Un naufragio calculado
Mi colega Lydia Garrido public¨® el lunes pasado en estas p¨¢ginas una documentada informaci¨®n sobre la situaci¨®n econ¨®mica de las televisiones auton¨®micas espa?olas. El corolario de ese matizado relato, como acaso recuerde el lector, no era otro que la quiebra t¨¦cnica en la que se encuentra el ente valenciano. A modo ilustrativo se lo comparaba con TV3 -cuya superior calidad y eficiencia no necesita ponderaci¨®n alguna- y se anotaba: "RTVV tiene mayor presupuesto, mayor plantilla, menor audiencia, mucho menor impacto social, m¨¢s producci¨®n externa, s¨®lo el 30% de la programaci¨®n se emite en valenciano y tiene dos canales de TV y dos de radio (frente a los cinco y cuatro, respectivamente, de la catalana)". De la comparaci¨®n con los otros entes auton¨®micos tampoco sal¨ªa mejor parado el tinglado de Burjassot, l¨ªder en deuda acumulada y en censo laboral.
Aunque sumaria, tal descripci¨®n reitera el caos y despilfarro que se viene denunciando estos ¨²ltimos a?os desde dentro y desde fuera de la televisi¨®n valenciana. Un fen¨®meno que nos aboca a cuestionar las causas de esta ominosa extravagancia que no ha hecho m¨¢s que acentuarse un ejercicio tras otro. Y en tal tesitura parece claro que el origen del desm¨¢n no est¨¢ principalmente -aunque tambi¨¦n- en el estamento dirigente de los medios que nos ocupan -radio y televisi¨®n auton¨®micas-, sino en el c¨¢lculo y la frivolidad de las instancias pol¨ªticas que tutelan, manipulan y lastran el ente. Esto es, en el Gobierno de la Generalitat que en ning¨²n momento ha dado la menor muestra de querer enmendar el entuerto, pues hay visos sobrados para colegir que est¨¢ -o estaba- predeterminado.
Al menos, y eso conviene matizarlo, hasta ahora. El titular actual del Ejecutivo, Francisco Camps, no ha dicho todav¨ªa una palabra al respecto ni, sospechamos, se le ha brindado la posibilidad de hacerlo. RTVV sigue siendo una parcela blindada del zaplanismo y todo cuanto en esa casa acontece lleva su vitola. Ascensos, reclutamiento de personal, programaciones y sinecuras exhiben el sello del hoy ministro de Trabajo, tan propenso a disparar con p¨®lvora de rey, inflar los d¨¦ficit de toda laya y confiar en la p¨®cima m¨¢gica que consiste en desacreditar la titularidad p¨²blica y ponerla a punto de caramelo para los c¨®rvidos particulares. Una f¨®rmula respetable si su electorado se la bendice, pero a¨²n as¨ª, resulta condenable, por abusivo, que previamente haya de hundir las finanzas del ente en cuesti¨®n y enlodar el producto con tanta basura.
En suma, que las dolencias de RTVV responden a un plan que, para mayor mortificaci¨®n del vecindario progresista o simplemente avisado, cuenta con la complicidad de unos consejeros de administraci¨®n que ha tiempo que, por coherencia con su papel de opositores, debieron renunciar a tan bochornosa escenificaci¨®n de su propia inutilidad. ?O es que se conforma en certificar peri¨®dicamente el desmadre de la cuenta de explotaci¨®n y el nepotismo establecido?
Pues ¨¦sta es parte de la herencia que le cumple administrar al Consell. Presentimos que no es un plato de su gusto y que en el fuero interno de Camps late el prop¨®sito de restablecer los criterios fundacionales del ente, dot¨¢ndolo de la racionalidad econ¨®mica adecuada. La legislatura es larga y no han de faltarle ocasiones para retratarse.
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