De gorra
Cualquiera dir¨ªa que ha sido la f¨®rmula m¨¢s feliz desde el descubrimiento de la ley de la gravedad. Eureka. La promesa de Rafael Simancas de que j¨®venes y jubilados puedan disponer gratuitamente de todos los transportes p¨²blicos de la Comunidad de Madrid ha ocupado las primeras p¨¢ginas de las ediciones nacionales de peri¨®dicos de diferentes ideolog¨ªas, desalojando a cuestiones nada insignificantes como la situaci¨®n en Bolivia.
La propuesta de Simancas fue acompa?ada de unas declaraciones de Jes¨²s Caldera en las que anunciaba que el PSOE incorporar¨¢ en su programa medidas similares para toda Espa?a. Que se sepa, ni la Ejecutiva Federal de ese partido ni ninguna de las ejecutivas regionales se hab¨ªa pronunciado al respecto. ?Podr¨¢n viajar de gorra los andaluces de m¨¢s de 65 a?os y menos de 21 de Huelva a Almer¨ªa o de Ja¨¦n a Algeciras? ?Se recoger¨¢ la iniciativa Simancas en el programa electoral del PSOE-A para las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas? Imagino que no. Espero que triunfe la sensatez. Andaluc¨ªa, como otras regiones o ayuntamientos, ya tiene su propia pol¨ªtica, que parece razonable, como subvencionar a los jubilados la mitad del precio de los autobuses interurbanos.
La propuesta de Simancas est¨¢ en la l¨ªnea de esas promesas de ¨²ltima hora a las que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar nos ten¨ªa acostumbrados: esas iniciativas que hac¨ªa aparecer al final de las campa?as electorales con habilidad de prestidigitador. As¨ª se ech¨® por tierra el Impuesto de Actividades Econ¨®micas, que hubiera machacado a¨²n m¨¢s las haciendas municipales si ese dinero que pagaban empresas y aut¨®nomos no se nos sacara a todos por otra v¨ªa. As¨ª se ha puesto en un aprieto a nuestro Ej¨¦rcito despu¨¦s de suprimir, en un plispl¨¢s, el servicio militar obligatorio.
Es la falta de reflexi¨®n lo que desvela que las iniciativas sobrevenidas de este tipo son meras ocurrencias, puro humo, que terminan teniendo consecuencias negativas. Estas promesas irresponsables eran hasta hace no mucho un tic exclusivo de los alcaldes menos escrupulosos. Jes¨²s Gil en esto, como en otras muchas cosas, se ha revelado, desgraciadamente, todo un maestro.
El dar transporte p¨²blico a los j¨®venes por el solo hecho de serlo no tiene sentido y es escasamente did¨¢ctico. En la vida no hay nada gratis y eso conviene aprenderlo desde peque?itos: el mundo no es una guarder¨ªa, aunque muchos de nuestros pedagogos parezcan estar convencidos de lo contrario. M¨¢s bien, la tendencia pasa por lo que est¨¢n haciendo los socialdem¨®cratas alemanes: cobrar, aunque sea de manera casi simb¨®lica, por algunos servicios p¨²blicos hasta ahora completamente gratuitos, como los sanitarios. Obviamente, se deja fuera de esta norma a quienes no tienen recursos. S¨®lo as¨ª puede asegurarse el futuro de unas prestaciones que, felizmente, nuestra sociedad considera indispensables.
La propuesta de Simancas y su ins¨®lita acogida han servido tambi¨¦n para demostrar dos cosas: que ni los pol¨ªticos ni los periodistas usan los transportes p¨²blicos. Si lo hicieran, sabr¨ªan que viajar por toda la comunidad de Madrid con un abono mensual les cuesta 0,28 euros al d¨ªa a los mayores de 65 a?os y 2 euros a los j¨®venes. Tampoco era para tanto.
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