Radiante crep¨²sculo del barroco
Patrocinada por la Sociedad Estatal de Acci¨®n Cultural, esta muestra del Patrimonio Nacional ha sido comisariada por Fernando Checa, que ya lleva a?os trabajando en la divulgaci¨®n de los tesoros art¨ªsticos de la Casa de los Austrias, pero que ahora se ha centrado en un momento hist¨®rico de la segunda mitad del siglo XVII, en el que se replante¨® los centros europeos de poder en medio del fastuoso crep¨²sculo del barroco, protagonizado ¨¦ste por los ¨²ltimos esplendores de algunos de sus artistas m¨¢s reputados y la emergencia de una nueva generaci¨®n. El t¨ªtulo de la presente convocatoria ya anuncia la identidad de qui¨¦nes han sido estos grandes maestros seleccionados para reflejar el cambio operado -Bernini, Vel¨¢zquez y Giordano-, que, en efecto, son los aut¨¦nticos protagonistas de la muestra, pero, junto a una copiosa e interesante presencia de obra de los tres citados, hay tambi¨¦n un variopinto elenco de otros artistas contempor¨¢neos y, sobre todo, de piezas de los m¨¢s diferentes g¨¦neros y especies, artes suntuarias, monedas, planos de arquitectura, maquetas, armas, tapices, grabados, etc¨¦tera, todo lo cual nos sirve para una m¨¢s adecuada reconstrucci¨®n de un pasado art¨ªstico cortesano, en el que la pintura y la escultura estaban integradas como un elemento m¨¢s del deslumbrante y complejo aparato barroco.
CORTES DEL BARROCO DE BERNINI Y VEL?ZQUEZ A LUCA GIORDANO
Palacio Real de Madrid
Palacio Real de Aranjuez (Madrid)
Hasta el 11 de enero de 2004
A partir del que fue el pacto matrimonial signado en la fronteriza isla de los Faisanes el 7 de junio de 1660, en el que se acord¨® el casamiento de la infanta Mar¨ªa Teresa de Espa?a con Luis XIV de Francia, la exposici¨®n confronta los marcos culturales y art¨ªsticos de la declinante Corte espa?ola y la ya plenipotenciaria francesa, pero no sin asomarse a los otros grandes escenarios europeos en los que se desarroll¨® simult¨¢neamente esta grave y dram¨¢tica crisis hist¨®rica: la Roma papal y la Viena del emperador Leopoldo I. Aunque obviamente es imposible eludir el entramado y significaci¨®n pol¨ªticos de este trasfondo hist¨®rico, no estamos ante una exposici¨®n de naturaleza documental, sino, sobre todo, art¨ªstica, lo que, dada la naturaleza eminentemente teatral y simb¨®lica de las Cortes barrocas, tampoco constituye un punto de vista poco ilustrativo o superficial.
De esta manera, la exposici¨®n est¨¢ dividida en una serie de cap¨ªtulos o apartados sucesivos -Arte y diplomacia, La corte pontificia: Roma, 1650, Bernini en Par¨ªs, El triunfo del catolicismo (Bernini: 1650-1680), Sobre los g¨¦neros art¨ªsticos y la representaci¨®n del poder, La corte de Cristina de Suecia en Roma, La corte de Carlos II, La imagen de la naturaleza en las cortes de Luis XIV y Carlos II, Fiestas cortesanas en Versalles y en Madrid, etc¨¦tera-, cuyo simple enunciado ya nos avisa del hilo del relato que articula el recorrido, as¨ª como de su compleja irradiaci¨®n panor¨¢mica. Por otra parte, como ya antes se advirti¨®, todos estos episodios han sido ilustrados con el m¨¢s ins¨®lito, variado y fascinante conjunto de obras de todo tipo y tama?o, cuya abundancia, que hay que medir por centenas, no resulta nunca, sin embargo, abrumadora y confusa, porque los organizadores han sabido distribuirla en ¨¢mbitos sucesivos bien estructurados y con un primoroso y ameno orden.
Por ¨²ltimo, aunque aqu¨ª
apenas se pueda dar cuenta sino por indicios de un conjunto art¨ªstico tan plet¨®rico, no se puede dejar de subrayar no s¨®lo la magn¨ªfica representaci¨®n de obras de Vel¨¢zquez y Bernini -la de este ¨²ltimo sobremanera sorprendente-, sino la de un sinf¨ªn de estupendos artistas europeos de la segunda mitad del XVII, como, entre otros, Murillo, Mart¨ªnez del Mazo, Carre?o, Claudio Coello, Vald¨¦s Leal, Sacchi, Maratta, G. B. Gaulli, Pozzo, Giordano, Algardi, Bourdon, Philippe de Champaigne, etc¨¦tera, todos ellos representados con obras relevantes por su calidad o significaci¨®n.
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