Una mirada honesta

Pero hay que convenir que, m¨¢s all¨¢ de los prejuicios, Mercero (y con ¨¦l sus coguionistas, el propio dramaturgo e Ignacio del Moral) no s¨®lo no se ha dejado llevar por la facilidad, sino que, al contrario, se ha acercado a la situaci¨®n humana de estos personajes con un cuidado extremo, sin cargar jam¨¢s las tintas a cargo de la f¨¢cil compasi¨®n y tratando, en todo caso, de rescatar los momentos cotidianos de esos adolescentes que, antes incluso que enfermos, son adolescentes con todo lo que ello conlleva: un poco so?adores, un bastante gamberrillos; miedosos como todo hijo de vecino.

Y el resultado es una pel¨ªcula honesta y s¨®lida, con sus momentos de emoci¨®n, faltar¨ªa m¨¢s, pero tambi¨¦n de risa, hasta de suspense; con unos protagonistas que se meten literalmente al p¨²blico en el bolsillo (incluso el m¨¢s conocido de ellos, Ballesta, que a pesar de sus indudables dotes para la interpretaci¨®n cae con facilidad en la sobreactuaci¨®n), con alg¨²n numerito sobrante (la canci¨®n, enterita, de Estopa) y una encomiable voluntad de mostrar con mirada limpia la cotidianidad terrible de esos j¨®venes sufrientes.