?pera bufa del Deportivo
El conjunto coru?¨¦s muestra la imagen m¨¢s esperp¨¦ntica que se recuerda y recibe ocho goles en M¨®naco
![Xos¨¦ Hermida](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe025824d-9859-458b-8543-f59a30f56188.png?auth=766204d1330997a091ada06595599afc403caa66d06fcbdee1e75b92e1fc62d8&width=100&height=100&smart=true)
A Murphy no se le ve ni se le siente, pero su acechanza no conoce descanso. En el momento en que menos se le espera, cuando nadie ha conjurado su nombre y algunos hasta dudan de su existencia, Murphy aparece de improviso para dictar su ley fatal, esa que condena a la tostada a caer siempre por el lado de la mantequilla. Murphy est¨¢ en todas partes y en ninguna. Incluso en un sitio tan anodino y circunspecto como el Principado de M¨®naco. All¨ª, en el estadio menos intimidante que se pueda concebir, ante un p¨²blico contagiado de la indiferencia aristocr¨¢tica del lugar, el Deportivo se convirti¨® en una presa indefensa para el cruel Murphy.
Y lo que pod¨ªa salir mal sali¨® peor hasta alcanzar el grado del esperpento. El Deportivo bati¨® todas sus marcas negativas y pas¨® por M¨®naco como si se tratase de esa vulgar carne de ca?¨®n que recorre los torneos europeos. Cualquier dato resulta bochornoso para el conjunto de Javier Irureta, que encaj¨® cinco goles en la primera parte y que consinti¨® que el M¨®naco lograse la asombrosa haza?a de convertir sus siete primeros disparos por dentro de la porter¨ªa.
M?NACO 8 - DEPORTIVO 3
M¨®naco: Roma; Givet, Squillaci, Rodr¨ªguez, Evra (Ibarra, M. 82); Giuly, Bernardi, Rothen, Plasil (Zykos, m. 68); Prso y Ciss¨¦.
Deportivo: Molina (Mun¨²a, m. 46); Manuel Pablo (Munitis, m. 46), Andrade, Naybet, Romero; Mauro Silva, Sergio (Pandiani, m. 63); Scaloni, Valer¨®n, Amavisca; y Trist¨¢n.
Goles: 1-0. M. 2. Rothen marca con la derecha tras un rechace. 2-0. M. 11. Giuly se escapa en solitario, regatea a Molina y empuja a puerta vac¨ªa. 3-0. M. 26. C¨®rner que cabecea Prso desde el ¨¢rea peque?a. 4-0 M. 28. Tras varios rechaces en el ¨¢rea, Prso cabecea en el segundo palo. 4-1. M. 38. Trist¨¢n controla y marca con la zurda, por bajo a la media vuelta. 4-2. M. 44. Scaloni, desde cerca, tras un rechace del portero a disparo de Amavisca. 5-2. M. 45. Prso, tras jugada personal de Giuly. 6-2. M. 47. Mun¨²a despeja con la cabeza al borde del ¨¢rea, el bal¨®n queda suelto y Plasil bombea desde lejos. 7-2. M. 49. Prso fusila desde el punto de penalti. 7-3. M. 52. Jugada personal de Trist¨¢n, que tras irse de varios contrarios eleva la pelota por encima del portero. 8-3. M. 68. Ciss¨¦, con la zurda desde fuera del ¨¢rea.
?rbitro: Terje Hauge (Noruega). Amonest¨® a Zykos, Scaloni, Pandiani y Amavisca.
Unos 17.000 espectadores en el estadio Louis II de M¨®naco.
Un espect¨¢culo grotesco, de proporciones tan descabelladas que hasta depar¨® una imagen inenarrable. El p¨²blico m¨¢s fr¨ªo de la galaxia se desat¨® haciendo la ola, y ni el pr¨ªncipe Alberto de M¨®naco pudo sustraerse a esa manifestaci¨®n de euforia.
La realidad es a veces m¨¢s inveros¨ªmil que el mayor de los delirios de la imaginaci¨®n. Nadie puede acreditar que el Deportivo que compareci¨® en M¨®naco sea el mismo equipo que gan¨® no hace tanto tiempo en M¨²nich, en Manchester o en Mil¨¢n, el mismo conjunto que pasa por uno de los mejores de la Liga espa?ola. No, aquella piltrafa descuartizada en el Louis II de M¨®naco, un estadio tan pretencioso y artificial como una atracci¨®n de Las Vegas, no pod¨ªa ser el Deportivo. Tal vez se tratase de un conjunto chipriota, malt¨¦s o andorrano, un representante de alg¨²n reino de opereta acorde con el extra?o escenario del encuentro. Porque si aquel fuese el mismo Depor que hasta hace cuatro d¨ªas encabezaba el campeonato espa?ol, la realidad resultar¨ªa demasiado espeluznante.
Lo de anoche en M¨®naco no fue un partido de f¨²tbol, sino una ¨®pera bufa. Si el Deportivo hab¨ªa sembrado alguna certeza en su solvente inicio de temporada, todas quedaron derrumbadas por los c¨¢lidos aires de la Costa Azul. Se supon¨ªa, entre otras cosas, que el Depor hab¨ªa mejorado muy ostensiblemente su eficacia defensiva y que sab¨ªa achicar terreno de su zaga hacia delante como muy pocos equipos. Pero quiz¨¢ todo lo que se hab¨ªa visto hasta anoche fuese una simple alucinaci¨®n colectiva. Porque el desastre se fragu¨® precisamente en la defensa y en su pretendida capacidad para ahogar al contrario lejos de su porter¨ªa.
El Depor puso en pr¨¢ctica una versi¨®n muy particular de la teor¨ªa del caos, que advierte de la posibilidad de que el m¨¢s nimio suceso desate el mayor de los cataclismos. El detonante, en este caso, fue Manuel Pablo, quien en el segundo minuto de partido hizo una cesi¨®n sin sentido hacia atr¨¢s, convertida en una asistencia de gol para Rothen. A partir de ese momento, el choque se transform¨® en el reino del caos. La defensa del Depor se lo trag¨® todo: los pases al territorio despejado a su espalda, los cabezazos, los rechaces...
El bal¨®n m¨¢s manso al interior del ¨¢rea era un anuncio de gol. A la media hora, el Deportivo ya estaba humillado, con un 4-0 en contra. Y los siete primeros remates del M¨®naco acabaron en la red. Un disparate impensable. Una bufonada que hizo a?icos la imagen que costosamente el Depor se hab¨ªa esculpido en Europa durante cuatro a?os y ante rivales de m¨¢s envergadura que este M¨®naco que tuvo como estrella a un tal Murphy.
![Naybet intenta arrebatar el bal¨®n a Giuly.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/Q25ZQMHFFEFJKJOC524NKWK3MQ.jpg?auth=297e4d8af736a6febaf99ab408ac32dd77317ef899a8f86dcba5f4bcac863b13&width=414)
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