"S¨®lo nos une la precariedad"

Periodista, cr¨ªtico de cine y dramaturgo, Enrique Planas (Lima, 1970) ha publicado las novelas Orqu¨ªdeas del para¨ªso (1996), adaptada despu¨¦s al teatro, Alrededor de Alicia (1999) y Puesta en escena (Alfaguara, 2002).

PREGUNTA. ?Dir¨ªa usted que hay ahora una generaci¨®n de escritores peruanos s¨®lida y variada?

RESPUESTA. Variada s¨ª, s¨®lida no. M¨¢s bien lo suficientemente gelatinosa para amoldarse a una realidad signada por la ausencia de lectores y una industria editorial en permanente crisis. Sus caracter¨ªsticas se basan, parad¨®jicamente, en su dificultad de caracterizaci¨®n. ?Qu¨¦ nos acerca? Pues la precariedad con que encaramos el oficio, la actitud del superviviente. ?Qu¨¦ nos diferencia? Todo lo dem¨¢s.

P. La protagonista de Puesta en escena habla en primera persona. Usted literalmente se mete en la piel de ella. ?Dir¨ªa, como Flaubert de Madame Bovary: "Luc¨ªa soy yo"?

R. M¨¢s bien fui Luc¨ªa. Escondido tras su nombre escrib¨ªa una columna en un portal de Internet sobre danza moderna y relaciones de pareja, temas matizados con las regulares crisis de bulimia que sacud¨ªan a mi personaje. Al poco tiempo se convirti¨® casi en una confidente de los lectores m¨¢s oscuros y, por lo que s¨¦, para muchos fue una especie de novia virtual, tan oscura como sus sue?os. Muchas fueron las citas negadas y los acosadores sexuales plantados en diferentes bares de Lima, esperando sentados la presencia de una fr¨¢gil bailarina demasiado bonita y salvaje para ser cierta. Cuando sali¨® el libro y el travestismo literario qued¨® al descubierto, varios fueron los corazones destrozados.

P. ?Qu¨¦ escritores peruanos actuales destacar¨ªa?

R. Mis plagios m¨¢s exquisitos provienen de los cuentos del entra?able Julio Ram¨®n Ribeyro. Otros escritores a los que envidio: Oswaldo Reynoso, Carlos Herrera, Mario Bellatin, Fernando Iwasaki; adem¨¢s de los poetas Javier Sologuren, Marco Martos y Jos¨¦ Watanabe. A Bryce Echenique ya no lo leo, creo que desde El hombre que hablaba de Octavia de C¨¢diz su producci¨®n siguiente es tristemente repetitiva.