Un Rodr¨ªguez sofisticado y desfasado

Pistolas de agua contra softwares sofisticados. Rodr¨ªguez salt¨® a la fama como el ni?o travieso y audaz del cine hispano made in USA y no tard¨® en conseguir un presupuesto m¨¢s holgado para la secuela, Desperado, y un cambio de protagonistas que sumaba puntos al producto: Antonio Banderas y Salma Hayek. De nuevo funcion¨®. Y ahora nos llega esta tercera parte para demostrar que el talento, la gracia y el nervio l¨²dico de Rodr¨ªguez ten¨ªan un l¨ªmite. Y, por lo visto, econ¨®mico: en cada plano es obvio que el presupuesto ya no forma parte de sus preocupaciones (el despliegue de efectos especiales es apabullante; las escenas de acci¨®n, vertiginosas), pero tambi¨¦n que el dinero debe mermar la imaginaci¨®n.

Sangrienta venganza

Rodr¨ªguez nos presenta de nuevo a El mariachi (Banderas, con un cach¨¦ mucho m¨¢s elevado), m¨ªtico h¨¦roe de la trilog¨ªa que ahora concentra su melanc¨®lica energ¨ªa en llevar a cabo una sangrienta venganza. Una premisa que siempre motiva, pero que Rodr¨ªguez, con su ambiciosa y, visto lo visto, pretenciosa intenci¨®n de rizar el rizo, convierte en una mara?a de tramas paralelas que mezclan al Ej¨¦rcito mexicano con la CIA, a una neum¨¢tica agente policial (Eva Mendes) con delincuentes que parecen extras de un especial de Nochevieja. Tanto es el desfase que la ubicaci¨®n de actores como Mickey Rourke, Johnny Depp, Willem Dafoe y Enrique Iglesias en personajes caricaturescos incomoda m¨¢s que divierte, y la ostentaci¨®n presupuestaria hace que echemos de menos esos a?os en los que a Rodr¨ªguez no le sal¨ªan las cuentas.