Promesas gratuitas
Cuando en mayo pasado Esperanza Aguirre tem¨ªa perder las elecciones, anunci¨® la gratuidad de los tratamientos buco-dentales para mayores de 65 a?os y teleasistencia gratis para los mayores de 80 a?os. Y perdi¨® las elecciones. En octubre, el candidato del PSOE, preocupado por las encuestas, prometi¨® dar transporte gratis a los menores de 21 a?os y a los mayores de 65 a?os. Y perdi¨® las elecciones.
S¨®lo un exagerado optimismo sobre la extensi¨®n de los conocimientos econ¨®micos llevar¨ªa a pensar que los electores madrile?os castigaron a los candidatos por la falta de fundamento de sus promesas. Pero ahora, fuera del calor electoral, merece la pena reflexionar sobre unas propuestas negativas tanto desde el punto de vista econ¨®mico como social. Desde hace tiempo se sabe que la mejor forma de asignar los recursos consiste en dejar a los empresarios y consumidores establecer libremente los precios. Pero incluso cuando no es posible, como en los casos en que estamos comentando, porque no hay competencia, es recomendable que el precio de los servicios refleje su coste. De esa forma las empresas que los prestan reciben m¨¢s recursos, con lo cual el servicio se puede prestar con m¨¢s calidad o disponer de m¨¢s recursos para ayudar a aquellos que, por su alto precio, no pudieron adquirirlo.
Adem¨¢s, por el lado de la demanda, si algo cuesta, si no es gratis, no se derrocha. Porque, cuando se propone dar gratis el transporte pensamos s¨®lo en reducir el coste a quien usa el transporte, pero no pensamos en que mucha gente que no necesitaba el transporte empezar¨¢ a usarlo simplemente porque es gratis. ?Qu¨¦ inter¨¦s hay en que una persona de 65 a?os renuncie a caminar quinientos metros y coja el transporte p¨²blico en plena congesti¨®n porque es gratis? En el caso concreto del transporte ser¨ªa incluso racional incrementar el precio en los momentos de congestiones y disminuirlo, incluso hasta la gratuidad, cuando pr¨¢cticamente no es utilizado y el coste marginal es pr¨®ximo a cero. De esta forma, asignando racionalmente los recursos, mucha gente podr¨ªa ir gratis en el transporte p¨²blico, pero no gratis siempre, sino cuando no hubiera congestiones.
El que el precio de las cosas refleje su coste no s¨®lo mejora la asignaci¨®n de recursos, sino que favorece la aplicaci¨®n de pol¨ªticas solidarias. Hay m¨²ltiples mecanismos de transferencia de rentas (por ejemplo, la renta b¨¢sica que proponen los socialistas) para conseguir que los que tienen menos recursos puedan pagar esos servicios. Por el contrario, los sistemas que subsidian las cosas en vez de las personas favorecen la corrupci¨®n -por ejemplo, en el caso de las viviendas de bajo precio en Espa?a- o el despilfarro. Con estos sistemas al final disponemos de menos recursos para poder ayudar a los que realmente lo necesitan. No es extra?o que las pol¨ªticas que incorporan el coste del servicio prestado est¨¦n siendo aplicadas por los partidos socialdem¨®cratas europeos. Schr?der ha propuesto que los gastos de la atenci¨®n dental sean sufragados, al menos en parte, por los ciudadanos. El alcalde laborista de Londres ha introducido mecanismos de precios en el uso de las v¨ªas urbanas. En el reciente congreso de los laboristas brit¨¢nicos se ha propuesto la subida de las tasas universitarias, y esto no significa disminuir el acceso de la universidad a los que tienen menos recursos -que es lo que proponen los conservadores-, sino, como explic¨® magn¨ªficamente el ministro de Educaci¨®n brit¨¢nico, todo lo contrario, disponer de m¨¢s recursos para aumentar el acceso a la universidad.
No hay que irse tan lejos para observar que los socialistas pueden hacer propuestas econ¨®micas m¨¢s racionales que los partidos de derechas. En Espa?a tenemos el ejemplo de la pol¨ªtica del agua. Lo mejor hubiera sido crear mercados de agua, pero, rechazada esta idea por ambos partidos, es evidente que, frente al trasvase fara¨®nico del PP, costos¨ªsimo y que trasvasar¨¢ un agua que, al no incorporar esos costes en su precio, ser¨¢ despilfarrada en cuesti¨®n de minutos, el partido socialista recuerda que las directivas europeas obligan a reflejar el coste del agua en su precio. Ello permitir¨¢ un menor despilfarro y la utilizaci¨®n de tecnolog¨ªas alternativas como las de la desalinizaci¨®n, que con mucho menos coste pueden suministrar agua en mucha mayor cantidad que la que proporciona el trasvase. Ojal¨¢ no volvamos a escuchar de ning¨²n partido m¨¢s promesas gratuitas. mfo@inicia.es
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