Estamos a a?os luz...
Hace unos 20 a?os me fui una semana a Avi?¨®n a un curso de danza que se organizaba cada invierno bajo el t¨ªtulo Febrier pour la dance y que consist¨ªa no s¨®lo en tomar clases de diferentes profesores internacionales, sino en una serie de espect¨¢culos, exposiciones y performances que se organizaban por toda la ciudad. Era la primera vez que pasaba la frontera para tomar clases y me qued¨¦ de piedra, anonadada ante tanta maravilla. En Avi?¨®n hab¨ªa teatros por todas partes que se llenaban cada noche, viejos edificios transformados en salas para actuar, profesores maravillosos, espect¨¢culos de una calidad que no hubiera imaginado nunca. En Avi?¨®n se me abri¨® otro mundo que no ten¨ªa en Barcelona, y ya no hablemos de mi ciudad, que se limitaba a fomentar las escuelas de danza cl¨¢sica, con sus lujosos finales de curso. Cierto que, a principios de los ochenta, en Barcelona se empezaba a cocer lo que ser¨ªa el boom de la danza contempor¨¢nea, con compa?¨ªas como Mudances y Cesc Gelabert, y con la apertura de dos salas que marcaron decisivamente a todos los bailarines de aquella ¨¦poca: La F¨¢brica y B¨¹g¨¦. Pero, de todas maneras, Avi?¨®n estaba a a?os luz de lo que viv¨ªamos aqu¨ª. Desde entonces ha llovido mucho y podemos presumir de algunas compa?¨ªas de talla internacional y de m¨¢s teatros -peque?os y mastod¨®nticos-, pero a¨²n ahora sigo oyendo la misma canci¨®n de entonces: en danza estamos a a?os luz del resto del mundo occidental.
La Porta intenta mejorar la presencia de la danza en el tejido cultural de Barcelona, pese a que estamos a a?os luz del resto del mundo
Tras el boom de los ochenta, muchos bailarines regresaron del extranjero y otros de fuera se instalaron temporalmente en Barcelona. Todo este potencial engendr¨® m¨¢s de una compa?¨ªa. Alguna, desalentada, ya ha desaparecido; otras siguen al pie del ca?¨®n. Pero en medio quedaban, y quedan, bailarines que se organizan en peque?os grupos o realizan solos que no tienen cabida en los circuitos de gran formato. Hace 11 a?os, unos cuantos profesionales de la danza se unieron para hacer de intermediarios entre este bailar¨ªn y el p¨²blico. Gestionar, buscar la financiaci¨®n, encontrar espacios alternativos... El colectivo La Porta intenta canalizar todo este potencial a la vez que promueve intercambios y colaboraciones con bailarines de otros pa¨ªses. En definitiva, intenta mejorar la presencia de la danza en el tejido cultural de Barcelona.
Anna Rovira, Carmelo Salazar y ?scar Das¨ª son, actualmente, los responsables de La Porta, que tiene su sede en el n¨²mero 24 de la calle de Canuda. "Estamos intentando dignificar nuestro trabajo", comenta Anna. "Hace unos a?os nadie cobraba nada, ahora es diferente, aunque nosotros, los que gestionamos La Porta, tenemos que trabajar en otras cosas para poder vivir". Actualmente reciben cerca de nueve millones de pesetas al a?o provenientes del Ayuntamiento, la Generalitat y el ministerio, pero es obvio que no cubren todo el presupuesto. Y aqu¨ª vuelve a surgir la tan gastada frase de "estamos a a?os luz...".
La Sala Beckett es la que suele acoger su programaci¨®n, pero est¨¢n en contacto con otros centros, como el CCCB, la Sala Metr¨°nom, el Teatre Lliure, algunos centros c¨ªvicos y el Mercat de les Flors, donde el a?o pasado organizaron Est¨¢ movido, una propuesta de danza internacional de vanguardia que se quiere repetir el a?o pr¨®ximo. Lo que busca La Porta es tambi¨¦n la creaci¨®n de nuevos circuitos donde el bailar¨ªn se pueda expresar y la interacci¨®n entre creadores de otras disciplinas art¨ªsticas. La Porta pretende crear un clima de reflexi¨®n entre los core¨®grafos. Para ello hace ya dos a?os que organizan las Nits salvatges al CCCB, que sirven, seg¨²n sus propias palabras, para exaltar los ¨¢nimos e inducir alteraciones en la escena de la danza actual. En la primera edici¨®n se invit¨® a nueve core¨®grafos de la ciudad a realizar una obra fuera de su ¨¢mbito, para ser pensada bajo otra perspectiva. El a?o pasado se invit¨® a tres compa?¨ªas a compartir un espacio en blanco, desnudo, como un mecanismo para atrapar un fragmento de tiempo. La pr¨®xima nit salvatge ser¨¢ en marzo de1 2004. Otra de sus colaboraciones es con el organismo dependiente de la Diputaci¨®n de Barcelona ODA (Oficina per la Difusi¨® Art¨ªstica), que junto con otros bailarines independientes pretende distribuir la danza m¨¢s all¨¢ de la ciudad de Barcelona. A ODA ya se han acogido 11 municipios de la provincia que tendr¨¢n o tienen ya una programaci¨®n estable de danza.
"El argumento de que no hay p¨²blico para la danza es una mentira", comenta Anna Rovira. "El p¨²blico no es tonto y se le debe informar bien. Si se le ofrece calidad, repite". Anna habla por su experiencia en Girona, donde durante muchos a?os llev¨® adelante el proyecto Nau per la dansa y el festival Plural, embri¨®n de lo que es hoy Temporada Alta, una de las mejores programaciones que se ofrecen en este momento a nivel nacional. "Es una pena que bailarines de la talla de Olga Mesa, La Ribot y M¨®nica Valenciano tengan m¨¢s actuaciones en el extranjero que aqu¨ª. En su d¨ªa, nosotros apostamos por ellas y en este momento tienen todas las facilidades lejos de aqu¨ª, por ejemplo La Ribot, que ahora tiene a su disposici¨®n una de las salas del George Pompidou", explica Anna. La Porta no s¨®lo ha creado un p¨²blico, sino que este p¨²blico va en aumento. Algo falla, pues, en el engranaje de la oferta cultural catalana. ?No les parece?
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