La Real indulta a 'la vieja Juve'
El equipo donostiarra malgasta sus ocasiones ante un rival que apel¨® a sus esencias m¨¢s r¨¢canas
Como si de un acuerdo diplom¨¢tico se tratase, Marcello Lippi, entrenador del Juventus, decidi¨® en Anoeta enfrentarse a la Real como Denoeuix lo hizo en Delle Alpi: en plena rotaci¨®n, plagado de suplentes o jugadores menos habituales en sus alineaciones estelares y con un sistema extremadamente defensivo. El asunto, por diplom¨¢tico que fuera, guardaba un peque?o truco: el equipo italiano estaba pr¨¢cticamente clasificado (ya lo est¨¢ al empatar el Galatasaray) y la Real, en Italia, ten¨ªa mucho por ganar y poco por perder.
Ambos intercambiaron su imagen. El Juventus fotocopi¨® la versi¨®n m¨¢s aut¨¦ntica -m¨¢s rancia- del f¨²tbol italiano, la que especula con el empate con oficio y sabidur¨ªa y s¨®lo arriesga un par de hombres en cada contragolpe. Otra concesi¨®n diplom¨¢tica: la Real hizo algo parecido en Tur¨ªn, provocando las mofas del periodismo italiano en su visceral disputa con la Liga espa?ola.
REAL SOCIEDAD 0 - JUVENTUS 0
Real Sociedad: Westerveld; L¨®pez Rekarte, Jauregui, Sch¨¹rrer, Aranzabal; Karpin, Xabi Alonso, Alkiza, De Pedro( Lee Chung Soo, m. 74); Nihat y Kovacevic.
Juventus: Buffon; Birindelli, Ferrara, Iuliano, Pessotto (Appiah, m. 75); Tudor; Conte (Tacchinardi, m. 81), Nedved, Davids, Di Vaio (Zalayeta, m. 75); y Miccoli.
?rbitro: St¨¦phane Br¨¦ (Francia). Amonest¨® a Schurrer, de la Real Sociedad, y a Ferrara, Conte, Tudor y y Davids, del Juventus.
Unos 28.000 espectadores en Anoeta. Cuarta jornada de la Liga de Campeones en el grupo D.
Nihat y Kovacevic pudieron sentenciar al equipo de Lippi, pero est¨¢n peleados con el gol
La Real se olvid¨® de tales intr¨ªngulis y actu¨® con paciencia, tocando en corto y en largo, adue?¨¢ndose de la pelota, marcando el ritmo. Curiosamente, la Real es un equipo que explota las segundas partes cuando a?ade a la estrategia el coraz¨®n. Ayer, sin embargo, se plant¨® en el campo desde el primer minuto, como si hubiera aprendido la lecci¨®n de que la manera de entrarle a un equipo italiano es con alternancia de opciones y con mucha paciencia. El problema de la Real, ayer y en otros partidos, es que tiene la p¨®lvora mojada. Nihat y Kovacevic juegan bien, hacen lo habitual, pero ya no la enchufan con la misma facilidad. El turco sigue siendo el mismo pu?al pero falla en los centros y en el gol como no lo hac¨ªa la temporada pasada. A pase de la muerte de De Pedro, pudo sentenciar el partido en la primera mitad (un gol era vital en un encuentro tan t¨¢ctico) pero la pifi¨® como un colegial a medio metro del gol. Celoso del fallo, Kovacevic suspendi¨® en un mano a mano con Buffon, tras un pase interior magn¨ªfico de Xabi Alonso. Kovacevic y Nihat no se encuentran, tanto que el ego¨ªsmo del turco frustr¨® una ocasi¨®n de oro iniciada la segunda mitad. Qui¨¦n dir¨ªa que fueron la pareja de moda de la pasada temporada; m¨¢s parece ahora que no se conocen.
Eso y nada m¨¢s imped¨ªa la victoria de la Real, algo que merec¨ªa, por juego, por ambici¨®n, por raciocinio, por planteamiento ante un equipo italiano que se mostraba m¨¢s r¨¢cano cada minuto que avanzaba el reloj. Nedved, su figura, parec¨ªa un alma en pena, obligado a hacer kil¨®metros en busca del bal¨®n y a alejarse de las inmediaciones del ¨¢rea, su lugar preferido. Hasta el minuto 75 no dej¨® el DNI en un disparo de treinta metros que Westerveld despej¨® con apuros.
El partido fue siempre de laReal pero el Juventus vivi¨®, con tranquilidad, lo que esperaba, lo que hab¨ªa previsto: tocar poco bal¨®n y generalmente para despejarlo de su ¨¢rea.
La actitud de la Real fue irreprochable, su tanteo del juego para entrarle al Juventus por los costados, interesante. Lo malo fue la inexactitud de sus centros (el destino natural del juego por las bandas) y la discusi¨®n desagradable con el gol de Nihat y Kovacevic. M¨¢s all¨¢ de los futbol¨ªstico, a la Real le afectaron tambi¨¦n algunas decisiones arbitrales. Tudor y Ferrara debieron abandonar el partido por doble amonestaci¨®n, pero el franc¨¦s Br¨¦ decidi¨® que la diplomacia deb¨ªa prevalecer sobre la justicia y convirti¨® la segunda tarjeta de Tudor en la primera de Davids (que pasaba por all¨ª) y la de Ferrara en una nube moment¨¢nea en la visi¨®n.
La Real, fiel a su estilo, apel¨® al acoso mientras el equipo de Lippi se refugiaba en su ¨¢rea, con una defensa cl¨¢sica italiana, acostumbrada a vivir junto a su portero y buscar un pelotazo de cualquier manera a Miccoli, un aventurero menudo y veloz que casi nunca vio a un compa?ero a menos de veinte metros de distancia.
El front¨®n se instal¨® en Anoeta, con la pelota una y otra vez en los pies de la Real, cada vez m¨¢s ansiosa y menos paciente, seg¨²n obligaba el reloj. El empate no era malo para ninguno de los dos. Al Juventus le daba la clasificaci¨®n virtual y a la Real le ratificaba en el segundo puesto. Lippi lo busc¨® con descaro en una previsi¨®n matem¨¢tica y una rotaci¨®n que pensaba en la Liga, y la Real se lo encontr¨® sin merecerlo. Mereci¨® la victoria pero s¨®lo se gana con goles. Y hoy por hoy, a Nihat y Kovacevic les cuesta muchos intentos. Demasiados ante un equipo italiano a la vieja usanza, met¨®dico, r¨¢cano, pero casi impecable en su feo trabajo.
![Karpin dispara con la oposici¨®n de Pessotto.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/UJUEYDQ7QYZHIORBCGRLA4DXIA.jpg?auth=cf4d171826de36d3805f916feb97d96eb114b0359080f29b474c4fb828e6ea62&width=414)
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