Vuelta al aljibe

Juan Zurita es agricultor y ecologista en Pitres, en la Alpujarra granadina. La zona donde trabaja y vive nunca tuvo problemas de agua. "Hab¨ªa de sobra gracias al deshielo de Sierra Nevada. Adem¨¢s, por su altura y cercan¨ªa al mar, la lluvia descargaba con frecuencia", cuenta. Ahora, la presi¨®n tur¨ªstica y de la agricultura intensiva que se practica a pocos kil¨®metros de all¨ª, en la costa granadina, hacen que cada a?o se hable de escasez de agua en la zona.

El agua no es un bien que convenga derrochar, ni la que llueve ni la que se filtra al terreno tras el riego. Hay que almacenarla para los tiempos de sequ¨ªa. Zurita cree necesario recuperar el aljibe, dep¨®sitos subterr¨¢neos generalmente profundos y abovedados, frente a lo que ¨¦l llama "pantanetas", albercas al aire libre, amplias y de muy poca profundidad. Seg¨²n Zurita, estas ¨²ltimas consiguen a veces un efecto contrario al deseado: permiten la p¨¦rdida y la descomposici¨®n del agua. "Al tener mucha superficie, el agua se evapora y la que se queda, se pudre en poco tiempo. En los aljibes, el agua puede durar a?os en perfecto estado, ya que est¨¢ muy bien protegida y a la temperatura perfecta", explica.

Zurita propone el mantenimiento de los usos y costumbres tradicionales. "Las acequias tradicionales, construidas con tierra, agua y piedras, adem¨¢s de levar el agua, permiten que se filtre parte de esa agua. Estas filtraciones producen verdor y alimentan los ¨¢rboles y toda la vegetaci¨®n monta?a abajo", explica.

El problema actual, dice Zurita, es que ya ni se construyen acequias similares a las tradicionales ni se mantienen las ya existentes: "Se abandonan las que hay o se construyen otras de cemento, cuando no se canalizan por tuber¨ªas dentro de la tierra", dice.