Amarga soledad y decadencia
En julio, Carolyn Carlson (California, 1943) public¨® un libro de poemas cortos y dibujos a tinta bajo el t¨ªtulo Solo (Editions Alternative; Colecci¨®n Rencontres. Par¨ªs, 2003). Writings on water es su tercer gran programa de solo coreogr¨¢fico tras los legendarios Blue lady (1983) y Vu d'ici (1995), constituyendo un tr¨ªptico que es acaso su dec¨¢logo est¨¦tico m¨¢s ¨ªntimo y que muestra, con crudeza, sus mejores momentos y su decadencia actual (hay excelentes filmes y v¨ªdeos de los anteriores).
El libro es ¨²til para entender el soliloquio, el desarrollo seudocor¨¦utico de un gusto decorativo orientalizante, donde est¨¢ el estilo, su estilo, pero no la vitalidad que exige el baile. Es como si en la escena estuviera solamente una parte de la bailarina; el resto est¨¢ ausente, es metaf¨®rico. El amargo mon¨®logo de soledad y desaf¨ªo carece de ritmo, va a remolque del apoyo sonoro y no lo complementa ni por defecto. Vestida sobriamente de negro (como la tinta china) por la estilista italiana Alberta Ferretti, en un escenario fr¨ªo a lo Wilson y evocando el ritual zen del cal¨ªgrafo, la mujer intenta dibujar en el aire su rendici¨®n. Es obra veneciana (la compuso mientras dirig¨ªa la Bienal de Danza en 2002), y de ah¨ª su persistente vac¨ªo, su tristeza, su frustraci¨®n ante el poder inmanente del agua.
Compa?¨ªa Atelier de Par¨ªs- Carolyn Carlson
Writings on water. Coreograf¨ªa e interpretaci¨®n: Carolyn Carlson. M¨²sica, piano y direcci¨®n musical: Gavin Bryars. V¨ªdeo: Roberto Castello. Vestuario: A. Ferretti. Luces: Patrice Besombes. Con la Camerata Malikian de Madrid. Festival de Oto?o. Teatro Alb¨¦niz, Madrid, 3 de noviembre.
Hoy Carlson es sobre todo un s¨ªmbolo y en esto es intocable. Ella sigue, a chispazos ocasionales, representando con cierta dignidad una danza (a la suya ella la denomina "poes¨ªa visual", un t¨¦rmino que proviene de las prevanguardias centroeuropeas) y una ¨¦poca que ya han sido sacralizadas u olvidadas. O ambas cosas. Surgen varias preguntas: ?necesita Carolyn Carlson insistir en su danza? ?Por qu¨¦ lo hace y desdibuja su propio poder? No por ello se le deja de admirar, de respetar y hasta de aplaudir: el tes¨®n es un valor esencial al cuerpo y al esp¨ªritu del que baila. Pero hoy Carolyn Carlson, en justicia, ya no baila, vaga por la escena, vacilante, y expresa e ilustra conscientemente unos versos suyos: "... papeles dispersos / por un cuerpo que parte / yo me siento abandonada / a la vacuidad...".
Es un verdadero lujo (y quiz¨¢ lo m¨¢s importante de esta velada) contar con la m¨²sica de Gavin Bryars (Yorkshire, 1943) y con su presencia en el foso, sentado al piano y dirigiendo el excelente conjunto de cuerdas Malikian, una formaci¨®n cohesionada y d¨²ctil que brinda un s¨®lido empaste instrumental y que se esmera en la nada f¨¢cil m¨²sica del compositor brit¨¢nico. Bryars crea un paisaje sonoro sobrecogedor, de gran instinto po¨¦tico, siendo, con toda probabilidad junto a Adams, el compositor m¨¢s imbricado e implicado en la creaci¨®n danc¨ªstica actual. Poco p¨²blico, pero fervoroso seguidor de esa mujer, en cierto sentido responsable de lo que ha pasado en cuanto a rumbos est¨¦ticos en Europa con tres generaciones.
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