Tristezas del amor y del honor
Iv¨¢n Aleks¨¦ivich Bunin (1870- 1953) fue el primer escritor ruso que recibi¨® el Premio Nobel de Literatura (1933). ?Fue una decisi¨®n pol¨ªtica o literaria? En verdad, Bunin era un escritor demasiado tradicional para la turbulencia vanguardista que agitaba las aguas del primer tercio de siglo; es m¨¢s, el prologuista de este libro -un pr¨®logo mod¨¦lico en cuanto a informaci¨®n y contenci¨®n- nos cuenta que el Iv¨¢n Bunin de los primeros tiempos encontraba a Ch¨¦jov demasiado "moderno", tanto formal como tem¨¢ticamente. Iv¨¢n Bunin es un escritor realista, yo dir¨ªa que costumbrista tambi¨¦n, cuya obra tard¨ªa -que es la representada en este volumen- s¨ª recoge lo que Ch¨¦jov sembr¨® en la literatura rusa. Lo cierto es que la concesi¨®n del premio llama la atenci¨®n por el talante literario del escritor, pero no es inmerecido. Iv¨¢n Bunin, que acab¨® abandonando Rusia en 1920, era un escritor sumamente respetado y cargado de honores, mas no soport¨® la Revoluci¨®n. En el exilio, tampoco se ech¨® en brazos de los exiliados, sino que mantuvo una elegante independencia. En esto coincide en cierto modo con su apreciado Vlad¨ªmir Nabokov, otro exiliado de distinta generaci¨®n.
EL AMOR DE MITIA
Iv¨¢n Bunin
Selecci¨®n y pr¨®logo de Jos¨¦ Mu?oz Millanes
Traducci¨®n y notas de V¨ªctor Gallego Ballesteros
Pre-Textos. Valencia, 2003
272 p¨¢ginas. 14,45 euros
Como primera medida hay que
se?alar que Bunin es un descriptor extraordinario. La presencia de luces, sombras, sonidos, colores, olores, en su escritura es realmente notable. Como es obvio, esto le convierte en un creador de ambientes, tanto urbanos como rurales, que poseen una fuerza expresiva subyugante, y utilizo esta palabra con toda intenci¨®n. Por otra parte, tambi¨¦n domina a la perfecci¨®n el dibujo de personajes. Todo lo cual muestra un "cuadro de vida" de la vida rusa tradicional anterior a la Revoluci¨®n realmente convincente y atractivo. Leyendo estos relatos, no cabe duda de que nos hallamos ante un estilista y un observador muy bien dotado y es muy posible que la imagen de escritor "a contracorriente" que tuvo en la ¨¦poca en que le toc¨® escribir ya no tenga mucho peso a los ojos del lector de hoy porque, finalmente, acostumbrados como estamos al relato decimon¨®nico, la obra de Bunin se encuadra en ¨¦l con toda confianza. ?sa es una de las razones por la que deber¨ªamos considerar que ¨¦ste es un momento muy adecuado para leer a Bunin despojado de toda otra consideraci¨®n que no sea la literaria. La otra es su buen gusto narrativo.
El volumen contiene una novela corta, El amor de Mitia, mod¨¦lica en su estilo.
Es la historia de una separaci¨®n anunciada, muy bien plantada en su introducci¨®n, amueblada con toda clase de detalles, y muy bien ejecutada en lo que es m¨¢s importante: el desarrollo de la conciencia de la p¨¦rdida de la amada, una conciencia sobre todo sentimental, que es donde Bunin da en el clavo; una breve escena dram¨¢tica previa al calamitoso final revela el excelente sentido de la construcci¨®n y del ritmo que conduce sus cuentos en general. Lo que sucede es que los elementos dram¨¢ticos est¨¢n minimizados porque su autor se entretiene mucho m¨¢s en lo que podr¨ªamos llamar la "peque?a peripecia" que le permite lucir esas calidades descriptivas a las que me refer¨ª antes. Y todo ello da a sus cuentos un aire de pinceladas de la vida, pinceladas con las que compone cuadros un tanto melanc¨®licos, pero bien vivos y expresivos, que a veces se resuelven con una sola frase o un corto y brusco p¨¢rrafo. Se dir¨ªa que, expuesta esa "conciencia de los sentimientos", lo que busca es una salida airosa que le permite dejar titilando en la mente del espectador una impresi¨®n agridulce en algunos casos, tristemente fatal en otros.
Estos cuentos pertenecen a su
¨²ltima ¨¦poca y poseen tambi¨¦n una mezcla de recuerdo nost¨¢lgico y adi¨®s a la vida. Sin embargo, ojo, no son blandos ni concesivos. La mayor¨ªa hablan de las tristezas del amor y tambi¨¦n de las tristezas del honor. Hay piezas tan breves como Un oto?o
fr¨ªo, que se sustenta en una mera an¨¦cdota circunstancial, pero cuyo despojamiento le da un punto de trascendencia muy hermoso; o bien cuentos m¨¢s largos y elaborados, como Natalie, una preciosa historia resuelta en su ¨²ltimo tercio por medio de una sucesi¨®n de elipsis narrativas que se asoman a un vertiginoso final, en hermoso e inteligente contraste con la minuciosidad y morosidad de los dos primeros tercios.
En resumen, se trata de una selecci¨®n estupenda para leer a lo largo de una semana, con entretenimiento y placer intelectual a la vez, que deja un gusto excelente y un calor de gratitud en el lector. Y que nos deja ver que hay asuntos que nunca se apean de la actualidad, cualquiera que sea el marco en que se desarrollen.
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