El esp¨ªritu joven de Vinicius de Moraes
Varios discos, la reedici¨®n de su poes¨ªa y una web celebran el 90? aniversario del autor de 'Soneto de separa??o'
Ayer hubiera cumplido 90 a?os. Vinicius de Moraes, el "blanco m¨¢s negro de Brasil", autor de letras de canciones como A felicidade, el ¨²nico poeta que vivi¨® como un poeta, seg¨²n Drummond de Andrade, deb¨ªa su nombre al legado romano de la novela Quo vadis? Marcus Vinicius da Cruz de Mello Moraes naci¨® el 19 de octubre de 1913 en R¨ªo de Janeiro, a las cinco y diez de la ma?ana, en un caser¨®n del tranquilo barrio de G¨¢vea.
Fue poeta, por naturaleza y vocaci¨®n, desde ni?o, sol¨ªa decir. Pese a licenciarse en derecho, la abogac¨ªa qued¨® aparcada para siempre. Se llev¨® un premio por su segundo libro, Forma e exegese (1935) -el primero, O caminho para a dist?ncia, lo hab¨ªa editado con s¨®lo 20 a?os-. Y una beca del British Council para un curso de lengua y literatura inglesa en la Universidad de Oxford, en 1938, le alej¨® por primera vez de Brasil. A bordo del Highland Patriot, en pleno Atl¨¢ntico, Vinicius de Moraes escribe Soneto de separa??o ("De repente de la risa se hizo el llanto / silencioso y blanco como la bruma").
"Recib¨ªa a las personas allegadas dentro de la ba?era", recuerda la que fue su ¨²ltima compa?era
Vina o Vininha, como le llamaban los suyos, pas¨® estrecheces antes de entrar, en 1943, en el cuerpo diplom¨¢tico. Ejerci¨® de cr¨ªtico de cine, cronista de prensa y hasta como censor: "En un periodo en que no se censuraba casi nada porque las pel¨ªculas ya ven¨ªan cortadas de los estudios". El Itamaraty no s¨®lo le permiti¨® ganarse la vida sino tambi¨¦n viajar. Como diplom¨¢tico estuvo primero en Los ?ngeles y m¨¢s tarde en Par¨ªs y Montevideo. En California conoci¨® a m¨²sicos de jazz y bail¨® en una fiesta con una aspirante a actriz llamada Ava Gardner. All¨ª volvi¨® a encontrarse con su amigo Orson Welles -al que ten¨ªa impresionado por saberse de memoria el texto ¨ªntegro de Ciudadano Kane-.
En 1968, la dictadura militar decidi¨® quit¨¢rselo de encima. Gilda Mattoso, su ¨²ltima compa?era y hoy asesora de artistas como Caetano Veloso, cuenta que "fue una orden del presidente de la Rep¨²blica y Vinicius removi¨® el Ministerio de Exteriores, y apel¨® a todos sus conocidos, porque quer¨ªa conseguir la nota firmada por Costa y Silva que dec¨ªa: "Asunto, Vinicius de Moraes". Y debajo: "Aparten a ese holgaz¨¢n". Dec¨ªa que si lograba encontrarla la iba a enmarcar en el sal¨®n".
Vinicius de Moraes convirti¨® al Orfeo griego en un negro brasile?o. La obra de teatro Orfeu da Concei??o, tragedia carioca, se estren¨® en el teatro Municipal de R¨ªo el 25 de septiembre de 1956, con decorados de Oscar Niemeyer y m¨²sica de un joven y desconocido compositor y pianista: Antonio Carlos Jobim. A la propuesta de trabajo, Jobim, que sufr¨ªa para pagar el alquiler de un min¨²sculo apartamento, le habr¨ªa contestado: "?Pero va a haber alg¨²n dinero en eso?". Orfeo negro gana en 1959 la Palma de Oro de Cannes y el Oscar de Hollywood a la mejor pel¨ªcula extranjera. En ella se escucha el hermoso estribillo: "La tristeza no tiene fin, la felicidad, s¨ª". Se estaba gestando una de las m¨²sicas m¨¢s influyentes del siglo XX: la bossa nova. Faltaba poco para que todo el mundo supiera de una chica de 16 a?os, Helo¨ªsa Eneida, que caminaba hacia la playa de Ipanema, por la calle Montenegro, hoy Vinicius de Moraes.
Sac¨® la poes¨ªa de los libros y la llev¨® a las canciones. Probablemente sea ese su mayor legado: haber conciliado poes¨ªa erudita y m¨²sica popular. Junto a Jobim, cre¨® maravillas como Se todos fossem iguais a voc¨º, Por toda minha vida, Eu sei que vou te amar... Tambi¨¦n escribi¨® con Carlos Lyra, Edu Lobo, Francis Hime o Chico Buarque. Hasta con Albinoni y Bach. En compa?¨ªa de Baden Powell grab¨® los famosos afrosambas, y en 1969 empez¨® una relaci¨®n musical con Toquinho. El guitarrista con 23 a?os, Vinicius con 56. Once a?os de trabajo en com¨²n y m¨¢s de mil recitales, que dieron canciones como Tarde em Itapo? o Como dizia o poeta.
"La mujer no es para ser entendida, sino para ser amada", repet¨ªa. "Pobrecita la que fuera celosa", comenta Gilda Mattoso, a la que precedieron, oficialmente, Beatriz Azevedo Tati, Lila B?scoli, Mar¨ªa L¨²cia Proen?a, Nelita Abreu Rocha, Christina Gurj?o, Gessy Gesse y Marta Rodriguez. "Que sea infinito mientras dure", escribi¨® en el Soneto de fidelidade. "Ten¨ªa un esp¨ªritu joven y un desapego absoluto por lo material", cuenta Mattoso. "Siempre estaba dispuesto a ayudar a un amigo. Si le avisaban de que alguien no iba a poder devolverle el dinero, contestaba 'ya lo s¨¦". Le gustaban las charlas de madrugada, regadas con m¨²sica y whisky. Y con el tiempo descubri¨® un ¨²tero materno en la ba?era de agua templada. "Recib¨ªa a las personas allegadas dentro de la ba?era. Yo me mor¨ªa de verg¨¹enza", confiesa Gilda Mattoso. "Ten¨ªa una tabla de madera sobre la que colocaba la m¨¢quina de escribir, el cenicero, el espejo para afeitarse...".
En la madrugada del 9 de julio de 1980, su coraz¨®n se detuvo. El hombre que cre¨ªa en la vida como el arte del encuentro y que quiso vivir cada segundo como nunca m¨¢s est¨¢ enterrado en el cementerio de S?o Jo?o Batista, de R¨ªo, junto a sus padres, Lidia y Clodoaldo: "Quien ya pas¨® por esta vida y no vivi¨® / puede ser m¨¢s, pero sabe menos que yo / porque la vida s¨®lo se entrega / a quien se ha entregado".
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