Ibarretxe, increpado

Decenas de j¨®venes ultraderechistas insultaron e intentaron agredir al lehendakari Ibarretxe en la Facultad de Derecho de Granada, en la noche del mi¨¦rcoles. Esta deplorable actitud de los ultras fue repudiada por la gran mayor¨ªa de los profesores y estudiantes que asistieron a la conferencia de Ibarretxe y que defendieron su derecho a expresarse. El lehendakari tiene todo el derecho a explicar libremente su plan soberanista dentro y fuera de Euskadi. Ser¨ªa muy deseable que los vascos que se oponen a ese plan tambi¨¦n tuvieran la misma oportunidad de criticarlo abiertamente en su propia tierra, sin miedo a broncas ni represalias.

El incidente granadino confirma que la ultraderecha est¨¢ envalentonada en Espa?a y que el clima de convivencia pol¨ªtica se ha deteriorado notablemente en v¨ªsperas del 25? aniversario de la Constituci¨®n. Estamos lejos del di¨¢logo y del consenso que caracterizaron el parto de la m¨¢s larga, estable, abierta y plural Carta Magna que jam¨¢s han tenido los pueblos de Espa?a. La pol¨ªtica del Gobierno de Aznar, principalmente durante su segunda legislatura, es en alguna medida responsable de ello. Pero lo es sobre todo el ambiente que se vive en Euskadi de exaltaci¨®n nacionalista y de amenazas, agresiones y asesinatos de quienes no la comparten. Lo malo del nacionalismo es que abre una caja de Pandora de la que salen en primer lugar nacionalismos opuestos. Y en el resurgimiento del viejo nacionalismo espa?olista, que niega la diversidad de este pa¨ªs, tiene mucho que ver la obstinaci¨®n del nacionalismo vasco -el violento, pero no s¨®lo- en mantener una actitud de confrontaci¨®n permanente.

En Granada Ibarretxe dej¨® sin respuesta una pregunta muy importante de un profesor de Derecho Constitucional. ?ste quiso saber por qu¨¦ el lehendakari efect¨²a, con su plan soberanista, "una propuesta que plantea tensiones extraordinarias, justo cuando hab¨ªamos encontrado una forma de resolver la articulaci¨®n del Estado y unas cotas de autogobierno impresionantes".

Durante a?os el PNV ha mostrado poca sensibilidad para los miles de vascos que malviven en Euskadi hostigados y amenazados de muerte. Eso podr¨ªa llevar a algunos a alegrarse de que Ibarretxe haya sufrido en Granada la misma p¨®cima que sufren tantos vascos en su propia tierra. Pero ning¨²n dem¨®crata deber¨ªa regocijarse, porque esa p¨®cima es amarga y mort¨ªfera. Es mortal para la convivencia entre los vascos, y para la convivencia entre los vascos y el resto de los espa?oles, y tambi¨¦n para la propia democracia. La condena taxativa al intento de agresi¨®n sufrido por Ibarretxe obedece a las mismas razones por las que merece la mayor repulsa la pesadilla en la que viven tantos dem¨®cratas vascos.