El peso del cemento
A veces, durante una campa?a electoral, se puede llegar a tener la est¨²pida sensaci¨®n de que, por fin, se ha detectado un grave problema y que ¨¦ste tendr¨¢ soluci¨®n a la vuelta de las urnas. Durante la largu¨ªsima campa?a de las auton¨®micas madrile?as, desde el PSOE se ha venido se?alando c¨®mo las empresas constructoras pueden llegar a "secuestrar" la voluntad popular.
Se creyera o no que esa era la causa de la deserci¨®n de Tamayo y S¨¢ez, no me cabe duda de que el peso del cemento es mayor que el de los votos e hipoteca nuestro futuro. Es as¨ª en la pol¨ªtica municipal y en la auton¨®mica, pero tambi¨¦n en la nacional: seg¨²n una mayor¨ªa de expertos, cabr¨ªan soluciones m¨¢s baratas y equilibradas que las que propone el Plan Hidrol¨®gico, que s¨®lo parece beneficiar a estos grupos de presi¨®n.
Despu¨¦s de meses de denunciar a las "mafias del ladrillo", ?qu¨¦ ha hecho el PSOE? En los lugares en los que tiene poder, que es donde podr¨ªa hacer algo, las cosas han seguido como siempre. Lo que Meme del R¨ªo contaba en estas p¨¢ginas el domingo pasado era una buena muestra. En Estepona, donde gobierna el PSOE con el sector m¨¢s duro de los gilistas, el interventor mand¨® parar, por falta de presupuesto, la contrataci¨®n de veinte cargos de confianza; es decir, de veinte militantes que pod¨ªan encontrar empleo gracias a la llegada de su partido al poder. Felizmente, como si fueran unos reyes magos llegados por anticipado, apareci¨® la empresa constructora Prasa y don¨® al ayuntamiento 300.000 euros para gastos de personal.
Hay empresas que son as¨ª de rumbosas. En el mundo de la construcci¨®n no hay s¨®lo romeros-de-tejada. Es decir, gente del PP. F¨ªjense si es abierta y progresista esta constructora que no s¨®lo acude a pagar n¨®minas en Estepona, sino que viene cobijando, desde que dej¨® de ser presidente de la Diputaci¨®n sevillana, a Miguel ?ngel Pino, veterano dirigente del PSOE. Ahora bien, no parece que sea ¨¦sta una empresa sectaria: no ha parado de construir ni a la sombra de Jes¨²s Gil ni a la del cura Castillejo. Vamos, que no le hace ascos a nada. Es l¨®gico: as¨ª son las empresas. Lo suyo es obtener mayores beneficios cada a?o.
Por tanto, no resulta nada especial que Prasa tenga en Estepona muchos intereses: entre ellos, un hotel en construcci¨®n que podr¨ªa ser contrario al PGOU e incumplir la Ley de Costas. Adem¨¢s, posee muchos terrenos en ese municipio. Uno de sus solares ten¨ªa pendiente una recalificaci¨®n de uso y aumento de edificabilidad. Cuando el actual alcalde, Antonio Barrientos, estaba en la oposici¨®n, se opon¨ªa. Ahora, f¨ªjense lo que son las cosas, est¨¢ de acuerdo y un pleno que ¨¦l mismo presid¨ªa ha aprobado el proyecto. Barrientos dice que lo ha hecho porque Prasa ha pagado al Ayuntamiento el doble de lo que ofrec¨ªa a la anterior corporaci¨®n. ?Quiere esto decir que una propuesta urban¨ªstica indeseable se convierte en buena a partir de cierta cantidad?
Ya lo s¨¦. Todo es legal. Tambi¨¦n es legal en nuestro pa¨ªs financiar con dinero negro a un partido pol¨ªtico. Eso es precisamente lo malo: que la ley proteja estas inmoralidades y la izquierda las bendiga. El cemento pesa igual si hace presi¨®n sobre el PSOE que si la hace sobre el PP. Estas cosas no s¨®lo pasan en Madrid. Romero de Tejada no ha inventado nada nuevo.
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