El Valencia se extrav¨ªa en Riazor
El Depor, con un extraordinario Fran, aprovecha un fallo de Ca?izares y alcanza el liderato
Como casi siempre en los ¨²ltimos a?os, el Valencia se extravi¨® en Riazor. Llegaba como l¨ªder invicto, con un impecable balance defensivo, y no tard¨® un cuarto de hora en encajar un gol. Al Deportivo, que temblaba por la ausencia de Mauro Silva, se le present¨® un partido mucho m¨¢s sencillo de lo que pod¨ªa esperar, ante un rival al que manej¨® por momentos con mucha autoridad. Tan c¨®modo se acab¨® sintiendo el Depor que, en la segunda parte, permiti¨® que el Valencia reuniese fuerzas hasta acabar forzando el empate con escaso margen para la reacci¨®n local. Pero Ca?izares invoc¨® en el ¨²ltimo momento el peso de la tradici¨®n trag¨¢ndose un remate de Trist¨¢n cuando el Depor parec¨ªa haber estropeado su ejercicio.
DEPORTIVO 2 - VALENCIA 1
Deportivo: Molina; Manuel Pablo, C¨¦sar, Andrade, Romero; Duscher (Trist¨¢n, m. 79), Sergio; V¨ªctor (Scaloni, m. 68), Valer¨®n, Fran (Luque, m. 75); y Pandiani.
Valencia: Ca?izares; Curro Torres (Navarro, m. 63), Ayala, Marchena, Carboni; Rufete (Xisco, m. 65), Albelda, Baraja, Vicente; Aimar; y Mista (Oliveira, m. 78).
Goles: 1-0. M. 14. C¨¦sar cabecea un bal¨®n en el ¨¢rea y Valer¨®n fusila desde cerca. 1-1. M. 72. Centro de Albelda desde la izquierda que Mista remata a placer. 2-1. M. 80. Trist¨¢n marca de falta directa sorprendiendo a Ca?izares.
?rbitro: Undiano. Amonest¨® a Duscher, V¨ªctor, Ayala, Navarro, Albelda y Baraja.
Unos 30.000 espectadores en Riazor.
Todo el mundo hab¨ªa visto en el partido un duelo personal entre Aimar y Valer¨®n, dos jugadores fascinantes, de esos que unen al talento una peculiar manera de entender el f¨²tbol en su esencia m¨¢s natural, despojada de cualquier ornato superfluo. Pero en el partido hab¨ªa otro futbolista de su estirpe, un chico que nunca fue demasiado bien tratado por la jungla que rodea a este deporte y del que ¨²ltimamente se habla menos, como si algunos tuviesen prisa por retirarle. Pero a todos los incalculables servicios que Fran ha prestado al Deportivo desde hace 15 a?os ha sumado ahora una madurez extraordinaria. Tras un sublime partido ante el Atl¨¦tico y su decisiva contribuci¨®n el mi¨¦rcoles ¨²ltimo para tumbar al M¨®naco, Irureta le devolvi¨® anoche a la titularidad aun a costa de sacrificar a Luque, otro que estaba ofreciendo grandes prestaciones. Y Fran se elev¨® en el partido por encima de todos los dem¨¢s. Con la ayuda de Valer¨®n, eso s¨ª, siempre generoso y dispuesto a asociarse con los que saben jugar. Valer¨®n se dej¨® caer a menudo por la izquierda para relevar a Fran cuando ¨¦ste se met¨ªa al centro. Por all¨ª empezaron muy pronto los problemas para el Valencia. Y continuaron toda la noche, hasta el punto de que Ben¨ªtez tuvo que acabar mandando a Ayala a aquel flanco para detener la hemorragia.
Excepto la campa?a anterior, cuando arranc¨® un triunfo que lamin¨® las aspiraciones del Depor al t¨ªtulo en el tramo final del campeonato, el Valencia nunca suele encontrarse en Riazor. Parece como si fuera una penitencia por el recurrente recuerdo del partido en que Djukic tir¨® la Liga por la borda desde el punto de penalti, o como si el equipo se encogiera ante la hostilidad contra ¨¦l que sigue viva en Riazor desde aquel d¨ªa. Por una u otra cosa, el Valencia nunca es el Valencia de verdad en A Coru?a. Y la historia, tras el par¨¦ntesis del a?o pasado, se repiti¨® anoche. Desde el primer partido de Liga, el cuadro de Ben¨ªtez no hab¨ªa vuelto a encajar un gol. En Riazor no tard¨® un cuarto de hora en recibirlo. Es verdad que fue una jugada bastante extra?a, una larga carambola en el ¨¢rea que acab¨® remachando Valer¨®n. Pero no era la primera vez que el gol rondaba ya el territorio valencianista, muy castigado por el comando conjunto Fran- Valer¨®n.
El peso del gol se convirti¨® en una carga demasiado gravosa para el Valencia, que nunca acab¨® de poner en grandes aprietos a un Deportivo en el que todo el mundo se enchuf¨® al partido con intensidad y determinaci¨®n, incluidos los te¨®ricos secundarios como Romero. Si la banda derecha del Valencia se desangr¨® atr¨¢s, tampoco adelante ofreci¨® nada excesivamente productivo. En realidad, todos los balones buscaban a Vicente, que se top¨® con la rapidez de Manuel Pablo, que, recuperado su vigor f¨ªsico, va tomando confianza poco a poco. De Aimar s¨®lo se vieron detallitos. Uno, un pase de tac¨®n al interior del ¨¢rea, maravilloso. Claro que poco antes hab¨ªa pifiado un centro muy sencillo que hubiese facilitado el gol a Mista.
Todo empez¨® a cambiar entrada la segunda parte y gran parte de la responsabilidad de ese vuelco corresponde al Deportivo, al que le perdi¨® su excesivo inter¨¦s en administrar el resultado a la espera del contragolpe definitivo. El Depor se empe?¨® en recular y recular de tal manera que consinti¨® que el Valencia encontrase al fin el rumbo. Los que m¨¢s pod¨ªa temer el Depor, Aimar por encima de todos, no acabaron de brillar. En su lugar apareci¨® la potencia de Albelda, que irrumpi¨® en el ¨¢rea como un blindado sin que nadie pudiera detenerle y proporcion¨® el centro que Mista llevaba esperando toda la noche. El Valencia se envalenton¨® ante un Deportivo que parec¨ªa haber dilapidado el partido por un pecado de conformismo. Pero Irureta hurg¨® en el banquillo y el Valencia finalmente acat¨® la tradici¨®n. Los protagonistas fueron Trist¨¢n, reci¨¦n ingresado, y Ca?izares, que hizo la estatua a una falta lanzada por el delantero sevillano. Suficiente para que el Valencia se fuese otra vez meditando qu¨¦ extra?o aire le suele desorientar siempre en Riazor.
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