C¨®mo salir de ¨¦sta
"No acierto a comprender las razones", escrib¨ªa el martes el profesor Rubio Llorente a prop¨®sito del plan Ibarretxe, "por las que han podido emprender un camino que no lleva a ninguna parte". Una posible respuesta es: porque lo que les interesa no es la meta, sino el camino. La hegemon¨ªa nacionalista se mantiene gracias a la f¨®rmula infalible de ideal patri¨®tico (ser de los nuestros)+clientelismo+seguro de vida (frente a ETA). El ideal vigente durante decenios ya se ha plasmado en la realidad con la autonom¨ªa plena (coronada por la institucionalizaci¨®n, en esta legislatura, del Concierto Econ¨®mico con car¨¢cter indefinido). El plan Ibarretxe ser¨ªa la expresi¨®n jur¨ªdica del nuevo objetivo identitario. No un proyecto de convivencia para una nueva generaci¨®n, como proclama su autor, sino un plan para que pueda seguir gobernando la nueva generaci¨®n nacionalista que est¨¢ sustituyendo a la de Arzalluz.
Se trata de dibujar un horizonte v¨¢lido para todo un periodo, y de ah¨ª la parsimonia de su puesta en marcha: un a?o desde que lo anunci¨®, otro hasta que se vote. Cuanto m¨¢s dure su permanencia como objetivo inalcanzable, m¨¢s tarea nacionalista y m¨¢s clientela encandilada y satisfecha: porque esperan que la captaci¨®n de los votos de la ilegalizada Batasuna les permitir¨¢ mantener la mayor¨ªa y seguir administrando poder y presupuesto. Mientras no se plantee un conflicto abierto, no les preocupa que haya recursos legales y broncas pol¨ªticas: sirven para seguir a cubierto de ETA y para alimentar la tensi¨®n rupturista. La idea es que o cede el Estado (por evitar el conflicto, por hartazgo social, por debilidad de un Gobierno sin mayor¨ªa); o no cede, y entonces avanza el proceso de ruptura. La desobediencia de Atutxa frente al Supremo es el ensayo anticipado del plan soberanista.
Ese ventajismo condiciona la estrategia de los constitucionalistas contra el plan. Hasta los m¨¢s reticentes admiten ahora que el PNV no se bajar¨¢ de ese rupturismo soberanista tan rentable sin una derrota electoral. Pero tambi¨¦n hay acuerdo en que para ello ser¨¢ necesario que el constitucionalismo atraiga a una parte al menos del electorado autonomista, no independentista, que ha seguido votando al PNV. Ello incide en el debate sobre la unidad de acci¨®n de populares y socialistas en Euskadi. Los socialistas argumentan que ambos partidos suman m¨¢s por separado que juntos, y que una parte de su electorado rechaza participar en un frente con el PP.
Sin embargo, el debate no es si ir o no juntos (ya fueron por separado en 2001) sino con o sin compromiso de intentar desplazar al PNV. Porque la otra ¨²nica posibilidad ser¨ªa el pacto con el nacionalismo. Y si algunos votantes rechazan ir con la derecha, muchos m¨¢s rechazar¨ªan seguramente ir con este nacionalismo que, por ejemplo, se plantea limitar los derechos electorales de los ciudadanos de Euskadi que no adquieran la nacionalidad vasca.
El primer objetivo de una estrategia para hacer frente al plan Ibarretxe ser¨ªa rescatar a los 80.000 votantes de Madrazo: ?qu¨¦ hace un partido de izquierda avalando una pol¨ªtica m¨¢s propia de la extrema derecha? En Estonia, el movimiento independentista que sigui¨® al derrumbe del comunismo fue apoyado por gran parte de la poblaci¨®n de origen ruso (38% de la poblaci¨®n). Conseguida la independencia, las nuevas autoridades negaron la ciudadan¨ªa a los llegados con posterioridad a 1940 e impusieron como condici¨®n para recobrarla superar un examen de dominio de la lengua estonia.
Tambi¨¦n el PP tendr¨ªa que hilar m¨¢s fino. Decir que el plan "legitima a ETA" es hacer un favor a ETA. Y si el objetivo es favorecer la unidad de acci¨®n, sobran esos emplazamientos semanales al PSOE (sabiendo la respuesta) a fin de denunciar, para alegr¨ªa de Ibarretxe, las vacilaciones de la oposici¨®n. Lo l¨®gico ser¨ªa buscar f¨®rmulas m¨¢s flexibles de colaboraci¨®n que, en lugar de favorecer la unanimidad nacionalista, enfrente a los votantes moderados con las consecuencias de la propuesta de Ibarretxe. Lo m¨¢s eficaz que se ha hecho contra ella ha sido la declaraci¨®n de la mayor¨ªa constitucionalista en ?lava diciendo que si Euskadi se desliga de Espa?a, ?lava se desliga de Euskadi. Lo cual lleva a lamentar que el PP no cediera a la pretensi¨®n de los socialistas (torpemente argumentada) de compartir el gobierno de las instituciones alavesas. Esa situaci¨®n habr¨ªa creado m¨¢s complicidades de hecho que mil comunicados conjuntos.
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