Segovia-Nueva York
Con el fin de destacar las relaciones entre el pintor Esteban Vicente, del que se cumple este a?o el centenario de su nacimiento, y la denominada Escuela de Nueva York, el museo que en Segovia lleva el nombre del artista ha organizado una exposici¨®n en la que se pueden contemplar obras del expresionismo abstracto norteamericano cuya particularidad radica en que todos ellos son propiedad de instituciones y coleccionistas espa?oles. El planteamiento puede parecer simple, pero el resultado ha sido sorprendente ya que no se trata tanto de confirmar por medio de las obras las estrechas relaciones formales, t¨¦cnicas, expresivas y an¨ªmicas de la pintura de Esteban Vicente con la Escuela de Nueva York, que es algo no s¨®lo evidente sino sabido y documentado, como cuanto averiguar si hay suficientes obras del expresionismo abstracto norteamericano en Espa?a y qu¨¦ calidad poseen. Es aqu¨ª donde salta la sorpresa porque partiendo de la limitaci¨®n de no recurrir a obras que se encuentren fuera de las fronteras se ha logrado, pieza a pieza, un conjunto no s¨®lo suficiente sino perfectamente capaz de armar una hermos¨ªsima exposici¨®n.
EL EXPRESIONISMO ABSTRACTO AMERICANO EN LAS COLECCIONES ESPA?OLAS
Museo Esteban Vicente
Plazuela de las Bellas Artes Segovia
Hasta el 11 de enero de 2004
Efectivamente, resulta que en este pa¨ªs, que durante d¨¦cadas dio la espalda a la modernidad, se puede ahora reunir un conjunto coherente de obras que permite mostrar, con m¨ªnimas ausencias, uno de los fragmentos mejor cotizados del arte contempor¨¢neo. Pero, tal vez lo m¨¢s interesante, desde el punto de vista de la sociolog¨ªa del arte, es que una exposici¨®n de este tipo no hubiera sido posible hace tan s¨®lo quince a?os, es decir, lo curioso es constatar que la mayor¨ªa de estas obras han sido adquiridas o han llegado a Espa?a en ¨¦poca muy reciente, lo que pone en evidencia el estado infantil en el que a¨²n se haya el coleccionismo de arte contempor¨¢neo, a la vez que muestra la voluntad de algunos pocos coleccionistas privados de acceder a piezas de periodos que hoy resultan privativos, dada la escasez de obras en el mercado y el desorbitado precio que alcanzan en las subastas.
No vamos a intentar descubrir aqu¨ª las cualidades y bondades de un momento de la historia del arte contempor¨¢neo particularmente querido por la cr¨ªtica, explotado por la propaganda pol¨ªtica y admirado por el p¨²blico que se ha rendido incondicionalmente ante la originalidad de los procedimientos, la grandeza de los tama?os, la sutileza de los colores y la capacidad emotiva de los gestos y pinceladas de artistas norteamericanos, pero, precisamente por eso, porque su trabajo es conocido y f¨¢cilmente reconocible esta muestra nos permite disfrutar de una profundizaci¨®n en las cualidades pl¨¢sticas de las obras.
La exposici¨®n adquiere un enorme inter¨¦s por el valor intr¨ªnseco de algunas piezas que son excelentes y emocionantes. Muy particularmente los cuadros de Mark Rothko, poseedores de una luminosidad y un enigma turbadoramente inexplicable, los dos lienzos de Hans Hofmann, una soberbia tela de Franz Kline, un peque?o cuadro de Lee Krasner y, sobre todo, las obras de Robert Motherwell, artista profusamente representado aqu¨ª tanto con pintura de gran formato como con obra gr¨¢fica. Precisamente, el trabajo de Motherwell resulta ser un contrapunto estimulante en una comparaci¨®n con las obras de Esteban Vicente. La pasi¨®n del norteamericano por los temas espa?oles, muy particularmente su encendida defensa de la Rep¨²blica espa?ola, su suite basca y sus ediciones ilustradas de libros de Rafael Alberti, como A la pintura (que se exhibe ¨ªntegra), le convierten en el nexo de uni¨®n ideal entre el pintor segoviano y la vanguardia neoyorquina.
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