Un asesinato nada selectivo
Un helic¨®ptero de combate israel¨ª mata a nueve civiles, entre ellos el m¨¦dico que les atend¨ªa, en un campo de refugiados de Gaza
El doctor Zein al Abder Shadin, de 30 a?os, muri¨® ayer en el campo de refugiados de Nuseirat -62.374 habitantes-, en la franja de Gaza, por el impacto de un misil lanzado desde un helic¨®ptero de combate israel¨ª sobre la multitud, cuando trataba de rescatar y asistir a las v¨ªctimas de un asesinato selectivo. Su muerte, junto con la de otros ocho civiles inocentes, amenaza con abrir una agria pol¨¦mica en la sociedad israel¨ª, que empieza a cuestionarse la eficacia y moralidad de los m¨¦todos utilizados para reprimir la Intifada.
"El doctor Zein se encontraba de guardia en la cl¨ªnica, cuando los helic¨®pteros israel¨ªes dispararon sobre un veh¨ªculo en el que viajaban dos supuestos militantes de Ham¨¢s. Al escuchar la explosi¨®n sali¨® a la calle, junto con la multitud, para ayudar a las v¨ªctimas. Estaban a poco menos de 20 metros del centro m¨¦dico. El helic¨®ptero volvi¨® entonces a disparar sobre el gent¨ªo, matando a nueve civiles inocentes e hiriendo al menos a otras 70 personas, entre ellas numerosos ni?os", relataba el responsable del dispensario del campo de refugiados de Nuseirat, el doctor Yihad Hamad, de 57 a?os.
La sociedad israel¨ª comienza a cuestionar los m¨¦todos usados para reprimir la Intifada
El dolor por la muerte del doctor Zein embargaba ayer el campo de Nuseirat, pero alcanzaba tambi¨¦n al enclave vecino de Al Maghazi, donde viv¨ªa junto con su familia, los Shadin, oriundos de Askhelon (a unos 20 kil¨®metros de Gaza), de donde fueron expulsados en 1948 tras declararse el Estado de Israel. Miembro de una familia de pr¨®speros comerciantes, Zein pudo viajar hasta la republica isl¨¢mica de Kazajist¨¢n, donde se licenci¨® en medicina, contrajo matrimonio con una nativa, Yula, y tuvo su primer hijo, Mohamed.
"Hac¨ªa tres a?os que hab¨ªa regresado a Palestina. Trabajaba como m¨¦dico generalista en esta cl¨ªnica de Nuseirat, donde ganaba por todo salario 1.000 shekels al mes -unos 200 euros-. Su turno empezaba a las siete de la tarde y finalizaba a las siete de la ma?ana. Muri¨® cuando llevaba dos horas en el trabajo. Fue alcanzado por dos fragmentos de metralla; uno se le incrust¨® en la cabeza, el otro en el pecho. Ha sido un doble asesinato, porque el misil israel¨ª fue lanzado sobre la multitud desarmada y a la vez sobre un m¨¦dico", concluye el doctor Hamad, mientras trata de vencer el sue?o provocado por una noche en vela, curando heridos.
Yula, de 23 a?os, a la que todos en el barrio conocen como la rusa, sabe que su marido no volver¨¢. Ayer, sumida en l¨¢grimas, dudaba si volver a su ciudad natal, Al Mata, o quedarse en el campo de refugiados de Al Maghazi, encadenada para siempre a la causa palestina. En estos momentos de indecisi¨®n ha optado por coger a su hijo en brazos. Lo ha sentado sobre sus piernas y lo ha estrechado contra su vientre. Para la pr¨®xima primavera espera un segundo ni?o.
La muerte del doctor Zein y la de los otros ocho civiles del campo de Nuseirat ha abierto una pol¨¦mica en Israel. La prensa local criticaba ayer sin ambig¨¹edades los m¨¦todos b¨¦licos utilizados para reprimir la Intifada. El ministro de Infraestructura israel¨ª, Yosef Paritzky, aseguraba por la radio que el Gobierno deb¨ªa pedir disculpas por las muertes inocentes e indemnizar a las v¨ªctimas civiles. En cambio, la portavoz del Ej¨¦rcito, la general de brigada Ruth Yaron, se mostraba contundente al justificar la operaci¨®n asegurando que se trataba de defender la vida de los israel¨ªes. El debate no ha detenido la maquinaria militar, que devolv¨ªa ayer noche los tanques al centro de Ramala, a menos de 200 metros de la Mukata, sede de la presidencia de Yasir Arafat.
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