Respuesta a Boadella sobre Dal¨ª
En mi art¨ªculo titulado Falsedades hist¨®ricas sobre Dal¨ª (v¨¦ase EL PA?S del 24 de octubre de 2003) denunciaba la tergiversaci¨®n de nuestra historia, incluyendo el silencio sobre lo que fue la dictadura franquista, a la cual defin¨ªa como "la dictadura m¨¢s represiva que ha existido en tiempos de paz en la Europa occidental del siglo XX", dictadura que fue enormemente represiva hasta el final de su existencia. Tambi¨¦n critiqu¨¦ el silencio cuando no falsificaci¨®n de la historia de sus colaboradores, y mostraba la obra Daaal¨ª, de Albert Boadella, como ejemplo de esta falsificaci¨®n, dado que tal obra presenta a Dal¨ª como apol¨ªtico cuando en realidad fue un apologista beligerante de la dictadura.
En su respuesta en el art¨ªculo titulado Dal¨ª, chivo expiatorio (v¨¦ase EL PA?S del 30 de octubre), Boadella me acusa de farisaico y manipulador de la historia, de modo que muestra un desconocimiento no s¨®lo de mi biograf¨ªa, sino, lo que es m¨¢s importante, de la historia de este pa¨ªs. Me acusa err¨®neamente de haber escrito que "el r¨¦gimen de Franco fue el m¨¢s represivo en tiempos de paz en la Europa del siglo XX, pasando por alto -sospechosamente, dice Boadella- al r¨¦gimen de Stalin". En mi art¨ªculo, sin embargo, no habl¨¦ de Europa, sino de Europa occidental. Boadella tiene que saber que la Uni¨®n Sovi¨¦tica estaba en la Europa oriental, no en la occidental. En cuanto a "sospechoso", es obvio que Boadella desconoce que mi persona era non grata en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y que mis libros, incluyendo Social Security and Medicine in the Soviet Union (que incluye una fuerte cr¨ªtica de aquel sistema pol¨ªtico), fueron prohibidos en aquel pa¨ªs.
Pero adem¨¢s de sospechoso, me acusa de farisaico. As¨ª me cr¨ªtica de "no denunciar el monumento a Camb¨® en la Via Laietana, a pesar de que su colaboraci¨®n fue peor que la de Dal¨ª" y tambi¨¦n de permanecer silencioso "al hecho de que Montserrat dio la bienvenida a Himmler y a Franco". De nuevo, Boadella se equivoca. He protestado p¨²blicamente al Ayuntamiento de Barcelona y a la Generalitat por haber dedicado tal monumento a Camb¨® (a pocos metros de donde estuve detenido en la sede de la Polic¨ªa Pol¨ªtica llamada la Brigada Pol¨ªtico-Social antes de que tuviera que irme de Espa?a debido a mi participaci¨®n en la lucha antifranquista). Y en mi art¨ªculo titulado La Gestapo en Espa?a (v¨¦ase EL PA?S del 26 de febrero de 2003) critiqu¨¦ al monasterio de Montserrat por dar la bienvenida a Himmler.
Adem¨¢s de estas correcciones personales debo tambi¨¦n, en honor a las miles de personas que fueron procesadas y detenidas durante la ¨²ltima ¨¦poca de la dictadura, corregir a Boadella. No es cierto, como ¨¦l escribe, que salvo "un pu?ado de sacrificados ciudadanos" no hubiera una resistencia al franquismo durante la segunda parte de la dictadura. El 60% de los apresados por el infame Tribunal de Orden P¨²blico (22.600 personas) lo fueron durante el periodo 1974-1976, siendo Espa?a el pa¨ªs que tuvo mayor n¨²mero de huelgas en Europa durante aquel periodo.
Pero la parte de su art¨ªculo que encuentro m¨¢s sorprendente es en la que dice que cuando escribi¨® Daaal¨ª no le importaba citar el apoyo de Dal¨ª al franquismo, que ¨¦l considera un asunto de menor relevancia. Para los vencidos de la Guerra Civil y para los que sufrimos la enorme represi¨®n del franquismo, el apoyo activo y beligerante de Dal¨ª a tal r¨¦gimen no es un aspecto menor o irrelevante. Tenemos entre los nuestros a miles de fusilados, encarcelados, exiliados y muertos en campos de concentraci¨®n en Espa?a y detenidos y/o muertos en campos de concentraci¨®n nazis (incluyendo familiares m¨ªos). De ah¨ª que no consideremos la existencia de aquel r¨¦gimen, incluyendo la de sus colaboradores, como una cosa menor. Es l¨®gico, por tanto, que cuando evaluamos a personas como Dal¨ª (a diferencia de cuando analizamos sus pinturas) incluyamos su despreciable comportamiento durante aquel horrible r¨¦gimen. Y es tambi¨¦n l¨®gico y necesario que cuando se nos dice por parte de Boadella (porque le da la gana, como ¨¦l dice) que Dal¨ª era apol¨ªtico, necesitemos aclarar que ello no es cierto. Fue un apologista de aquel r¨¦gimen horrible, consciente, adem¨¢s, de los horrores que realiz¨®. Nuestros muertos est¨¢n todav¨ªa muy vivos para que se pueda ignorar u olvidar aquel r¨¦gimen.Quisiera terminar esta nota diciendo que no considero a Boadella un adversario (como ¨¦l cree); al contrario. Pero creo francamente que su patriotismo ampurdan¨¦s le hizo diluir su actitud cr¨ªtica hacia la dimensi¨®n pol¨ªtica de Dal¨ª y hacia sus comportamientos enormemente oportunistas. Presentar a Dal¨ª como "un rebelde contra la correcci¨®n", incluyendo la correcci¨®n pol¨ªtica, es ignorar sus cartas de halago al dictador y su actitud servil hacia las fuerzas poderosas, incluyendo la Iglesia, que podr¨ªan representar una amenaza a sus privilegios. Es muy cierto lo que dice Boadella de que hubo en Catalu?a miles y miles de colaboradores con el franquismo, incluyendo gran parte de la burgues¨ªa y de la Iglesia. Desde que volv¨ª a Catalu?a he escrito extensamente denunciando este silencio sobre nuestra historia, mostrando, adem¨¢s, los enormes costes que el dominio de tales fuerzas conservadoras ha significado para nuestro bienestar insuficiente y para nuestra democracia incompleta, temas de un libro con el mismo t¨ªtulo (y con el subt¨ªtulo Sobre lo que no se habla en nuestro pa¨ªs) que obviamente Boadella desconoce y al cual gustosamente le enviar¨¦ un ejemplar.
En realidad, considero a Boadella un recurso importante para las fuerzas progresistas de este pa¨ªs. De ah¨ª que no podamos permitirnos el lujo de que diluya su eficacia siendo poco riguroso, cogiendo adem¨¢s como diana de su respuesta a personas que desconoce, como es mi caso, y sobre las que se equivoca profundamente. Yo no me equivoqu¨¦ cuando dije que Dal¨ª no fue apol¨ªtico y apoy¨® al fascismo. Los datos est¨¢n ah¨ª para el que quiera encontrarlos. Le ruego a Boadella que no se equivoque cuando me critica por cosas que no son ciertas. No soy un admirador de las pinturas de Dal¨ª, pero respeto a los que les encantan. Pero si hablamos de la persona de Dal¨ª, que nuestra juventud sepa la verdad. Es lo ¨²nico que pido.
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Pol¨ªticas P¨²blicas de la Universidad Pompeu Fabra.
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