micas del propio sistema sovi¨¦tico. La profunda tragedia personal de este Papa es ¨¦sta: su modelo de Iglesia polaco-cat¨®lica (medieval-contrarreformista-antimoderna) no pudo trasladarse al "resto" del mundo cat¨®lico. M¨¢s bien fue la propia Polonia la que result¨® arrollada por la evoluci¨®n moderna.
Para la Iglesia cat¨®lica, este pontificado, a pesar de sus aspectos positivos, se revela a fin de cuentas como un desastre. Un Papa declinante que no abdica de su poder, aunque podr¨ªa hacerlo, es para muchos el s¨ªmbolo de una Iglesia que tras su rutilante fachada est¨¢ anquilosada y decr¨¦pita. Si el pr¨®ximo Papa quisiera seguir la pol¨ªtica de este pontificado, no har¨ªa sino potenciar a¨²n m¨¢s la monstruosa acumulaci¨®n de problemas y har¨ªa casi insuperable la crisis estructural de la Iglesia cat¨®lica. No, un nuevo papa tiene que decidirse a cambiar el rumbo e infundir a la Iglesia valor para la renovaci¨®n, siguiendo el esp¨ªritu de Juan XXIII y, en consecuencia, los impulsos reformistas del Concilio Vaticano II.
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