Excursi¨®n a Neverland
"Todos los ni?os, menos uno, crecen", as¨ª empieza Peter Pan como se hace constar en esta novela que, inspir¨¢ndose, entre otras cosas, en la vida y la obra de J. M. Barrie, escribe Rodrigo Fres¨¢n, que se confirma como uno de los autores fundamentales de la literatura en lengua espa?ola. Una novela inusual que no se ajusta a los c¨¢nones habituales y que participa de numerosos g¨¦neros. Un tema primordial, la aspiraci¨®n a permanecer anclado en una infancia perenne, otros temas secundarios y numerosas preguntas que cercan al lector. Quien pida una narraci¨®n lineal con planteamiento, nudo y desenlace no la encontrar¨¢ aqu¨ª pero aquel que est¨¦ dispuesto a disfrutar de una lectura distinta y exigente encontrar¨¢ el material adecuado. Hay ah¨ª reflexiones filos¨®ficas sobre los conceptos de infancia y madurez, un ensayo hist¨®rico sobre la ¨¦poca victoriana, una biograf¨ªa muy completa y muy buena pero tambi¨¦n muy novelesca de J. M. Barrie, una apasionada cr¨®nica de los a?os sesenta del siglo pasado en Londres y consideraciones generales sobre la escritura y las relaciones de los escritores con sus esposas. Todo ello, sin merma de lo propiamente narrativo, un punto de vista que lo abarca todo y da pleno sentido a todo el acontecer, pasajes de extraordinario dramatismo, personajes de gran hondura, tanto los ficticios como los hist¨®ricos, y un lenguaje apasionado y febril adecuado al personaje narrador.
JARDINES DE KENSINGTON
Rodrigo Fres¨¢n
Mondadori. Barcelona, 2003
398 p¨¢ginas. 21 euros
Dos narraciones bien baraja-
das constituyen la novela, las dos centradas en la metr¨®poli londinense, presentada al lector con extraordinaria vivacidad. En una se asiste a la vida de Barrie y sus contempor¨¢neos, en la otra contemplamos el desarrollo de la bulliciosa y ca¨®tica actividad art¨ªstica, social y sexual de los mitificados a?os sesenta, aqu¨ª convenientemente desacralizados. El narrador hablando desde el tiempo presente pone en evidencia (y es algo importante para el buen entendimiento de la novela) los filtros de la memoria y los estragos del paso del tiempo. El narrador transita con fluidez y compostura de una ¨¦poca a otra y establece entre ellas, edades doradas con trampa, sutiles conexiones que crean un vaiv¨¦n pleno de intensidad y fascinaci¨®n.
Barrie y el narrador han sufrido en su infancia la p¨¦rdida de un hermano que, como Peter Pan, ser¨¢ un recuerdo perfecto e inmodificable, siempre vivo, en una tierra de nadie. La irreal y m¨ªtica Neverland de Peter Pan tiene su correlato en la casa del mismo nombre que habitan los padres del protagonista, h¨¦roes de la m¨²sica pop de los sesenta, supuestos rivales de The Beatles, forjadores de una existencia brillante pero artificial porque "en Neverland no hay responsabilidad alguna salvo el ser irresponsable".
Hay en la novela un inagotable caudal de historias, pues a las principales se a?aden las creadas por el escritor Barrie y las inventadas por el narrador que van sum¨¢ndose a la corriente principal. Fres¨¢n es un escritor abundante (es posible que algunas reiteraciones in¨²tiles alarguen m¨¢s de la cuenta la novela), capaz de dominar diferentes estilos como lo demuestran las p¨¢ginas que narran el fin del mundo de Barrie y su ¨¦poca. C¨®mo cuenta el autor los tr¨¢gicos acontecimientos, la corrosi¨®n del tiempo, el desgaste y el acabamiento en contraste con la ilusi¨®n infantil que les manten¨ªa vivos es de una emoci¨®n propia de las narraciones decimon¨®nicas que el lector sigue casi al borde del llanto, probando as¨ª el posmoderno Fres¨¢n que tambi¨¦n sabe tratar la narraci¨®n cl¨¢sica. Es magistral el relato de la muerte de uno de los personajes en la guerra. Son las lecciones de la vida. Quiz¨¢, los victorianos permitieron que Barrie erigiera en Kensington Gardens una estatua en honor de Peter Pan para que no las olvid¨¢ramos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.