Lepage conmueve hasta el llanto

No es habitual en este pa¨ªs ver a tanta gente conmovida por la belleza de un espect¨¢culo. Fue el pasado martes en el estreno en Espa?a de La trilog¨ªa de los dragones, montaje del canadiense Robert Lepage y su compa?¨ªa Ex Machina. Y eso que en su contra figuraban las seis horas de duraci¨®n del espect¨¢culo. No obstante, no hubo, como ocurre otras veces en el teatro, cabezadas, ronquidos, movimientos de cansancio. Pero s¨ª hubo l¨¢grimas.

Cyrano, de Josep Maria Flotats;La clase muerta, de Tadeusz Kantor, o Elsinor, del propio Lepage. Grandes montajes todos que pasaron a la historia y que marcaron la relaci¨®n entre la vida y el teatro, como el que se cre¨ªa estar viviendo esa noche.

Nuria Espert, que ser¨¢ dirigida por Lepage el a?o que viene, aseguraba casi excitada: "?Qu¨¦ gran despliegue de creatividad!". Tambi¨¦n asistieron emocionados otros actores como Jos¨¦ Luis G¨®mez, Ver¨®nica Forqu¨¦, Natalia Men¨¦ndez, Pep Molina, M¨®nica L¨®pez, Mar¨ªa Pujalte; dramaturgos como Jes¨²s Campos, Ernesto Caballero y Lourdes Ortiz; cineastas como David Trueba y Juan Ca?o, o arquitectos como Miguel Verd¨². Pol¨ªticos o responsables de teatros p¨²blicos, ni uno; salvo la obligada presencia de Carlos Bazt¨¢n, consejero de las Artes de la Comunidad de Madrid, instituci¨®n organizadora del evento.

Jos¨¦ Luis G¨®mez, al que ni la gripe le impidi¨® disfrutar de Lepage, coment¨®: "Es una gran emoci¨®n asistir al nacimiento de un nuevo lenguaje para el teatro, contemplar una ruptura que afirma nuevos caminos para la escena. Durante todo el espect¨¢culo ha prevalecido mi asombro profesional y mi deleite por la poes¨ªa m¨¢s que por el argumento".

Esta trilog¨ªa muestra el Lepage de sus comienzos -la versi¨®n original es de 1986- y no tanto al hombre de sorprendentes y m¨¢gicos hallazgos tecnol¨®gicos puestos al servicio del teatro y de su obsesiva b¨²squeda de la belleza a trav¨¦s del dolor.

"Escuchad crecer las piedras y encontrar¨¦is la paz". Esta frase de El drag¨®n blanco, ¨²ltima parte de esta trilog¨ªa, que completan El drag¨®n verde y El drag¨®n rojo, cobra un especial significado en esta propuesta esc¨¦nica ante la que se llega a comprender que a este joven director canadiense se le conozca como "el milagro Lepage".