El modelo Puerto Rico
HAY POL?TICOS de una sola idea. Aznar es uno de ellos. En la sociedad medi¨¢tica no es forzosamente negativo. Lo simple es m¨¢s f¨¢cil de comunicar que lo complejo. La idea de Aznar es que s¨®lo al lado de Bush est¨¢ la salvaci¨®n: "Hoy por hoy no hay alternativa pr¨¢ctica y realista a la garant¨ªa de seguridad que representa EE UU". Lo dijo a los mandos de las Fuerzas Armadas, lo viene repitiendo desde la gran iluminaci¨®n que tuvo la primera vez que Bush le recibi¨® en Washington.
Aznar, conforme a una vieja tradici¨®n de la derecha espa?ola, es profundamente antieurope¨ªsta. Un antieurope¨ªsmo que tradicionalmente ha estado muy ligado a cierta fobia contra los franceses. Una derecha como la espa?ola, de larga tradici¨®n oscurantista, siempre ha vivido con complejo de inferioridad y resentimiento sus relaciones con la vecina Francia y su tradici¨®n ilustrada. Curiosamente, en Francia gobierna Chirac, otra persona escasamente europe¨ªsta, que se convirti¨® a la causa europea como efecto del roce con EE UU. De poco ha valido la supuesta familiaridad ideol¨®gica entre los dos Gobiernos de derechas de Espa?a y Francia. La relaci¨®n con Bush ha tenido efectos contrapuestos: Aznar ha encontrado en ella los tacones que le permit¨ªan elevar su talla y autorreconocerse como estadista. Chirac ha sentido la llamada del gaullismo: nunca Francia se someter¨¢ a los americanos.
El antieurope¨ªsmo de Aznar cada vez es m¨¢s expl¨ªcito. En el discurso a los mandos militares, las pocas referencias a Europa son advertencias ante posibles pecados de desobediencia atlantista: "No cuenten conmigo entre los que se felicitar¨ªan de un futuro europeo sin que existiera la OTAN". El plan de defensa que el presidente expuso por su cuenta y riesgo, sin consulta previa al Parlamento, en ning¨²n caso hace del marco europeo su referencia. El horizonte es el reconocimiento de la hegemon¨ªa americana y la sumisi¨®n estrat¨¦gica a ella. Am¨¦rica como anhelo, Europa como carga. La defensa presuntamente patri¨®tica del reparto de Niza no es m¨¢s que otro intento de retardar la convenci¨®n y el progreso de Europa. Hasta su aliado Berlusconi le ha cantado las cuarenta. Aznar choc¨® pronto con el eje franco-alem¨¢n. Quer¨ªa diferenciarse de la estrategia de Felipe Gonz¨¢lez y demostrar que era capaz de dise?ar una alianza alternativa, con los pa¨ªses perif¨¦ricos. Tuvo la complicidad de Blair porque a los ingleses siempre les es ¨²til acumular fuerzas frente a Berl¨ªn y Par¨ªs. Pero esta alianza s¨®lo pod¨ªa servir para frenar, no para construir. Aznar fue utilizado debidamente como acompa?amiento de la pareja Bush-Blair en la guerra. Pero, pasado este episodio, Blair ha visto que la alianza perif¨¦rica ya no le era ¨²til. Y el Reino Unido ha regresado a su lugar natural: la tr¨ªada dirigente europea.
El resentimiento con Europa es tan grande que Aznar define a Espa?a como "una democracia consolidada en el sur de Europa", es decir, prefiere la identificaci¨®n geogr¨¢fica a la pol¨ªtica (la Uni¨®n Europea). El discurso ante los mandos del Ej¨¦rcito es la culminaci¨®n de la huida. Una huida hacia la que podr¨ªamos llamar el modelo Puerto Rico. Lo que no se sabe muy bien es si Aznar quiere que sea Espa?a o sea Europa entera la que se convierta en Estado asociado a Estados Unidos (libre asociado, dir¨ªa Ibarretxe). En su discurso desde?a la capacidad de las instituciones europeas para resolver los problemas de seguridad, afirma que la contenci¨®n diplom¨¢tica del poder de nuestro socio al otro lado del Atl¨¢ntico va contra el sentido de la historia y asegura que s¨®lo Estados Unidos nos puede garantizar el futuro.
Si la idea es una -EE UU es el socio privilegiado, y Europa es una apuesta secundaria-, la coartada tambi¨¦n es simple: la lucha contra el terrorismo. Un concepto que en la medida en que Aznar lo utiliza para abarcar todo lo que se mueve, todo lo que ponga en cuesti¨®n el orden americano, ya no significa nada. S¨®lo eso: una coartada para justificar una alianza completamente acr¨ªtica con Estados Unidos y una pol¨ªtica de seguridad mediatizada por un discurso de estado de excepci¨®n.
Pero, insisto, el lugar com¨²n de toda la estrategia de Aznar es el antieurope¨ªsmo. La Espa?a de Aznar se parece a la isla de Saramago que se desprende de Europa y emprende un viaje por los mares, en este caso, nada err¨¢tico: direcci¨®n Estados Unidos. "El litigio", como ha escrito J¨¹rgen Habermas, "ya no es sobre si es posible la justicia en las relaciones entre las naciones, sino sobre si el derecho es el medio adecuado para conseguir este objetivo o lo es m¨¢s bien la pol¨ªtica ordenadora de una gran potencia". La respuesta de Aznar no ofrece dudas: todo por Estados Unidos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.