Cooperativas
Si MB o Antena 3 fueran cooperativas no despedir¨ªan a los suyos para ahorrar en sueldos. Resonaban las aleluyas por el crecimiento de la econom¨ªa norteamericana mientras razon¨¢bamos, el viernes, sobre econom¨ªa social, y Luis Valero advert¨ªa: "somos algo m¨¢s que una empresa, tenemos una responsabilidad". Lo sabe bien porque preside la Confederaci¨®n: 2.400 empresas valencianas, 70.000 empleos (22.000 en peque?as y medianas) y 900.000 asociados. Seg¨²n Ignacio Ramonet, director de ese terror del pensamiento ¨²nico que es Le Monde Diplomatique, menos del 10% de nuestra econom¨ªa es real (esa que crea empleos, productos, servicios). Tambi¨¦n dijo que en la actual fase de la globalizaci¨®n las cooperativas son cada vez m¨¢s objeto de ataques del sector privado, y que se deber¨ªa explicar que es porque defienden una concepci¨®n de la producci¨®n, del trabajo, de la solidaridad y del reparto muy diferentes del ego¨ªsmo y del mercantilismo dominantes: son entidades de car¨¢cter econ¨®mico que colocan al ser humano, y no a la mercanc¨ªa, en el centro de sus preocupaciones. Tambi¨¦n se comportan de forma menos burocr¨¢tica, m¨¢s flexible, m¨¢s descentralizada y creativa.
La interesada versi¨®n de la cooperativa -jaula de grillos carente de solidez y fiabilidad empresarial- no podr¨ªa cuajar entre los valencianos, donde tantos minifundismos han tenido claro tradicionalmente que hab¨ªa que agruparse o morir. El cooperativismo es un motor de desarrollo de la sociedad rural, y adem¨¢s bajo modelos sostenibles. Y un yacimiento de empleos en la industria y servicios, una v¨ªa de participaci¨®n social de tantas mujeres expulsadas del mercado de trabajo. Pero es cierto que la clientela no siempre considera este factor, ni siquiera quienes m¨¢s convencidos est¨¢n de que la econom¨ªa inmaterial en la que se asienta la globalizaci¨®n no es m¨¢s que ego¨ªsmo y rentabilidad financiera. Extenderse y prestigiarse. Y otras tareas pendientes, seg¨²n Ramonet, para el movimiento cooperativo: establecer lazos internacionales y presionar a favor de reformas encaminadas a conseguir ese otro mundo que, pese a todo, a¨²n es posible. No temblar¨¢n los cimientos del FMI, pero todo avance ser¨¢ una victoria.
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