Una vida sin impuestos
Nabil al Sand vende lavadoras m¨¢s baratas, aunque debe costearse agentes de seguridad
Nabil al Sand, de 43 a?os, es cat¨®lico en un pa¨ªs musulm¨¢n como Irak. Cuenta los d¨®lares por cientos y se los entrega a un familiar para ponerlos a salvo en casa. Es due?o de una tienda de electrodom¨¦sticos en la c¨¦ntrica calle de Karrada de Bagdad, la que m¨¢s se ha lucrado tras la ca¨ªda del r¨¦gimen. Sin impuestos ni aranceles aduaneros, vende los productos entre un 10% y un 20% m¨¢s baratos que en la era de Sadam Husein, pero el margen de beneficio es mayor. Rodeado de microondas, neveras, televisiones y aparatos de DVD, el comerciante dice que el principal reto del nuevo Irak es la inseguridad callejera. "A las seis y media de la tarde tenemos que cerrar y meter los productos que exponemos en la calle. Por la noche dejo tres vigilantes armados en el interior".
La fiebre por la novedad se ha estabilizado este mes tras hacer el agosto en el verano. Nabil sigue vendiendo un notable n¨²mero de tel¨¦fonos v¨ªa sat¨¦lite y equipos para ver los canales internacionales (prohibidos durante la dictadura): 500 unidades de cada una en seis meses. "Compro la mercanc¨ªa en Bagdad a un mayorista. Algunos productos vienen a trav¨¦s de Turqu¨ªa, pero a los kurdos hay que abonarles una especie de tasa. Lo que se trae desde Jordania no paga nada. Pero tarde o temprano volver¨¢n los aranceles".
Reevan, su hijo de 10 a?os, estudia los movimientos pausados y seguros del padre. Nabil trata de implicarle en el negocio familiar, pero el chico desea ser m¨¦dico pediatra. Odia la venta y el ajetreo. "Por aqu¨ª vienen a comprar bastantes americanos. Se llevan aparatos de DVD y aires acondicionados. Son una parte significativa de las ventas", dice con la calculadora en la mano.
Aunque escoge las palabras y evita toda cr¨ªtica a EE UU, se queja de la electricidad. "Seguimos con cortes diarios; est¨¢ mejor que antes, pero hay seis horas de apag¨®n, y as¨ª no puede funcionar una econom¨ªa". Cree que la prioridad de las donaciones extranjeras debe de ser la educaci¨®n ("los ni?os son el ¨²nico futuro") y exige que ¨¦stas sean controladas por gente honesta para evitar la corrupci¨®n. "Tenemos grandes necesidades: equipar los hospitales, limpiar la basura de la calle y, sobre todo, acabar con la delincuencia. Vivimos una situaci¨®n dif¨ªcil: hay atracos y cr¨ªmenes en todo el pa¨ªs. Hay demasiada gente armada en Irak". Preguntado si ¨¦l es uno de ellos, Nabil esboza una t¨ªmida sonrisa y muestra un vetusto Kal¨¢shnikov que esconde al lado de su mesa de trabajo. "Pero es s¨®lo para defenderme".
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