Al escondite con parados
El artista Santiago Sierra oculta a 100 desempleados en una calle
El artista Santiago Sierra (Madrid, 1966) dice que se comporta como un empresario. Para sus proyectos, contrata a personas que no conoce y paga su jornada laboral con dinero o con dosis de hero¨ªna. Ayer contrat¨® a 100 parados para que durante cuatro horas estuvieran escondidos en diferentes lugares de la calle del Doctor Fourquet, en el barrio multirracial de Lavapi¨¦s, en Madrid. La acci¨®n se titul¨® 100 personas escondidas, con producci¨®n de la galer¨ªa Helga de Alvear y dentro del programa de MAD 03, segundo encuentro de arte experimental de Madrid.
En la n¨®mina figuran los nombres, hombres y mujeres mayores de 18 a?os, y el lugar para la firma, que se registra al recibir 40 euros. En un principio se pens¨® en elegir a inmigrantes, pero se prefiri¨® un conjunto m¨¢s amplio de desempleados, que fueron contactados por la calle, entre okupas, colas del Inem y asociaciones de inmigrantes. Para conseguir el centenar de personas hubo que romper la resistencia de su participaci¨®n en una acci¨®n art¨ªstica y el miedo a ser detenidos por falta de papeles. Entre las seis de la tarde y las diez de la noche, las 100 personas escondidas permanecieron en tiendas, garajes, viviendas y galer¨ªas de arte de la misma calle.
"Con la gente tengo una relaci¨®n de empresario. Prefiero mantenerme distante de su realidad"
Santiago Sierra, que intervino en el pabell¨®n de Espa?a en la ¨²ltima Bienal de Venecia y en la colectiva El real viaje real, en Nueva York, programados por el Ministerio de Asuntos Exteriores, no permite que los escondidos sean visibles, como su propia realidad: "La ocultaci¨®n da m¨¢s fuerza a la imaginaci¨®n". El artista documenta su trabajo en fotograf¨ªas y v¨ªdeos que despu¨¦s pasan a las galer¨ªas y a su p¨¢gina (www.santiagosierra.com), que registra como un diario. Ah¨ª aparecen sus intervenciones desde su licenciatura en Bellas Artes en 1989 y, sobre todo, en M¨¦xico, donde reside desde 1995. Los parados y los inmigrantes est¨¢n en casi todos sus proyectos, desde los 3.000 africanos que utiliz¨® para hacer otros tantos huecos en una dehesa de Vejer (C¨¢diz) a los 20 trabajadores que ocult¨® en la bodega de un barco en el puerto de Barcelona, las 133 personas pagadas para te?ir su pelo de rubio y las 10 personas remuneradas para masturbarse. "Una persona que est¨¢ buscando empleo est¨¢ vendi¨¦ndose a los intereses de otra y se puede considerar como objeto, mercanc¨ªa, en el mercado laboral. En mi trabajo considero la realidad de la situaci¨®n", declara el artista. "Con la gente tengo una relaci¨®n de empresario, no hablo con ellos ni establezco trato alguno. Prefiero mantenerme distante de esa realidad. Jugar a que la comparto me convierte en un c¨ªnico. Desde el arte no hay capacidad de cr¨ªtica pol¨ªtica, porque este ¨¢mbito se reduce a una ¨¦lite, a grupos minoritarios. Si tuviera una intenci¨®n pol¨ªtica, utilizar¨ªa otros medios. Tampoco es ideol¨®gica. La ideolog¨ªa es una sustituci¨®n del pensamiento, una forma laica de religi¨®n, y yo procuro no tener un manual de conductas". Sierra maneja estructuras del minimalismo, "para poner orden al salir de la facultad y las imbecilidades que ense?an", y los conceptos de mercanc¨ªa de El capital. Documenta todos sus proyectos en v¨ªdeos y fotos que le permiten estar en el mercado. "Tengo que darle algo al sistema, y es la ¨²nica manera de conservar lo que se hace, como ocurre con el land art y el accionismo".
Desde su ocupaci¨®n del pabell¨®n de Espa?a en Venecia, Sierra tiene m¨¢s dificultades para realizar acciones al afirmar que "el artista no cuenta". En el caso de la bienal, dice que habl¨® "alto y claro ante un monstruo tan grande", al plantear la internacionalizaci¨®n del arte, el sentido de los pabellones nacionales, la relaci¨®n de espa?olidad con la identidad personal ("te molesta Espa?a, pues la tapo"), la separaci¨®n del muro y la historia del lugar, "en oposici¨®n a la idea de multiculturalidad y de que somos tan felices".
Sierra no interven¨ªa en Madrid en los ¨²ltimos 10 a?os. La acci¨®n de ayer (al final se presentaron 98 personas) pasar¨¢ a su diario digital. El pr¨®ximo proyecto en Madrid tendr¨¢ la calle como escenario y dar¨¢ "un car¨¢cter pol¨ªtico a la pintura": una gran pintada quedar¨¢ anulada con el color gris de varios pintores contratados. Otros trabajos se relacionan con esculturas y "la creaci¨®n de cultura como peligro". "El t¨®tem cultural de una sociedad occidental y opulenta representa a entidades peligrosas".
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