Arranca la campa?a oficial
Pasqual Maragall proclama que con el fin del pujolismo acabar¨¢ la Catalu?a de buenos y malos - Artur Mas alerta a los empresarios de que s¨®lo Converg¨¨ncia i Uni¨® garantiza la estabilidad - Mariano Rajoy afirma en el feudo convergente de Girona: "Vengo a ocupar el espacio del centro" - Josep Llu¨ªs Carod sostiene que es ERC la que hoy representa el sentido fundacional de Converg¨¨ncia - Joan Saura pide a los j¨®venes que vayan a votar para "no beneficiar a la derecha"
Nunca desde 1980 las espadas se bland¨ªan tan alto como en las elecciones catalanas que se celebrar¨¢n el 16 de noviembre, las primeras sin Jordi Pujol. El socialista Pasqual Maragall y el convergente Artur Mas medir¨¢n sus fuerzas en esta dura campa?a, que ha comenzado hoy a las 0.00 horas.
En el arranque oficial (el real comenz¨® hace meses), los partidos, una vez que ya han intentado consolidar a su electorado -aunque volver¨¢n a ello-, est¨¢n ya en la fase de tratar de ara?ar votos a los partidos fronterizos. Y la principal v¨ªctima de esa operaci¨®n es CiU. En su condici¨®n de fuerza que ha ocupado la centralidad pol¨ªtica en Catalu?a, la federaci¨®n que encabeza Mas se ha convertido en la formaci¨®n cuyos votos son codiciados por los dem¨¢s partidos. Esta batalla se duplica con la disputa por la herencia de Jordi Pujol, que en esta ocasi¨®n no concurrir¨¢ a los comicios catalanes por vez primera en 23 a?os. El legado est¨¢ algo maltrecho, porque a lo largo de estos a?os la permanente mayor¨ªa nacionalista ha encogido progresivamente.
Las mayor¨ªas absolutas de mediados de los ochenta y de principios de los noventa han dado paso a estrecheces pol¨ªticas, como la que arranca de 1999. En su sexta investidura, Pujol precis¨® los votos del PP para acceder a la presidencia de la Generalitat.
Converg¨¨ncia tiene una situaci¨®n dif¨ªcil. En esta campa?a se ve obligada a jugar dos cartas contradictorias: el cambio (en versi¨®n de recambio generacional) y la estabilidad. Ayer mismo, Mas -que en sus comparecencias p¨²blicas reh¨²ye declararase partidario de reformar la Constituci¨®n- se esforz¨® en subrayar la l¨ªnea continuista de su proyecto y en poner de relieve que, a su juicio, un Gobierno de izquierdas no garantiza ni el progreso ni la estabilidad en Catalu?a. Mas quiso aplacar temores patronales sobre la radicalizaci¨®n de su discurso nacionalista ante un pacto con Esquerra Republicana.
ERC se convierte en objeto de deseo tambi¨¦n para Pasqual Maragall, quien en esta campa?a predicar¨¢ el cambio, el fin del pujolismo, para acabar con la Catalu?a de "buenos y malos, nyerros i cadells" . El l¨ªder socialista ha reiterado que si gana los comicios no esperar¨¢ a los resultados de las generales de marzo para establecer sus alianzas. Si las catalanas son un primer pelda?o de los socialistas hacia La Moncloa, sectores del PSOE ven con preocupaci¨®n una eventual alianza de gobierno entre el PSC y ERC, probablemente ineludible.
Los republicanos saben que pueden constituirse en bisagra de la situaci¨®n.
Desde su soberanismo, juegan la baza de la ambivalencia o la ambig¨¹edad calculada -seg¨²n los analistas- gracias a su posible papel de bisagra. Pero no est¨¢ claro si dispondr¨¢n de doble llave e inclinar¨¢n ellos la mayor¨ªa o s¨®lo podr¨¢n pactar con una de las formaciones vencedoras: el PSC o CiU.
Pero en campa?a el electorado de ERC tiene mucha frontera con Converg¨¨ncia. Josep Llu¨ªs Carod Rovira, el l¨ªder de los republicanos, dirigi¨® ayer sus cr¨ªticas en esa direcci¨®n: "CiU no sabe c¨®mo hacerlo para atrapar la fuga de votos hacia ERC, porque nosotros somos quienes representamos la herencia de la Converg¨¨ncia Democr¨¤tica fundacional".
El gui?o al electorado convergente, pero en este caso el moderado, tambi¨¦n llega desde el otro extremo del espectro. Los populares que lidera el ex ministro Josep Piqu¨¦ contar¨¢n por vez primera en una campa?a auton¨®mica con un cartel de primera l¨ªnea. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, presidente del Gobierno central, desembarcar¨¢ en cinco ocasiones. Ayer
Mariano Rajoy, candidato del PP a la presidencia del Gobierno, visit¨® Girona, un feudo muy convergente, con el objetivo confeso de hacerse con el voto que CiU ha dejado a su derecha. "Vengo a ocupar el espacio del centro", dijo Rajoy.
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