Mucho que decir
Al bilba¨ªno Adolfo Cabrales, m¨¢s conocido por Fito, le sobran canciones y sentimientos. Es un tipo llano, con esa impronta provinciana que le hace cercano y adorable. Un chico normal, con pinta de personaje de c¨®mic, que tuvo un sue?o de rock and roll en plena adolescencia del que no ha despertado a¨²n.
Acompa?ado de sus Fitipaldis, Fito es muchos personajes a la vez. Tiene el deje de un Rosendo, va de frente como un Loquillo, la actitud latina de un Auser¨®n y unas letras que conmueven y que podr¨ªan convertirle en una suerte de nuevo Sabina. Y una cosa por encima de todo: un p¨²blico que le adora y que no para un momento de apoyarle, piropearle y cantar con ¨¦l todas sus canciones, aunque la mayor¨ªa de ellas fueran de su reciente disco Tan lejos, a tu lado.
Fito y Fitipaldis
Adolfo Cabrales, Fito (voz y guitarra); Jos¨¦ A. Batiz (guitarra y slide); Javier Alzola (saxo); Roberto Caballero (bajo); Chema Animal P¨¦rez (bater¨ªa); Javier Mora (piano), y Gino Pavone (percusi¨®n). Palacio de Congresos y Exposiciones (Madrid), 1 de noviembre de 2003.
No le hacen falta imposturas para ganarse al personal, que come de su mano nada m¨¢s salir y atacar con Quiero beber hasta perder el control, un cl¨¢sico del pop madrile?o que crearon y popularizaron Los Secretos. A rengl¨®n seguido, Lichis, de La Cabra Mec¨¢nica, aparece para ayudar a Fito a cantar La casa por el tejado. Es decir, que con s¨®lo un par de canciones ya se vaticinaba que el concierto iba a ser un ¨¦xito.
Hay mucho de mensaje positivo en las canciones de Fito, aunque hablen de fracasos personales. Es un excelente letrista y un excelente guitarrista, que lo mismo se acerca a Clapton que a Mark Knopfler. En directo carga las tintas hacia el swing y el viejo rock de los cincuenta, por encima de los aires de la frontera mexicana que se respira en sus discos. Conmueve en su tanda con la guitarra ac¨²stica con esas peque?as autobiograf¨ªas de A la luna se le ve el ombligo, Feo o la muy sabinera Cerca de las v¨ªas, y alegra la vida en el¨¦ctrico con Estrella del rock, Ojos de serpiente o Rojitas las orejas. Se despidi¨® con una fren¨¦tica y vibrante versi¨®n de Nada que decir, repitiendo incansablemente el t¨ªtulo.
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