?Es sostenible la recuperaci¨®n econ¨®mica internacional?
El autor examina los factores que confluyen sobre la econom¨ªa internacional y aborda el riesgo que para la consolidaci¨®n de la recuperaci¨®n suponen los desequilibrios
Hasta hace algunos meses hemos asistido a un proceso de recuperaci¨®n econ¨®mica internacional que, en comparaci¨®n con lo sucedido en otros episodios de reactivaci¨®n precedentes, se ha venido caracterizando por ser de intensidad modesta, paso vacilante y muy estrecha base geogr¨¢fica, al estar liderado por los Estados Unidos y no ser secundado ni por la Uni¨®n Europea, atrapada en unos ritmos de crecimiento muy reducidos que reflejan considerables problemas de ¨ªndole estructural, ni por Jap¨®n, sumido hace varios a?os en una situaci¨®n de deflaci¨®n persistente y serios problemas financieros y empresariales. Por su parte, entre las econom¨ªas emergentes, aunque los pa¨ªses asi¨¢ticos, liderados por China, ven¨ªan mostrando ritmos de crecimiento elevados, los temores suscitados por la neumon¨ªa asi¨¢tica amenazaban con da?ar su dinamismo, mientras que los pa¨ªses latinoamericanos se enfrentaban, en unos casos, a las secuelas de las muy recientes crisis y, en otros, a la notable debilidad de sus econom¨ªas. Finalmente, las incertidumbres que planteaba la duraci¨®n del conflicto b¨¦lico en Irak y sus posibles repercusiones adversas sobre los precios del petr¨®leo terminaban por complicar el panorama econ¨®mico internacional.
En EE UU hay que enderezar las finanzas p¨²blicas y aumentar el ahorro de las familias
Afortunadamente, en estos ¨²ltimos meses han tenido lugar una serie de hechos que en la actualidad permiten contemplar de manera m¨¢s favorable las perspectivas econ¨®micas globales. As¨ª, junto con el mejor tono que se observa en los mercados financieros internacionales, en los Estados Unidos la recuperaci¨®n parece cobrar vigor, toda vez que las buenas cifras de crecimiento del segundo trimestre y los indicadores m¨¢s recientes apuntan hacia un mayor dinamismo en el resto de este a?o, con la inversi¨®n privada jugando un papel m¨¢s activo. En la Uni¨®n Europea, parece apuntarse una cierta mejor¨ªa de la situaci¨®n econ¨®mica que deber¨ªa irse consolidando progresivamente, mientras que, en Jap¨®n, la evoluci¨®n econ¨®mica m¨¢s reciente ha arrojado un mayor crecimiento y una moderaci¨®n de las presiones deflacionistas. Por lo que se refiere a las econom¨ªas emergentes, en Asia la actividad estar¨ªa manteniendo unos ritmos de avance particularmente intensos, una vez controlada la neumon¨ªa asi¨¢tica, y en Am¨¦rica Latina, si bien todav¨ªa se aprecia, en general, una evidente aton¨ªa en la actividad, se conf¨ªa en que la situaci¨®n econ¨®mica repunte, favorecida por la reciente mejora de las condiciones de financiaci¨®n, que se ha reflejado en el descenso de las primas de riesgo y en la recuperaci¨®n de los tipos de cambio de sus monedas. Y aunque es cierto que, una vez finalizada la guerra de Irak, los precios del petr¨®leo se han mantenido en niveles algo m¨¢s elevados de lo que se esperaba dada la incertidumbre sobre el ritmo de incorporaci¨®n del crudo iraqu¨ª a los mercados, tanto los contratos de futuros como los an¨¢lisis de los especialistas contemplan un descenso del precio del petr¨®leo en los pr¨®ximos meses que tambi¨¦n podr¨ªa contribuir favorablemente a la reactivaci¨®n econ¨®mica global.
Si bien las consideraciones anteriores configuran un escenario internacional m¨¢s favorable, seg¨²n el cual el proceso de reactivaci¨®n econ¨®mica ir¨ªa cobrando gradualmente vigor durante el resto del presente a?o y 2004, a¨²n es pronto para dar por hecho la consolidaci¨®n de la recuperaci¨®n. Para que ello sea posible habr¨¢ que resolver ciertas incertidumbres y acometer la soluci¨®n de algunos problemas de fondo que en estos momentos amenazan su sostenibilidad.
Las incertidumbres que actualmente planean sobre el proceso de recuperaci¨®n global son de muy diversa ¨ªndole y abarcan, entre otros, factores de naturaleza geopol¨ªtica, ligados a la inestabilidad en Oriente Medio; de naturaleza financiera, relacionados con la futura evoluci¨®n del d¨®lar, con la posibilidad de que los mercados hayan descontado unas expectativas en exceso favorables y con que, en alg¨²n momento, tenga lugar una reversi¨®n de los flujos de capitales a corto plazo que en los ¨²ltimos meses se han dirigido hacia las econom¨ªas emergentes; y de naturaleza comercial, al hilo del par¨®n dado en Canc¨²n a la actual ronda de liberalizaci¨®n del comercio mundial.
Quiero centrarme, no obstante, en el problema de c¨®mo van a resolverse finalmente los acusados desequilibrios exteriores que existen entre las principales ¨¢reas econ¨®micas y que, de forma m¨¢s visible, se reflejan en el abultado y persistente d¨¦ficit exterior norteamericano. Dicho d¨¦ficit no es sino la contrapartida exterior, en un marco de escaso dinamismo de las econom¨ªas europeas y de Jap¨®n, de las bajas tasas de ahorro privado y, m¨¢s recientemente, tambi¨¦n del notable incremento del d¨¦ficit p¨²blico en los Estados Unidos, que ha dado lugar al fen¨®meno de los d¨¦ficit gemelos. La mayor¨ªa de expertos, tanto de las organizaciones econ¨®micas internacionales como del sector privado, coinciden en que, al igual que sucedi¨® a mediados de los a?os ochenta, tarde o temprano deber¨¢ reducirse el d¨¦ficit exterior norteamericano dado que la situaci¨®n actual no es sostenible en el medio y largo plazo.
En principio, puesto que el d¨¦ficit exterior de los Estados Unidos refleja que dicho pa¨ªs importa del resto del mundo m¨¢s bienes y servicios de los que exporta, la reducci¨®n de dicho d¨¦ficit puede hacerse a trav¨¦s de varias v¨ªas: una disminuci¨®n de la demanda interna norteamericana que reduzca las importaciones procedentes del resto del mundo; un aumento de la demanda interna de otros pa¨ªses (Uni¨®n Europea, Jap¨®n, etc.) que estimule las exportaciones al resto del mundo; y/o una depreciaci¨®n del d¨®lar, en t¨¦rminos efectivos y reales, que al mejorar la competitividad de los productos estadounidenses lleve tanto a un incremento de las exportaciones como a una reducci¨®n de las importaciones de este pa¨ªs.
Dado que lo ideal ser¨ªa corregir los desequilibrios globales ordenadamente y de forma que favorezca la consolidaci¨®n de la recuperaci¨®n econ¨®mica, ser¨ªa muy deseable que las econom¨ªas europeas y japonesas llevaran a cabo las reformas necesarias para expandir su potencial de crecimiento, lo que ampliar¨ªa y har¨ªa m¨¢s s¨®lida la base de la expansi¨®n econ¨®mica internacional. A su vez, ser¨ªa importante que en los Estados Unidos las autoridades fueran enderezando progresivamente el rumbo de las finanzas p¨²blicas al tiempo que las familias refuerzan su solidez patrimonial mediante una mayor capacidad de ahorro.
Hasta ahora, sin embargo, ninguno de los dos mecanismos anteriores se ha puesto en marcha y s¨®lo la evoluci¨®n del d¨®lar ha resultado coherente con la reducci¨®n del d¨¦ficit exterior americano. Sin embargo, resultan evidentes las tensiones que esto crea cuando dicha evoluci¨®n entra?a la p¨¦rdida de competitividad de ¨¢reas como la Uni¨®n Europea y Jap¨®n que no poseen el dinamismo de los Estados Unidos. De ah¨ª, la reciente llamada del G-7 en Dubai a que la depreciaci¨®n del d¨®lar recaiga tambi¨¦n sobre las monedas asi¨¢ticas, con objeto de repartir menos asim¨¦tricamente los costes que la correcci¨®n de los desequilibrios lleva consigo.
Ciertamente, no puede asegurarse que la correcci¨®n de los desequilibrios vaya a realizarse de forma compatible con la consolidaci¨®n del proceso de recuperaci¨®n econ¨®mica, ni se conoce de antemano en qu¨¦ momento tendr¨ªa lugar el grueso de dicha correcci¨®n. Pero, lo que s¨ª parece evidente es que las posibilidades de ¨¦xito ser¨¢n tanto mayores cuanto m¨¢s decididamente se adopten las medidas tendentes a favorecer el potencial de crecimiento de las econom¨ªas europeas y de Jap¨®n. En el caso europeo, combinando el mantenimiento de las pol¨ªticas macroecon¨®micas de estabilidad con la instrumentaci¨®n de las tan necesarias reformas estructurales y, en Jap¨®n, llevando a cabo la reestructuraci¨®n del sistema bancario y del sector empresarial.
Todo ello, al ampliar la base geogr¨¢fica y reforzar el proceso de expansi¨®n econ¨®mica global, har¨ªa tambi¨¦n posible que la necesaria reconducci¨®n de las finanzas p¨²blicas y el aumento de las tasas de ahorro privado en los Estados Unidos se llevaran a cabo sin hacer peligrar la recuperaci¨®n global. Si as¨ª fuera, se evitar¨ªa el riesgo de un ajuste desordenado del d¨®lar y -a la vista de lo sucedido en Canc¨²n- se conjurar¨ªa el peligro de que retornen ideas proteccionistas que parec¨ªan superadas.
Jos¨¦ Vi?als es director general del Banco de Espa?a.
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