El ahorro, en horas bajas
El pr¨®ximo viernes, d¨ªa 31, se celebra el D¨ªa Mundial del Ahorro. Pero, por favor, no lo celebren ustedes, mis queridos lectores, con cava o con alguna fiesta por todo lo alto, pues ello atentar¨ªa justamente contra la esencia de lo que querr¨ªan celebrar. Bromas aparte, no estar¨ªa nada mal que este recordatorio sirviera para reflexionar sobre uno de los problemas que aquejan a nuestra econom¨ªa: la falta de ahorro. Puede que muchos no quieran ni o¨ªr hablar ahora de ahorro, pues, seg¨²n dicen, lo que hace falta es m¨¢s consumo para que tire la producci¨®n, haya empleo y beneficios, suban la Bolsa y los inmuebles y todo funcione perfectamente. Es verdad que hay coyunturas en las que la falta de consumo es un problema, pero no es el caso de nuestra econom¨ªa. Llevamos unos cuantos a?os en los que el ritmo de crecimiento del consumo privado viene superando al de las rentas, lo que se traduce en que la tasa de ahorro cada vez es menor.
Para el Estado es f¨¢cil aumentar el ahorro; utilizando su poder, cada vez se queda con m¨¢s tarta del pastel
Los gr¨¢ficos adjuntos sintetizan la evoluci¨®n y situaci¨®n actual del ahorro en Espa?a. El de la izquierda nos muestra la evoluci¨®n del ahorro nacional, como porcentaje del PIB. Puede verse que desde 1995 se mantiene pr¨¢cticamente estable en torno a una cifra del 22,5%. Pero ello es el resultado de evoluciones muy diferentes del ahorro del sector p¨²blico, creciente, y del privado, que ha ca¨ªdo 5,6 puntos porcentuales (pp) del PIB entre ese a?o y 2002, situ¨¢ndose 1,6 pp por debajo de la media de la eurozona. Hay que dar gracias, pues, a la recuperaci¨®n del ahorro p¨²blico, pues sin ¨¦l la escasez de ahorro del conjunto de la econom¨ªa podr¨ªa ser mayor. Para el Estado es f¨¢cil aumentar el ahorro cuando, utilizando el poder fiscalizador que tiene, cada vez se queda con m¨¢s tarta del pastel. Eso es lo que significa que la presi¨®n fiscal haya aumentado en Espa?a unos 3 pp desde 1995 hasta 2002.
En el gr¨¢fico central se muestra la profunda ca¨ªda de la tasa de ahorro de los hogares en los ¨²ltimos siete a?os. En 2002 los datos de avance de la Contabilidad Nacional muestran una ligera recuperaci¨®n, aunque muy probablemente dichos datos ser¨¢n revisados a la baja y la tasa de ahorro volver¨¢ a reducirse. Frente a ello, los hogares se han embarcado en estos a?os en unas fuertes inversiones en compra de activos inmobiliarios y financieros, lo que les ha llevado a aumentar su endeudamiento desde una cifra equivalente al 46% de su renta bruta disponible (RBD) en 1995 al 84% en 2002, hipotecando su capacidad de gasto en los pr¨®ximos a?os y, por tanto, el crecimiento de la econom¨ªa.
Hay argumentos para pensar, adem¨¢s, que esta ca¨ªda del ahorro no es coyuntural, sino m¨¢s o menos permanente (estructural), lo que llevar¨ªa a un punto de equilibrio en los flujos ahorro-inversi¨®n a la baja, con la consiguiente p¨¦rdida de capacidad de acumulaci¨®n de capital y, por tanto, de crecimiento a largo plazo. Uno de estos argumentos se recoge en el gr¨¢fico derecho. En ¨¦l se relaciona la tasa de ahorro con la ratio patrimonio neto/RDB de los hogares, es decir, con la riqueza, vi¨¦ndose c¨®mo hay una relaci¨®n inversa muy clara entre estas dos variables. El aumento de la riqueza lleva a los hogares espa?oles a consumir m¨¢s y a ahorrar menos. El problema es que este aumento de la riqueza s¨®lo en una peque?a parte procede de la acumulaci¨®n de capital ligada al ahorro, y en su mayor parte obedece a la revalorizaci¨®n de los activos (pi¨¦nsese en la subida del precio de las viviendas), es decir, a la inflaci¨®n. Es como el cuento de la lechera. Ya saben...
?ngel Laborda es director de Coyuntura de la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigaci¨®n Econ¨®mica y Social (FUNCAS).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.